Recortes de Prensa Miércoles 3 Septiembre 2024
Ucrania pide a Mongolia que entregue a Putin al Tribunal de La Haya
Isabel Velloso. Madrid. el mundo. 3 Septiembre 2024
Una noche más de lanzamiento de drones en la guerra en Ucrania que suma ya 924 días. Ucrania dice haber derribado 27 de los 35 drones lanzados por Rusia en un nuevo ataque nocturno.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se reúne en Ulán Bator con su homólogo mongol, Ukhnaa Khurelsukh, en suprimera visita a Mongolia en cinco años, y su viaje parece un acto de desafío a la Corte Penal Internacional, que emitió una orden de arresto sobre el mandatario ruso; a Ucrania, devastada por la guerra; y a los numerosos países occidentales y organizaciones de derechos humanos que han pedido su detención
Está previsto que Putin firme varios documentos de cooperación que fortalecerán las relaciones bilaterales, cimentadas en un Tratado de Relaciones Amistosas y Asociación Estratégica Integral firmado en 2019.
Esta es la primera visita de Putin a un Estado miembro de la CPI desde que este organismo emitiera el año pasado una orden de detención, una decisión criticada por Moscú.
Ucrania, que reaccionó airadamente, pide a Mongolia que entregue a Putin al Tribunal de La Haya. El portavoz del Ministerio ucraniano de Asuntos Exteriores, Georgiï Tykhiï, acusó a Mongolia de haber "permitido al criminal acusado escapar a la justicia, compartiendo así la responsabilidad de sus crímenes de guerra".
"El secuestro de niños ucranianos es solo uno de los muchos crímenes por los que Putin y el resto de dirigentes políticos y militares de Rusia deben afrontar justicia", informó el Ministerio de Exteriores ucraniano.
9:37
Kiev denuncia en plena visita de Grossi ataque ruso a línea que alimenta central nuclear
La empresa pública ucraniana de energía atómica, Energoatom, denunció este martes que un ataque ruso le obligó a desconectar una de las dos líneas a través de las que el sistema eléctrico ucraniano suministra electricidad a la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia desde el principio de la guerra.
La denuncia de Kiev coincide con la visita a la central este martes del secretario general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, que ha evaluado personalmente sobre el terreno la situación de seguridad de la planta en repetidas ocasiones desde que empezó el conflicto.
9:15
Un ataque ruso mata a dos civiles en Zaporiya, entre ellos un niño de 8 años
Un ataque ruso contra la ciudad de Zaporiya, una de las grandes urbes ucranianas más cercanas al frente, mató anoche a una mujer de 38 años y a un niño de 8, según informó este martes el jefe de la Administración Militar regional, Iván Fedórov.
Otra niña de 12 años está en cuidados intensivos tras sufrir heridas graves en el ataque, en el que también sufrió lesiones un hombre de 43 años, explicó Fedórov.
08.50
Putin se reúne con su homólogo mongol en Ulán Bator
Vladimir Putin se reunió el martes en Ulán Bator con su homólogo mongol, en la primera visita oficial de un presidente ruso a un país miembro de la Corte Penal Internacional (CPI) desde la emisión de una orden de arresto en su contra.
Se trata de su primera visita a Mongolia en cinco años, y su viaje parece un acto de desafío a la CPI, a Ucrania, devastada por la guerra, y a los numerosos países occidentales y organizaciones de derechos humanos que han pedido su detención, informa Afp.
Putin fue recibido por su homólogo mongol, Ukhnaa Khurelsukh, el martes por la tarde en la imponente plaza Gengis Kan de Ulán Bator, en una suntuosa ceremonia a la que asistieron delegaciones de ambos países. Una banda de música tocó melodías militares y los himnos nacionales de Rusia y Mongolia ante los dos líderes, de pie junto a soldados mongoles vestidos con trajes tradicionales.
Sobre Vladimir Putin pesa una orden de detención desde marzo de 2023 por presunta deportación ilegal de niños ucranianos a Rusia.
Mongolia, miembro de la CPI, estaba por tanto obligada a detenerlo, en virtud del Estatuto de Roma que fundó la Corte.
Kiev reaccionó airadamente: el portavoz del Ministerio ucraniano de Asuntos Exteriores, Georgiï Tykhiï, acusó a Mongolia de haber "permitido al criminal acusado escapar a la justicia, compartiendo así la responsabilidad de sus crímenes de guerra".
La Corte, con sede en La Haya (Países Bajos), recordó la semana pasada que sus países miembros tienen la "obligación" de detener a las personas objeto de una orden de arresto.
07.45
Ucrania derriba 27 drones lanzados por Rusia
La Fuerza Aérea de Ucrania ha derribado 27 de los 35 drones lanzados por Rusia durante un ataque nocturno el martes y ha asegurado que las fuerzas rusas utilizaron tres misiles balísticos y un misil teledirigido en el ataque, según un comunicado publicado en la aplicación de mensajería Telegram, informa Reuters.
07.44
Un ataque ruso en la región de Dnipropetrovsk incendia una subestación eléctrica
07.37
Ucrania pide a Mongolia cooperar y detener a Putin de visita oficial
El presidente ruso, Vladímir Putin, llegó este lunes por la noche a Mongolia para una visita oficial, desafiando la orden de arresto que emitió en su contra la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra en Ucrania, informa Efe.
Durante su estancia, Putin mantendrá reuniones oficiales con su homólogo mongol, Ukhnaa Khurelsukh, en las que se espera la firma de varios documentos de cooperación que fortalecerán las relaciones bilaterales, cimentadas en un Tratado de Relaciones Amistosas y Asociación Estratégica Integral firmado en 2019.
Esta es la primera visita de Putin a un Estado miembro de la CPI desde que este organismo emitiera el año pasado una orden de detención contra el mandatario ruso por presuntos crímenes de guerra en Ucrania, una decisión criticada por Moscú.
El tribunal alertó de que "en caso de falta de cooperación, los jueces de la CPI pueden informar de ello a la asamblea de los Estados Partes, que a continuación adoptaría "las medidas que considere apropiadas".
Ucrania también se sumó a la campaña y expresó su esperanza de que "Mongolia entienda que Putin es un criminal de guerra".
"El secuestro de niños ucranianos es solo uno de los muchos crímenes por los que Putin y el resto de dirigentes políticos y militares de Rusia deben afrontar justicia", informó el Ministerio de Exteriores ucraniano.
Las relaciones diplomáticas entre Mongolia y Rusia se remontan a 1921, con embajadas establecidas en Ulán Bator y Moscú desde 1922, lo que subraya la conexión entre ambos países, ahora renovada en un contexto de crecientes tensiones internacionales.
Un dron ucraniano rocía posiciones rusas con una lluvia abrasadora de termita fundida
Alberto Tejedor. la razon. 3 Septiembre 2024
Circula en internet un vídeo en el que se ve a un avión no tripulado supuestamente ucraniano lanzando munición con termina fundida sobre posiciones rusas en la región ucraniana de Zaporiyia. Algunos blogueros rusos aseguran que en realidad se trata de un drone ruso quemando una hilera de árboles para dañar las posiciones de las tropas de Volodimir Zelenski. El vídeo fue primeramente publicado por la compañía de la 108ª Brigada de Defensa Territorial de Ucrania.
La termita es una mezcla de aluminio y óxido de hierro en polvo que se dispersa en miles de pequeños trozos ardiendo a una temperatura de entre 2.000 y 2.500 grados. Con ese calor, los pedazos de metal pueden penetrar el casco de acero de vehículos ligeramente blindados. Durante la guerra, las fuerzas ucranianas han lanzado munición de termita sobre las escotillas de tanques rusos abandonados para destruirlos. En su uso industrial, este compuesto incendiario se usa para fundir placas de acero y para cortar y soldar.
"Este de Ucrania, un dron ucraniano arroja termita fundida sobre una línea de árboles controlada por Rusia, incendiándola", se dice en la cuenta de OSINT Technical, que comparte imágenes por varias cuentas ucranianas de Telegram que publican actualizaciones de la guerra.
Segun Forbes, las imágenes de algunos de los videos difundidos sugieren que se trata de uno de los drones más grandes, el nuevo Queen Hornet, que puede transportar una carga útil 9 kilogramos.
Las imágenes del vídeo adjunto muestran cómo el vehículo aéreo no tripulado arroja un chorro de metal blanco incandescente desde arriba mientras se mueve de izquierda a derecha a través de la posición. Filas de árboles como la que aparece en el vídeo forman parte del paisaje habitual en el sur de Ucrania. En algunas ocasiones se trata de cinturones forestales artificiales plantados por los agricultores para evitar que las semillas vuelen, pero en la guerra están sirviendo como zonas de cobertura para defenderse de los ejércitos que intentan avanzar a través de campos.
Investigadores de inteligencia abierta geolocalizaron las imágenes del drone cargado de termita en una hilera de árboles en Zaporiyia, una región ucraniana controlada por Rusia, cerca del pueblo de Ukrains'ke.
La incursión en Kursk no frena el avance ruso en el Donbás
Las tropas ucranianas inician la retirada de Pokrovsk: «Tenemos que salvaguardar a nuestra gente»
Rostyslav Averchuk. Leópolis. la razon. 3 Septiembre 2024
Tres soldados ucranianos miran a la cámara con seria calma, sentados en un tanque. Avanzarán sólo unas horas después hacia una de las batallas más intensas que se está desarrollando ahora cerca de Pokrovsk, la ciudad de 60.000 residentes en la región oriental de Donetsk. «La infantería rusa avanza allí sin parar en grupos tan pequeños como cinco soldados», dice el autor de la imagen, Mykola Koval, portavoz de la 14ª Brigada de la Guardia Nacional de Ucrania.
Habiendo comprendido que Ucrania es capaz de destruir tanques y otros vehículos de combate rusos en gran número, Rusia confía ahora en su superioridad numérica, explica Koval. Todavía es capaz de reclutar suficientes soldados que están dispuestos a arriesgar sus vidas a cambio de una generosa, para muchos, compensación financiera.
Como resultado, sus soldados atacan en oleadas, y sus mandos a menudo hacen poco para asegurarse de que mueran menos. «Están claramente apurados. Avanzan sin buscar mucha cobertura a pesar de que saben que nuestros drones pueden verlos y atacarlos», escribe Oleksandr Solonko, piloto de drones y bloguero militar. Ucrania utiliza todo lo que tiene para destruir a los grupos rusos antes de que lleguen a sus defensas. Sin embargo, nunca hay suficiente munición y algunos rusos también utilizan la zona boscosa para esconderse.
A veces, todo sucede muy rápidamente: los soldados ucranianos simplemente dejan de responder desde una posición, capturada de repente por el enemigo. Las posiciones y los soldados pueden «evaporarse» instantáneamente si son alcanzados por una de las muchas bombas aéreas guiadas rusas, lanzadas desde 80 kilómetros de distancia, muy fuera del alcance de las defensas aéreas de Ucrania.
«La experiencia de nuestra infantería es horrible, ya que son atacados por todo lo que tiene el enemigo. En la guerra, la suerte juega a menudo un papel clave, por muy preparado que estés», afirma Ivan Siekach, portavoz de la 110ª brigada mecanizada. Ante tanta presión, las fuerzas ucranianas sólo pueden retirarse lentamente, intentando causar el máximo daño posible, sin poder detener al enorme enemigo. «Tenemos que salvar a nuestra gente, en lugar de dejar a miles de los nuestros aquí», señala.
Si bien Rusia sólo ha avanzado unos 35 kilómetros desde el inicio de la ofensiva hace 10 meses, el ritmo de sus avances ha aumentado recientemente. En este momento, Rusia se centra en la captura de Selidove, al sureste de la ciudad de Pokrovsk, donde sus tropas están tratando de asegurar su flanco izquierdo de un posible contraataque y donde los defensores ucranianos tienen una posición algo más favorable.
«La única razón por la que los rusos no logran abrirse paso profundamente es porque sus tropas están tan agotadas como las nuestras», escribe Roman Ponomarenko, oficial de la brigada Azov. Según él y otros comentaristas, Ucrania necesita urgentemente aumentar la calidad del mando y la disciplina de sus tropas en la zona.
La situación cerca de Pokrovsk esel resultado de las políticas de movilización fallidas durante el invierno, opina Solonko. La movilización ha aumentado recientemente, pero se necesita más tiempo antes de que los nuevos soldados puedan marcar la diferencia en el campo de batalla. Ucrania también puede enfrentarse a la necesidad de reubicar algunas fuerzas de otras partes de la línea del frente o incluso de Kursk.
Por ahora, sin embargo, estas fuerzas siguen aportando mucho más en Kursk de lo que darían si fueran enviadas a las trincheras de Donetsk, dice Oleksandr Kovalenko, un analista militar de Odesa. Sostiene que sólo podrían ralentizar la maquinaria de guerra rusa en Pokrovsk, mientras que en Kursk podrían ser capaces de cambiar el curso mismo de la guerra.
La defensa de Ucrania sigue estando severamente limitada por la lentitud en la entrega de armas, los límites a su uso y la actitud excesivamente cautelosa de Estados Unidos, temerosos de la respuesta de Rusia. La captura de territorios rusos por parte de Ucrania y la lenta reacción rusa demuestra que Occidente debería dejar de temer al agresor, sostiene Kovalenko.
La insurrección de la nueva periferia
José Javier Esparza. gaceta. 3 Septiembre 2024
Un tercio de los votantes en las elecciones regionales de Turingia y Sajonia ha optado por Alternativa por Alemania (AfD). El dato es aún más revelador si se tiene en cuenta la campaña de diabolización de este partido emprendida por el sistema en el último año, con amenaza abierta de proscripción legal. Los medios de la oligarquía, en España como en todas partes, han caracterizado a AfD como un partido fascista. Era lo mismo que decían de Marine Le Pen, que se llevó más de un tercio de los votos en las legislativas francesas. Si uno hiciera caso a las terminales de la comunicación oficial, pensaría que una ola de siniestro fascismo se abate sobre Europa. Pero basta una mirada a la realidad (y también a quiénes son los denunciantes) para constatar que no hay nada de eso. Hay más bien otra cosa, algo nuevo, algo que sin duda es el acontecimiento mayor de nuestro tiempo. Podemos llamarlo insurrección de la periferia social.
En toda sociedad moderna (porque el mundo tradicional funcionaba de otro modo) hay un centro, una posición central, que está compuesto por los principales beneficiarios del sistema, y hay una periferia, una posición en los márgenes, que se llena con los perjudicados, los explotados, los expulsados. El arte más fino de la política, como gobierno de la polis, consiste en ser capaz de hacer que el mayor número se sienta implicado en la vida colectiva, es decir, que se sienta centro, y que la periferia sea lo más pequeña posible; porque así, con un centro muy extenso y una periferia mínima, será más fácil garantizar la supervivencia del conjunto. Precisamente la gran conquista de las sociedades europeas después de la Segunda Guerra Mundial consistió en lograr que la periferia se incorporara masivamente al centro. Veníamos —no hay que olvidarlo— de las feroces rupturas sociales provocadas por la segunda revolución industrial, que expulsó hacia la periferia a enormes masas de ciudadanos. No por azar hubo revoluciones socialistas y fascistas, guerras mundiales y crisis económicas letales. Después de 1945, por el contrario, todos los sistemas políticos europeos (también en España) vinieron a converger en un mismo designio: que cada vez más gente de la periferia se sintiera vinculada al centro. Así llegaron las políticas de protección social, la apertura del consumo a las grandes masas, las vacaciones pagadas, el trabajo fijo, el acceso generalizado a la propiedad y, en fin, todas esas cosas que construyen el Estado del Bienestar y que a la generación precedente le hubiera parecido un sueño imposible. El gran milagro europeo de la posguerra no fue otra cosa: todo el mundo tenía la convicción —muy cierta— de que vivía mejor que sus padres y, aún más importante, que sus hijos vivirían todavía mejor.
Poco a poco, sin embargo, hemos empezado a recorrer el camino inverso. Todos los cambios que hemos vivido en el último medio siglo han expulsado a cada vez más gente hacia la periferia. La depauperación de las clases medias en todo Occidente es quizás el signo más visible, acompañado de un creciente sentimiento de extrañeza hacia el propio entorno social y cultural, hacia la forma de vida que el sistema ha impuesto. Ya nadie piensa que sus hijos vayan a tener las mismas oportunidades que uno para construir un proyecto vital de autonomía personal. El trabajo se precariza, los salarios no llegan, el acceso a la propiedad se hace cada vez más difícil y, simultáneamente, el modelo cultural impuesto por el sistema empuja a bajar los brazos para conformarse con una modesta fruición de pequeños placeres efímeros, una suerte de consumismo del espíritu, mientras todos los signos de identidad colectiva se borran bajo el impulso de la globalización cultural y la llegada de masas procedentes de otras latitudes. En Davos lo expresaron muy bien: «No tendrás nada y serás feliz». Y ciertamente, cada vez tenemos menos, pero ¿felices? ¿Quiénes? Ni siquiera los que defienden este nuevo mundo.
Que el voto de AfD haya sido en muy buena medida juvenil es un claro indicio: hay ya una Europa que se siente fuera, expulsada de su propio mundo por un sistema de poder que, en el caso alemán, se encarna en el consenso CDU-SPD y que en otros países adopta otras formas, pero que siempre repite el mismo mensaje, a saber, que la culpa es tuya. Ésa es la nueva periferia: la de quienes se ven expulsados pero se niegan a aceptar la culpa. En Francia, el poder ha llegado a la petulancia (suicida) de pensar que se puede gobernar contra una periferia que supera ya un tercio de la sociedad francesa. En Alemania van a intentarlo también. El recurso a la «amenaza fascista» seguirá corriendo encima de la mesa y no tardaremos en ver —está pasando ya— una creciente ofensiva contra la libertad de expresión y asociación. Eso sólo agravará las cosas, porque acentuará el sentimiento de que a uno le han robado la propia patria. La nueva periferia seguirá creciendo. Lo hará con dosis cada vez mayores de resentimiento y cólera a medida que el sistema endurezca la presión. Y así las elites europeas habrán arruinado la obra de nuestros padres y abuelos.
Lo que haría falta es un proyecto político que aspire a cerrar esa brecha, que trate de devolver al centro a todas esas multitudes que ahora se ven arrojadas a la periferia. Un proyecto que no puede ser sólo económico, porque, precisamente, lo que nos ha traído hasta aquí es la desaparición de los proyectos políticos nacionales bajo el peso de los propósitos económicos globales. Quien logre abanderar ese proyecto, y explicarlo de forma clara y visible, se ganará sin duda la adhesión de esta nueva periferia social. Una periferia que, incluso si no es consciente de ello, está ya en plena insurrección.
Medio siglo de partidocracia
Lorenzo Abadía. vozpopuli. 3 Septiembre 2024
Es tal la magnitud del daño que está provocando el gobierno de Pedro Sánchez en las estructuras institucionales y en la contextura nacional de España que tendemos ingenuamente a creer que su sola persona es la causa de nuestra desventura.
Pero no es así. Montesquieu nos enseñó en sus Consideraciones que “si una causa en particular, tal como el resultado accidental de una batalla, ha arruinado a un estado, entonces existió una causa general que fue la que determinó la caída de dicho estado como consecuencia de una sola batalla”.
Si nuestro sistema de convivencia llegase a quebrar durante la actual legislatura, Sánchez no habría sido la verdadera causa de su destrucción y, si este nihilista finalmente no acaba siendo esa última causa particular capaz de determinar el quebranto de España, convendría ir pensando en reformar la causa general que “arrastra tras de sí todos los accidentes particulares” y que acabará destruyendo, indefectiblemente, la nación y la democracia españolas.
O, ¿acaso cree alguien que Rodríguez Zapatero, si se encontrase gobernando en las circunstancias de Sánchez, no estaría aplicando exactamente las mismas políticas suicidas? Si la gravedad de sus acciones resultó algo menos lesiva fue, simplemente, porque no necesitó forzar más las cuadernas constitucionales, dado que todavía no había llegado el momento en que una causa particular pudiera destruir el Estado español.
Para hallar la causa general debemos arrojar luz sobre un concepto comúnmente confundido. La verdadera eficacia del ordenamiento constitucional no radica en una pomposa declaración de derechos, sino en la prescripción de las instituciones que los garanticen.
Desde hace siglos, nos sobran las advertencias. Aunque mal interpretado por el idealismo, Maquiavelo nos legó un tesoro de incalculable valor. Identificado como el monstruo que desconectó la política de la moral, el florentino se limitó a constatar la natural separación existente entre estos dos ámbitos irreconciliables. Premisa básica que subordina a esta otra: dado que la ambición es consustancial a la condición humana, en la lucha por el poder -no es otra cosa la política- el fin justifica los medios, si se logra.
Quien no haya interiorizado esta lección renacentista, complementada con la idea ilustrada de que la ambición expansionista del poder solo puede ser combatida por otro poder de igual potencia, en realidad desconoce la política, la moral y la propia condición humana.
Con un poder Legislativo verdaderamente representativo de la sociedad civil, y un Poder Judicial realmente independiente, cualquier intento de abuso de poder del Ejecutivo quedaría, o neutralizado por el Parlamento antes de su aplicación, o castigado por los Tribunales
De lo anterior, del idealismo enunciativo o del realismo jurídico, de la agudeza o de la falta de visión política, derivan en las democracias dos sistemas antagónicos. Uno, llamado garantista y, otro, basado en la responsabilidad. De disponer de uno u otro depende la viabilidad futura de todo sistema democrático y, en nuestro caso, también la integridad territorial. Leo diariamente muchos artículos de opinión. Jamás me encuentro con alguno que resalte esta cuestión crucial.
Los sistemas garantistas se fundamentan sobre la desconfianza hacia el poder -mi ensayo de 2017 tiene ese nombre, precisamente, por esa razón-. Conscientes de que es perfectamente posible que quien lo alcance acabe haciendo lo que esté en su mano para preservarlo e incrementarlo, estos sistemas tienen estructurado un entramado jurídico y unos mecanismos institucionales que evitan las desviaciones y abusos del poder. En realidad, no establecen otra cosa que la convergencia del principio liberal de la representación política con el democrático de la separación formal (no solo descriptiva) de poderes. Con un poder Legislativo verdaderamente representativo de la sociedad civil, libre por tanto del yugo de la partidocracia, y un Poder Judicial realmente independiente, cualquier intento de abuso de poder del Ejecutivo quedaría, o bien neutralizado por el Parlamento antes de su aplicación, o bien castigado por los Tribunales, en el caso de haberse cometido. Estos dos pilares de la democracia deben quedar garantizados por la Constitución para que, en palabras de Kelsen, cualquier atentado contra ellos por la “vía de hecho”, sin accionar los mecanismos jurídicos de modificación, no solo constituya un golpe de Estado, sino que, sobre todo, el autor pague por ello.
No existe otro modo de garantizar la libertad política de los ciudadanos. Todo lo demás es pura poesía jurídica.
Por desgracia, el sistema político que arbitró la Transición española, cuyo fruto fue la Constitución del 78, no se encuentra entre los garantistas, sino que pertenece claramente a aquellos que están basados en la responsabilidad del gobernante. Si este es decente y observa las leyes, todo irá bien. Si, por el contrario, su ambición de poder le lleva a violar la Constitución e incluso a destruir el sistema, es perfectamente posible que pueda hacerlo.
Ha pasado el momento de dilucidar si hubo ingenuidad u oportunismo bastardo en el espíritu de las Cortes constituyentes a la hora de confeccionar el entramado jurídico-institucional que dio luz al régimen del 78.
Lo que es evidente es que el sistema político español no garantiza la democracia por varios motivos, pero especialmente por dos:
La separación de poderes no queda asegurada en la Constitución porque la elección del Consejo General del Poder Judicial, máximo órgano de gobierno de la judicatura, se abandona a una ley orgánica que puede ser modificada con una mínima mayoría absoluta. La consecuencia es que cualquier coalición de gobierno puede hacer tambalear la independencia judicial. Esto ocurre desde 1985, pero ahora ha adquirido tintes dramáticos.
En cuanto al Tribunal Constitucional, su composición queda a merced de la clase política, de manera que cualquier facción -así llamaba Madison a los partidos- con una holgada mayoría se puede arrogar la potestad interpretativa de la constitucionalidad de las leyes.
El régimen político que mejor define a España es una oligarquía de partidos, es decir, una partidocracia. A mi juicio, esta es la fuente de la que brota la mayoría de los males que nos asolan. En nuestro país, no es que no haya separación de poderes. Es que ni siquiera hay poderes propiamente dichos, porque a nuestro Parlamento difícilmente se le puede atribuir la condición de poder fundamental del Estado. Para oprobio y desgracia de todos los ciudadanos, esta indigna institución viene cumpliendo desde hace cuarenta y siete años el miserable papel de correa de transmisión de las decisiones que se han tomado en las sedes de los partidos.
A pesar de que llevamos soportando esta infamia casi medio siglo, para un demócrata convencido de la transcendencia que reviste la libertad política, sigue resultando insoportable contemplar en la sede de la soberanía nacional a 350 lacayos dispuestos a votar cualquier cosa, cuyo fondo técnico e intelectual desconocen, a cambio de un sueldo y unas prebendas muy superiores a lo que su propia capacidad lograría en la sociedad civil. Es precisamente esa mediocridad abonada en las sedes de los partidos políticos lo que ha envilecido la política española.
Sirva un solo ejemplo. Si los diputados, pongamos por caso, aragoneses o valencianos, dependieran realmente de sus votantes y no de sus jefes de partido, ¿se atreverían a votar contra el bolsillo de todos los aragoneses y valencianos, es decir, de aquellos que les votaron para que defendieran sus intereses y que tendrán la oportunidad de renovarles o negarles la confianza en las siguientes elecciones? No habría uno solo que lo hiciera. Y, sin embargo, todavía no ha nacido el que se atreva a votar en contra de lo que le dicte su jefe, que es quien decidirá, y no los votantes aragoneses o valencianos, si le incluye en las listas electorales en las siguientes elecciones. Si no hubiese listas y los votantes pudieran elegir directamente a las personas en las que confían, es matemáticamente seguro que ningún diputado votaría en contra de los intereses de sus votantes. Y no lo haría, no por una cuestión moral, sino por la convergencia de sus intereses y los de sus votantes. Esta joya política fue magníficamente ilustrada por Bernard de Mandeville en su Fábula de las abejas, cuyo subtítulo Vicios privados, beneficios públicos resume el libro y sirvió de base moral e intelectual al liberalismo: la ambición humana, bien canalizada por la ley, aporta grandes beneficios a la sociedad.
Mientras los diputados no dependan de los votantes, ni serán libres, ni serán brillantes, ni actuarán en beneficio de la sociedad. Defenderán, por el contrario, los intereses de sus jefes, los de aquellos que les ponen en las listas y al formar gobiernos logran ejecutar las leyes que ellos mismos han redactado, primer axioma de la tiranía, como también nos enseñó Montesquieu.
Y mientras los jueces no dependan de ellos mismos, sino de la clase política, reverberará en nuestra memoria la fatídica frase de Ruiz-Gallardón aludiendo al “obsceno espectáculo de ver a políticos que nombran a los jueces que pueden juzgar a esos políticos”.
¿Qué diputado, fuera de Cataluña y el País Vasco, habría votado a favor de los chantajes y peajes permanentes a los que estas dos regiones someten al resto, cuando más del 70% de los españoles está en contra?
¿Cómo podemos calificar un régimen en el que una o varias camarillas encaramadas a la jefatura de varios partidos políticos pueden nombrar al Parlamento que les abrirá el paso hacia el Gobierno, desde el cual redactarán las leyes que mandarán al mismo Parlamento aprobar, pudiendo atropellar legalmente los derechos fundamentales y que, además, si violan alguna norma no modificada previamente, les juzgarán aquellos a los que ellos mismos han puesto toga? ¿Es eso una democracia…?
La consecuencia de estas dos carencias es letal de necesidad. Si España cae, mal que nos pese reconocerlo, no la habrá derribado Sánchez Pérez-Castejón. Él habrá sido el verdugo sin capucha que, a cambio de unos años de gloria sin honra, habrá apuntillado un régimen, el del 78, carente de defensas. Pero la verdadera causa de lo que a todas luces habrá sido un suicidio, no un magnicidio, escondida bajo pomposas y armónicas declaraciones de principios, no habrá sido otra que el cúmulo de graves carencias de las que adolece el propio sistema.
Alguien pensará que olvido la cuestión esencial de los nacionalismos y el estrago que estos han causado a nuestra existencia colectiva. No lo hago, porque considero que el daño que el nacionalismo podría infligir a una España con un auténtico sistema democrático, es decir, garantista, no pasaría de la pura anécdota. ¿Qué diputado, fuera de Cataluña y el País Vasco, habría votado a favor de los chantajes y peajes permanentes a los que estas dos regiones someten al resto, cuando más del 70% de los españoles está en contra?
Pasan los años y sigo haciéndome la misma pregunta: ¿cómo es posible que nadie reflexione sobre esta cuestión tan absolutamente crucial?
******************* Sección "bilingüe" ***********************
Recortes de Prensa Página Inicial