Recortes de Prensa Domingo 15 Septiembre 2024
Juan Rodríguez Garat. el debate. 15 Septiembre 2024
Armas occidentales en territorio ruso. ¿Qué es lo que está en juego?
Putin ha advertido que, si se le da permiso a Ucrania para emplear su armamento de largo alcance en territorio ruso, la OTAN estará en guerra con la Federación
El verano se termina en Ucrania sin más sorpresas que la incursión de Kursk. Las anunciadas ofensivas de primavera y verano del Ejército ruso han dado menos fruto que la de invierno, en la que cayó Avdiivka. Sin embargo, en el Donbás se mantiene la presión. La carnicería continúa. Gerasimov no maniobra, pero sus tropas agachan la cabeza y embisten, varias veces al día en algunos puntos del frente. Media baldosa hoy, media mañana —como los legionarios de «Astérix y Cleopatra»— van barriendo el terreno. A su actual ritmo, quizá consigan tomar otra ciudad ucraniana —la candidata más probable es Pokrovsk— en los próximos seis meses… pero ¿para qué repetirlo? Todo esto ya lo saben los lectores y la reiteración puede llegar a aburrirles.
La guerra es una actividad muy demandante, que impone duros sacrificios a las naciones contendientes. También exige sacrificios, aunque solo de naturaleza económica, a sus amigos y aliados. Si algo no pueden ser es aburrida. Los pueblos necesitan adrenalina para librarlas, y no hay demasiados fármacos que la provean: el odio, el miedo —poco usado porque tiene severas contraindicaciones— y la esperanza.
Desde que el proyectado mate del pastor contra la capital de Ucrania se convirtió en un forcejeo de peones, Putin y Zelenski se han esforzado por convertir a sus enemigos —y crea el lector que no es mi intención igualar éticamente al agresor y el agredido— en terroristas sin alma. También han dado —y seguirán dando— falsos mensajes de esperanza. El más falso de todos, el anuncio de que todo iba de acuerdo con lo planeado que repitió Putin durante los primeros meses de la contienda. Pero también Zelenski ha asegurado estos días que la incursión de Kursk va según lo planeado. Y puede ser que sea así, en el nivel estratégico —indudablemente, Kiev ha conseguido impulsar un útil debate sobre las líneas rojas de Putin— pero me gustaría poder confiar en que en el terreno táctico no queden cabos sueltos.
Sirvan estas líneas de introducción a la cuestión que hoy nos ocupa. ¿Qué es lo que está en juego en la autorización del uso de armas occidentales en territorio ruso, más allá de la retaguardia inmediata donde ya está permitido desde el ataque ruso a Járkov esta primavera? Lo más valioso es, sin duda, la esperanza. El pueblo ucraniano espera ese permiso y la esperanza le ayuda a soportar los rigores de la guerra. Pero, como no creo que El Debate se conforme con esta respuesta, de naturaleza filosófica, analizaremos el asunto desde otros puntos de vista.
La perspectiva política
Entre las virtudes de Putin —alguna tendrá además de la de no ser woke que le hace tan atractivo para algunos lectores de El Debate— no está la de ser capaz de olfatear el cambiante barlovento de la política. Ni interna —él provocó la rebelión de la Wagner— ni externa. Así, el viento sopla hoy contra Rusia por algunas razones objetivas de las que él es culpable. La adquisición de misiles balísticos iraníes, bajo la presión de un consumo mucho mayor que la capacidad de producción rusa, es un grave error político del dictador.
En el contexto de su extraña alianza con los clérigos chiíes —la bicha para buena parte del pueblo de los EE. UU.— es más sencillo entender las razones de la amplia presión bipartidista sobre el presidente Biden para que autorice el uso de armas de largo alcance norteamericanas sobre objetivos militares en territorio ruso. El error también explica por qué la vicepresidenta Harris hace de la guerra de Ucrania una parte importante de su campaña para las elecciones presidenciales. Rara vez es el altruismo lo que guía a los políticos. Si lo hace es porque sabe que tiene el favor del público en ese terreno, como Trump lo tiene en el asunto de la inmigración.
Mientras escribo este artículo, el primer ministro británico viaja a Washington para reunirse con el presidente Biden, y en la agenda de ambos está incluida la autorización —y los límites — del uso de los misiles de crucero británicos Storm Shadow y de los misiles balísticos ATACMS —Army Tactical Missile System—norteamericanos en territorio ruso. Llueve sobre mojado. El mismo asunto se discutió durante la visita a Kiev del Secretario de Estado de los EE. UU. y el ministro británico de Asuntos Exteriores. Si todavía existen dudas sobre la postura norteamericana, la del Reino Unido parece clara, y en los medios británicos se da por descontada la autorización.
La perspectiva táctica
Todo eso ¿para qué? Más allá de la línea del frente, Rusia tiene bases aéreas desde las que puede atacar impunemente a Ucrania. Tiene armas de largo alcance, puestos de mando y centros logísticos. El empleo de los misiles de que hoy se habla obligaría a alejar estas unidades de sus objetivos y complicaría la vida de los militares rusos. ¿Hasta qué punto? La respuesta honesta es que no demasiado. La decisión de Washington se ha retrasado tanto —y no es la primera vez que esto ocurre— que la mayoría de las unidades rusas, en previsión de lo que pueda suceder, se han ido trasladando más allá de los 300 kilómetros de alcance de los misiles que hoy están sobre la mesa.
Así pues, el empleo del ATACMS en territorio ruso sería útil, pero en absoluto decisivo. ¿Por qué, a pesar de todo, el debate tiene su importancia? Por lo que pueda venir después, cuando lleguen a Ucrania armas de mayor alcance. De la mano del F-16, Zelenski podría poner en servicio el JASSM —Joint Air to Surface Standoff Missile—, un misil de crucero cuyas versiones de alcance extendido llegan a los 1.000 kilómetros, que causaría a la logística y a la fuerza aérea rusa dificultades mucho mayores.
La perspectiva rusa
Como viene ocurriendo desde el primer día de la invasión —que, como recordará el lector, llegó acompañada de amenazas nucleares contra Occidente— Putin juega la carta de la escalada. Pero llevamos oyéndole dos años y medio. A pocos preocupan ya sus faroles.
Por otra parte, tampoco es que haya demasiada lógica en las declaraciones del dictador. Putin ha advertido el jueves de que, si se le da permiso a Ucrania para emplear su armamento de largo alcance en territorio ruso, la OTAN estará en guerra con la Federación. ¡Vaya por Dios! ¿Otra vez?
Algún punto habrá en el Derecho de la Guerra que justifique lo que dice el angustiado presidente, pero ni yo lo conozco —a lo mejor es nuevo y yo hace muchos años que terminé la carrera— ni él ha dado ninguna referencia. Con todo, si el dictador tuviera razón, Irán, Corea del Norte y Bielorrusia estarían en guerra con Ucrania. Y eso es algo que suena todavía más raro si recordamos que Rusia no lo está. Payasadas del Kremlin para las que los rusoplanistas seguramente tendrán una buena explicación. También los terraplanistas, que están estos días celebrando un congreso en Menorca —he leído en un artículo que darán golpes a un muñeco al grito de «Galileo, eres feo», pero no termino de creérmelo, la verdad— dicen que pueden explicar la diferencia horaria en los distintos puntos del globo. Perdón, del plano.
Los riesgos
La causa que defiende Zelenski, la defensa de Ucrania ante una agresión exterior, es justa. El Derecho de la Guerra la ampara, siempre que los objetivos sean militares. Y estoy seguro de que Washington y Londres exigirán que no haya ambigüedad alguna en este sentido. ¿Por qué, entonces, Biden duda?
Poniéndonos en lo peor, hay una buena razón. La mayoría de los políticos rehúyen la responsabilidad. Recuerdo una interesante película —no puedo opinar sobre su calidad artística, que eso ya lo hacen otros autores para El Debate— titulada «Espías desde el cielo». En ella, el gabinete británico tiene que valorar si autoriza o no una acción preventiva contra una célula terrorista para evitar una acción contra un centro comercial que puede resultar en decenas de muertos en un lejano país africano. Hay un dron listo para actuar, pero cerca —demasiado cerca—del comando suicida hay una niña que puede ser víctima colateral. Se trata, desde luego, de una decisión difícil, pero el argumento que decidió la cuestión no podía ser más deplorable: si moría la niña le echarían las culpas al gobierno, mientras que del atentado terrorista sería fácil acusar a otros.
De lo que estaba hablando es, desde luego, de una película. Pero quizá no estaba demasiado lejos de la inquietante realidad. Si Biden autoriza el empleo de los misiles norteamericanos sobre las bases aéreas, los almacenes de munición o los puestos de mando se mete en un laberinto. Es posible que Putin se sienta obligado a desplegar sus aviones de combate en aeropuertos civiles o lleve la munición a edificios dentro de las ciudades. Y entonces, ¿qué? ¿Está preparado algún político occidental para leer en las noticias que un avión de pasajeros, incluso vacío, ha sido destruido en un ataque aprobado por él?
La forma más cómoda de cortar toda posibilidad de tener que competir con Putin en el terreno de la barbarie —Moscú, por cierto, acaba de apuntarse a la línea de los hutíes al autorizar el primer ataque contra un barco mercante que transportaba grano en el mar Negro — es negarle a Zelenski la autorización que solicita. También sería, en mi opinión, la más irresponsable.
Biden utilizará los últimos meses de su mandato para reforzar a Ucrania frente a Rusia
Moscú destruye 29 drones ucranianos en siete regiones, mientras Kiev 10 de los 14 lanzados por Rusia
Henar Andrés. Madrid. el mundo. 15 Septiembre 2024
Al cumplirse 935 días de la guerra de Ucrania, Estados Unidos está comprometido en su ayuda a Kiev y justifica los retrasos en la entrega de la ayuda militar por las dificultades en la "logística", en palabras del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, que ha asegurado que Joe Biden está "decidido a utilizar los últimos cuatro meses [de su mandato] para colocar a Ucrania en la mejor posición posible para imponerse" a Rusia.
El presidente estadounidense se reunirá a final de mes con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Por otra parte, un matrimonio ha muerto tras un ataque con misiles en Odesa. La fuerza aérea ucraniana informó de que había derribado 10 de los 14 drones y uno de los tres misiles lanzados por Rusia durante la noche. Sin embargo, los otros dos impactaron en la ciudad portuaria del Mar Negro dejando dos muertos y un herido.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia ha dicho que sus fuerzas han destruido 29 drones que Ucrania ha lanzado en siete regiones.
10:40
Misiles rusos dejan dos muertos en Odesa
Dos personas fallecieron en un ataque con misiles en la ciudad portuaria ucraniana de Odesa, en el mar Negro, según informaron las autoridades locales. La fuerza aérea ucraniana informó el domingo que derribó 10 de los 14 drones y uno de los tres misiles lanzados por Rusia durante la noche. Sin embargo, los demás impactaron en los suburbios de Odesa.
Oleh Kiper, gobernador regional de Odesa, informó que las dos víctimas, fallecidas el sábado por la noche, eran una pareja casada, y que otra persona resultó herida en el ataque.
9:10
Ucrania intercepta 10 aviones no tripulados y un misil lanzado por Rusia
Las unidades de defensa aérea de Ucrania destruyeron 10 de los 14 aviones no tripulados que Rusia lanzó durante la noche contra su territorio, informaron el domingo las fuerzas aéreas ucranianas. También dijeron que Rusia lanzó dos misiles balísticos Iskander M y un misil aéreo teledirigido Kh-59 contra la región meridional de Odesa. La Fuerza Aérea declaró que el misil teledirigido fue destruido, pero no precisó qué ocurrió con los misiles Iskander ni si el ataque causó daños.
9:00
Rusia derriba 29 drones ucranianos
El Ministerio de Defensa de Rusia ha asegurado que sus unidades de defensa aérea destruyeron 29 drones que Ucrania lanzó durante la noche contra seis regiones rusas.15 de los drones fueron derribados sobre la región de Bryansk, que limita con Ucrania, mientras que el resto fueron destruidos sobre las regiones de Smolensk, Orlov, Bélgorod, Kaluga y Rostov.
8:55
Biden reforzará a Ucrania en sus últimos meses como presidente
Estados Unidos está decidido a fortalecer a Ucrania, declaró este sábado un alto responsable estadounidense, al añadir que los retrasos en la entrega de ayuda militar a Kiev se deben solo a una "logística difícil".
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó que el presidente Joe Biden está "decidido a utilizar los últimos cuatro meses [de su mandato] para colocar a Ucrania en la mejor posición posible para imponerse" a Moscú.
Putin amenaza con escalar la guerra
¿'Tormenta' de misiles occidentales contra Rusia? Joe Biden allana el terreno para tomar la decisión más peligrosa de la guerra
Persuadido por Reino Unido, EEUU baraja dar permiso a Ucrania para que utilice los misiles de largo alcance occidentales dentro de Rusia
Argemino Barro. Nueva York. EC. 15 Septiembre 2024
Persuadido por Reino Unido, Estados Unidos baraja dar permiso a Ucrania para que utilice los misiles de largo alcance occidentales dentro de Rusia. Una manera de complicar la logística de los rusos y de limitar sus campañas de bombardeos contra posiciones ucranianas, lanzadas, muchas veces, desde bases aéreas alejadas de la frontera. La autorización supondría también un paso más en la lenta, pero constante, escalada militar frente a la intensificación de la invasión rusa a gran escala. Conseguir el permiso de la Casa Blanca es la prioridad del primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, en su primera visita a Washington desde que su partido venció holgadamente en las elecciones del pasado 5 de julio. Pese a las diferencias con sus antecesores conservadores en el cargo, Starmer mantiene el compromiso de asistencia militar a Ucrania, a la que ha prometido entregar 3.000 millones de libras anuales (3.500 millones de euros) "durante el tiempo que sea necesario". En este viaje busca que Joe Biden apruebe, finalmente, el uso en Rusia de los Storm Shadows: misiles de aire-tierra británicos con un rango de 250 kilómetros. Según fuentes oficiales consultadas por The New York Times, la condición de la Administración Biden es que los ucranianos no usen, para estos ataques en profundidad, armas de fabricación estadounidense. El motivo de la renuncia de Biden es el miedo a que Rusia, como repuesta, ayude a Irán a planear y ejecutar sus ataques en Oriente Medio. Además del consabido riesgo de que Rusia golpee directamente a la OTAN, tal y como ha vuelto a sugerir, una vez más, Vladímir Putin.
El permiso a los ucranianos de utilizar estos misiles dentro de Rusia "significará que los países de la OTAN —Estados Unidos y los países europeos— están en guerra con Rusia", dijo Putin el jueves. "Y, si este es el caso, entonces, teniendo en cuenta el cambio en la esencia del conflicto, tomaremos las decisiones apropiadas en respuesta a las amenazas que se planteen contra nosotros".
Algunos analistas militares como Michael Kofman, experto en las Fuerzas Armadas de Rusia del think tank estadounidense Carnegie Endowment, han advertido de que permitir a los ucranianos usar estas armas más eficazmente no es tan sencillo como podría parecer. Se trata de sistemas que requieren toda una infraestructura, lo cual, a efectos prácticos, conllevaría una mayor implicación militar de la OTAN.
"Proveer de ciertas capacidades también incluye armas cuyo uso tendrá que contar con apoyo occidental directo", dijo Kofman en un pódcast. "Hay apoyo de inteligencia en sus operaciones. Mucha gente no lo comprende en el tercer año de la guerra. Todavía no entiende que esto significaría que EEUU y otros países estarán implicados directamente, en muchos casos, en definir el objetivo, en la planificación, los análisis de inteligencia y en otro tipo de respaldos a los ataques dentro de Rusia". Ucrania lleva tiempo pidiendo permiso para usar estos misiles más ampliamente por la simple razón de que son más precisos y destructivos. Los Storm Shadow o los ATACMS, de fabricación estadounidense, podrían usarse contra las bases aéreas, los depósitos de munición y los centros de mando rusos, creando dificultades logísticas y limitando las capacidades rusas para bombardear Ucrania; entre ellas, las bombas deslizantes que puede ser enviadas desde 300 kilómetros de distancia.
Otro motivo que esgrime Kiev es la cercanía del invierno, que, dadas las peores condiciones del terreno y del clima, suele poner en segundo plano las ofensivas terrestres. El Kremlin, como sucede cada temporada desde hace tres años, dependerá más de los ataques aéreos y apuntará a la infraestructura energética. Las circunstancias de esta posible autorización son similares a las que rodearon la entrega, o el uso, de otras armas occidentales como los sistemas lanzamisiles Himars, los tanques Leopard y Abram y los aviones de combate F-16. Los comentaristas más proucranianos dicen no comprender por qué no se levantan ya todos los vetos, permitiendo a Ucrania defenderse de Rusia en igualdad de condiciones. Desde la Casa Blanca llegan dos mensajes: el oral, que garantiza a Kiev un respaldo sin fisuras, y el de los hechos, que demuestra que Biden no tiene interés en arriesgar demasiado con Rusia, y solo entrega a Ucrania lo justo para que esta se mantenga en pie. Mientras tanto, las declaradas o aparentes "líneas rojas" han ido siendo borradas y reemplazadas por líneas rojas más alejadas. Al principio no era prudente que los ucranianos golpearan la Crimea ocupada, pero ya llevan un año haciéndolo; no estaba bien que actuaran dentro de Rusia, pero hasta allí han ido los drones y los comandos especiales ucranianos; el pasado verano Washington autorizó a los ucranianos a impactar posiciones dentro de Rusia, pero solo en las regiones fronterizas de Járkiv, donde los rusos amenazaban con recuperar territorios. La operación más arriesgada hasta el momento es la invasión de la provincia de Kursk, en Rusia, donde los ucranianos dicen controlar una superficie similar a la de la ciudad de Córdoba. Un golpe que importancia militar debatible, pero con claras ventajas políticas: hacerse un hueco en la actualidad, estimular las simpatías occidentales, y humillar y minar la moral del enemigo.
Ucrania también está tratando de reducir esta dependencia de los socios occidentales. Entre otras iniciativas, ha desarrollado casi desde cero una industria de producción de drones que consta de cerca de 200 empresas. Hace unos días docenas de estos aparatos se lanzaron contra zonas vecinales de Moscú, matando a un civil e hiriendo a ocho, con un mensaje: ni siquiera la capital rusa está segura. La coordinación entre Washington y Londres fue también visible en la visita conjunta de los ministros de Exteriores de ambos gobiernos, el norteamericano Antony Blinken y el británico David Lammy, a Kiev, esta semana. Su reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y sus alentadoras palabras acerca del respaldo militar, inspiraron la enésima amenaza de Vladímir Putin. La posición de Londres hizo que el Kremlin revocase los visados de seis diplomáticos británicos en Rusia, a los que acusó de espionaje y sabotaje. Unas acusaciones que Downing Street tachó de "completamente infundadas". El pasado mayo los británicos habían expulsado al agregado militar ruso de Londres.
La tragedia de las mujeres Bazilevych que Leópolis no puede olvidar
La muerte de Emilia, Daria y Yaryna junto a su madre muestra el recrudecimiento de los ataques rusos en zonas urbanas
Rostyslav Averchuk. la razon. 15 Septiembre 2024
La muerte violenta se ha convertido desde hace tiempo en una parte omnipresente de la vida de los habitantes de Leópolis, donde cada día se entierran en el cementerio militar local al menos dos o tres soldados fallecidos en el frente. Muchos han sentido que su sentimiento de dolor se ha ido apagando con el tiempo, como si su psique se negara a dejar entrar las emociones crudas cada vez, por puro instinto de conservación. Algunas muertes todavía pueden golpear especialmente fuerte y despertar incluso a aquellos que están atrapados en el letargo al sufrimiento continuo que traen los misiles y bombas rusos al país y a esta ciudad, ubicada a unos 1.000 kilómetros de la línea del campo de batalla.
Miles de personas, muchos de ellos jóvenes, acudieron al entierro de cuatro miembros de la conocida familia Bazilevych, que murieron en un reciente ataque ruso que destruyó su apartamento en uno de los barrios más antiguos y tranquilos de la ciudad.
En cuatro ataúdes blancos se encontraban los cuerpos de tres hermanas jóvenes, Emilia, Daria y Yaryna, de 7, 18 y 21 años, y de su madre, Yevhenia, de 43 años. Los acompañaba Yaroslav, el marido de Yevhenia y padre de las jóvenes. «Cuatro ataúdes, cuatro cruces, una familia. Es lo más aterrador que he visto en mi vida», reaccionó el alcalde de la ciudad, Andriy Sadovyi. La foto de Yaroslav, con el rostro ensangrentado, caminando junto al cuerpo de una de sus hijas cerca de la casa destruida, se había difundido rápidamente por las redes sociales tras el ataque. Sacudió a toda la ciudad, mientras las condolencias se derramaban sobre el hombre que perdió a su familia en un abrir y cerrar de ojos.
«Se amaban tanto. No sé si el padre sobrevivirá a tanto dolor, es imposible. Después del ataque, se quedó, a pesar de sus heridas, buscando a su familia entre los escombros», dijo Shanel Kurnikova, vecina de las víctimas, mientras observaba cómo los bomberos sacaban la enorme pila de escombros de la elegante casa de tres pisos buscando supervivientes.
El apartamento de Kurnikova quedó destruido en el ataque, pero ella y su hija de 14 años sobrevivieron porque no pasaron la noche allí. La familia Bazilevych se encontraba en la casa cuando ésta se derrumbó parcialmente tras una explosión. La foto de la familia, todos sonriendo y abrazándose, fue compartida por la Universidad Católica de Ucrania, donde Daria estudiaba Cultura nacional. En su carta de presentación había escrito que estaba interesada en aprender sobre la cultura y la historia de su país y contárselo al mundo entero. «Esta pasión nació en mí gracias a mi familia, que siempre compartía conmigo historias sobre las dificultades que vivieron nuestros antepasados como resultado de las guerras mundiales, el Holodomor y durante la Unión Soviética», explicó. «Tenemos una familia increíblemente amigable y armoniosa. Mi familia es una fuente inagotable de apoyo que me ayuda a superar cualquier obstáculo», también compartió en la misma carta.
La familia pertenecía a un cerco de intelectuales locales que sobrevivieron a la represión de las autoridades soviéticas y era muy activa en la vida cultural local. Emilia, la más pequeña, acababa de empezar su segundo año en la escuela, mientras que Yaryna, la mayor, era coorganizadora del festival juvenil local, Molodvizh.
Una amiga, Daryna Doskach, comentó a los periodistas que los padres invirtieron mucho en la educación y el desarrollo de las tres niñas. «En las redes sociales, el padre, Yaroslav Bazilevich, publicó muchas fotos de él y su familia pasando tiempo juntos, yendo a menudo al teatro». «Eran personas muy alegres. Es una gran pérdida para todos: para los amigos, conocidos», dijo Oleksandra Petryuk, amiga de la familia.
«Daria tenía el abrazo más fuerte del mundo y sus ojos siempre brillaban de felicidad. Cuando me enteré de que se había ido, algo se rompió dentro de mí. Es una pérdida muy dura», compartió Yaryna Chuma, una amiga suya.
Rusia ha intensificado recientemente sus ataques contra zonas residenciales en todo el país, en un esfuerzo por quebrar la voluntad de resistir la invasión. Kyiv sigue pidiendo a sus aliados más defensas aéreas y, lo que es crucial, sin éxito hasta ahora, el derecho a atacar aeródromos y bases de lanzamiento de misiles rusos con misiles occidentales, precisamente para evitar nuevos ataques como el que mató a la familia Bazylebych. Para Ucrania el uso de los misiles de largo alcance se ha convertido en una necesidad vital para frenar el empuje de las tropas enemigas. La sensación es que cada vez queda menos tiempo.
No es dinero, es libertad
Jesús Cacho. vozpopuli. 15 Septiembre 2024
“Autónomo desde mi juventud, me acabo de jubilar”, escribía un lector de este diario (alias Lareforma2024) en el foro del espléndido artículo que Enrique Feas (“El informe Draghi, la luna y el dedo”) dedicaba este viernes al grito de alarma del ex gobernador del Banco Central Europeo que esta semana ha conmocionado los cimientos de la Unión Europea. “Podría haber seguido trabajando porque me gustaba mi trabajo y físicamente estoy bien, con lo que hubiera podido mantener el modesto empleo que generaba. Pero me he ido hastiado y, sobre todo, incapaz de seguir adaptándome a las nuevas y constantes leyes y normas regulatorias que salen de Bruselas para controlar hasta el aire que se respira en la empresa. Nuevas reglas que implican siempre coste económico, lo que la hace menos competitiva. En lugar de simplificar normas de trabajo y producción, la UE regula y regula y regula ad infinitum, sobre todo y sobre todos, dejando el campo libre a la competencia externa”. Un párrafo que resume la frustración que hoy embarga a millones de europeos y a gran parte de sus empresas con el funcionamiento de una UE que en los últimos 10 o 15 años se ha convertido en una infernal máquina burocrática controlada por una elite muy bien pagada que ha hecho de Bruselas el fortín desde el que aparentemente piensa seguir mandando incluso contra, o al margen, de los intereses de los Gobiernos y de los ciudadanos europeos.
“El cobro de la PAC está vinculado a una obsesiva elaboración documental de todo lo que piensas sembrar en tus fincas, con qué vas a tratar los cultivos, cuándo y cómo lo vas a recoger, a qué sector animal o segmento de población va a ir dirigido… El incumplimiento de cualquiera de esas exigencias supone perder la subvención de ese año o a verla rebajada en un determinado porcentaje. Y rara es la semana que no aparecen nuevas normas”, se contaba aquí (“La rebelión de los labrantines”) el pasado 11 de febrero. Agricultores y ganaderos de toda Europa se han visto obligados en no pocos casos a contratar los servicios de gestorías especializadas para poder cumplir con el papeleo que imponen las nuevas normas. “Que la UE no es una gran promotora del libre mercado, el espíritu empresarial y la innovación, sino más bien una máquina de producir reglamentos es un hecho conocido”, escribía por su parte Kai Weiss en Disidentia el pasado mayo. “No hay más que ver los 109 reglamentos sobre almohadas, los 50 sobre sábanas y edredones o las 31 leyes sobre cepillos de dientes que ha elaborado Bruselas. O la explicación detallada de cómo debe ser un plátano y cómo tiene que estar libre de malformaciones o curvaturas anormales”.
La respuesta exasperada de agricultores y ganaderos fueron las movilizaciones que a primeros de año llenaron de tractores las calles de muchas ciudades españolas y europeas. La situación es particularmente gravosa en España para todo tipo de empresas, víctimas propiciatorias de una sindicalista comunista semianalfabeta reciclada como vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, que disfruta trasponiendo normas de Bruselas e inventándose otras nuevas destinadas a entorpecer, nunca a facilitar, el libre funcionamiento de las compañías. Si a ello se le añade la existencia de una maraña regulatoria que obstaculiza, cuando no imposibilita, las fusiones y adquisiciones empresariales, tendremos dibujado a grandes rasgos el drama de un estamento empresarial que trabaja con una mano atada a la espalda frente a sus competidores norteamericanos y chinos. Todo son barreras al crecimiento. El resultado es que hace 20 años o más que las economías europeas no crecen o lo hacen de forma raquítica, incapaces de crear empleo suficiente y riqueza bastante para mantener unos Estados del Bienestar imposibles de financiar si no es mediante el recurso a la deuda, con el BCE como prestamista de último recurso. El Tesoro español necesita pedir prestados entre 70.000/80.000 millones todos los años. La deuda pública ha superado ya los 1,6 billones. La francesa ha rebasado los 3,16 billones. De la italiana ni hablamos.
El modelo socialdemócrata (unas veces gestionado por la izquierda y otras por la derecha, tradicional taller de reparaciones de los destrozos socialistas) que ha imperado en Europa desde el final de la II Guerra Mundial está más que agotado. Cada uno de enero, la parte del león de los Presupuestos estatales está ya comprometida cuando los Gobiernos levantan el telón. Todas las cartas repartidas. El Estado francés destina el 57% del suyo a gasto social y algo parecido, aunque en menor medida, ocurre en España. Para mantener esta máquina imparable de gasto público los Gobiernos -que en el fondo hacen lo que les piden sus votantes- asfixian a ciudadanos y empresas con una fiscalidad insoportable. Se paga por todo, por lo que uno gana y por lo que gasta, por lo que presta y por lo que dona o lega. También por la rentabilidad de los ahorros. La voracidad de esta socialdemocracia keynesiana que soportamos mansamente es insaciable. La UE, heredera de aquel Mercado Común que nació para aprovechar las sinergías entre países, se ha convertido en un monstruo al servicio exclusivo de los Gobiernos, no de los ciudadanos y de las empresas.
El resultado ha sido la pérdida constante de posiciones competitivas. Los europeos somos cada año menos ricos y sobre todo, menos libres, víctimas propiciatorias de las nuevas ideologías basura (lo “woke” y sus flecos) que se han apoderado de esas élites de Bruselas, una de cuyas palabras favoritas es “decrecimiento”. La brecha entre los niveles de PIB de los Estados Unidos y de la UE, que en el 2002 era del 15%, se ha disparado en 2023 hasta el 30%. En términos per cápita, el ingreso real disponible de los hogares ha crecido casi el doble en EE.UU. que en la UE desde el año 2000. La situación es particularmente gravosa para los españoles si tenemos en cuenta que nuestra renta per cápita es hoy, año 2024, inferior a la de 2004. Veinte años perdidos, 14 de los cuales bajo gobierno socialista, con 6 dilapidados en el mandarinato bobo de Mariano Rajoy. Las multinacionales españolas, que a finales de siglo parecían destinadas a comerse el mundo, cotizan hoy a precio de ganga, con la excepción de Inditex e Iberdrola. Buena parte de los unicornios europeos emigran rápidamente a USA. De las 50 principales empresas tecnológicas mundiales, sólo cuatro son europeas. Peor aún, en los últimos 50 años no se ha creado ninguna empresa europea con una capitalización bursátil superior a los 100.000 millones, mientras que las seis grandes americanas cuyo valor en bolsa supera el billón de euros han nacido todas en este período.
El informe Draghi entregado esta semana ha venido a dar la voz de alarma. La UE se enfrenta a un “drama existencial”, en expresión del político italiano. Se trata de un estudio riguroso que debería servir para provocar un cambio radical de rumbo en las instituciones comunitarias. Les ahorro detalles. El citado artículo de Feas puede servir de perfecta introducción a un trabajo cuya lectura sosegada merece la pena. Curiosamente o no tanto, los resultados de las últimas elecciones europeas han venido a dar la razón a Mario Draghi, en tanto en cuanto han supuesto un toque de atención a esa clase política parasitaria parapetada en Bruselas. Pero, ¿ha servido para algo? Rápidamente populares y socialistas se han puesto de acuerdo para reelegir como presidenta de la Comisión a un mujer digna de toda sospecha, Ursula Von der Leyen, sobre cuya probada ineficacia pesan serias sospechas de corrupción en el caso de las vacunas. La contradicción no puede ser más deslumbrante: Draghi anunciando el fin del mundo y la clase política europea enviando a la ciudadanía el mensaje de que aquí no pasa nada, y si algo pasa es que nos vamos a seguir repartiendo el pastel como siempre, a base de cuotas. A España le corresponde nombrar un comisario y nuestro sátrapa ha decidido enchufar a una de sus “servants”, Teresa Ribera, actual ministra de Energía y no sé cuántas cosas más, una sectaria de tomo y lomo sobre la que pesan también serias sospechas -en realidad sobre toda la banda Sánchez- de corrupción compartidas con su marido, el Bacigalupo de turno, un tipo con mando en plaza primero en la CNMC y después, porque yo lo valgo, en la CNMV. Algunos seres angelicales se han alegrado en Madrid de que los nórdicos le hayan quitado Clima y Energía, saben de qué pie cojea la dama, y de que, como mal menor, le vayan a adjudicar Competencia, sin reparar en que quizá sea peor el remedio que la enfermedad porque el destrozo causado por esta incompetente en Competencia podría ser aun mayor que en cualquier otra área. El misterio debería sustanciarse este miércoles en el pleno del Parlamento de Estrasburgo, bajo amenaza socialista de no dar el visto bueno a la nueva Comisión si lo de la doña no sale adelante. La mafia pretende seguir chupando del bote a cualquier precio.
Es este tipo de cosas las que inducen a pensar que el informe Draghi dormirá el sueño de los justos en un cajón del despacho de Von der Leyen. Es verdad que nuestra integración en el club europeo resultó capital a la hora de modernizar España e integrarla en el concierto de las democracias desarrolladas (aunque nada garantiza que Bruselas vaya a convertirse en el vigilante de la playa, asusta pensar lo que sería de nuestras libertades bajo el autócrata que nos preside -la Turquía de Erdogan en el mejor de los casos; la Venezuela de Maduro en el peor- si España estuviera hoy fuera del paraguas comunitario), pero el proyecto está muerto a menos que ocurra una auténtica revolución democrática. ¿Qué haría la burocracia de Bruselas con esos 800.000 millones adicionales de gasto anual que propone Draghi para cerrar el “gap” tecnológico con USA y China? Seguramente lo mismo que hizo con el Plan de Crecimiento y Empleo diseñado tras las crisis financiera de 2008, o con los 700.000 millones del Plan Juncker, o con el mayor estímulo fiscal de la historia reciente (BCE mediante y sus tipos nominales negativos), o con los tropecientos mil millones de los Fondos Next Generation, 72.000 de los cuales gratis total para España, de los cuales nada se sabe ni nada se sabrá aunque cabe sospechar que una parte de ellos terminarán en los bolsillos de siempre.
La clase política europea sigue, sin embargo, aferrada a las tres reglas de oro del keynesianismo: primero, lo que hicimos no fue suficiente; segundo, hubiera sido peor no hacerlo; tercero y último, volvamos a repetir el experimento, volvamos a echar dinero bueno sobre dinero malo. La solución, empero, no parece estar ya en el dinero, sino en la libertad. Libertad para emprender, para crear, para construir, para crecer sin ataduras, sin cepos fiscales, sin grilletes regulatorios. De aquellos valores que un día defendieron Ronald Reagan en EE.UU. y Margaret Thatcher en Europa no queda hoy nada. El valor del talento, la recompensa del trabajo bien hecho, el libre disfrute del esfuerzo. Hay que hacer posible un entorno favorable al crecimiento, con bajos impuestos, buenas prácticas regulatorias, derecho de propiedad, libertad de empresa y todo lo demás. Entronizar al individuo, a su razón y a su esfuerzo, el individuo afincado en su “tadeonta” (eso que en griego clásico significa lo apropiado, lo conveniente, lo justo) en el frontispicio de la Unión. Y terminar con la odiosa tiranía de la igualdad por decreto. Acabar con la pobreza. Dice Draghi que "la UE ha llegado a un punto en el que, si no actúa, tendrá que comprometer su bienestar, el medio ambiente o su libertad". Yo creo que las tres condiciones no son excluyentes y que si no cambia de forma rápida y contundente lo acabará perdiendo todo. Bienestar y libertad desde luego. Imposible pensar otra cosa viendo el timón de Bruselas en manos de ineptos, corruptos y protodelincuentes.
«¡Sánchez no se come el turrón en Moncloa!» Miguel Bernad (Manos Limpias) pone fecha al fin de su Gobierno
"Por el bien de España, es necesario que el presidente dimita"
Periodista Digital. 15 Septiembre 2024
Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, lo tiene claro
En esta entrevista en el programa ‘La Retaguardia’ (Periodista Digital), Bernad pone fecha de caducidad al jefe del Ejecutivo socialcomunista y esta no estaría muy lejos:
Yo sigo pensando que Pedro Sánchez tiene ya una fecha de caducidad. No tendrá más remedio y creo que se puede producir antes de Navidades de ir a Zarzuela y presentar su dimisión y convocatoria de elecciones generales. No puede la sociedad española y Europa aguantar que un presidente del Gobierno, su esposa, su hermano, su cuñada y previsiblemente también sus padres estén imputados por presuntos delitos. Esto Europa no lo entendería.
Asevera que él, más que optimista, es realista:
Yo sé que mucha gente me dice o victoria optimista y si bueno yo soy optimista pero es que también soy realista. Los dictadores todos tienen un periodo de caducidad y el periodo de caducidad desde mi punto de vista y con la información que tengo y creo que tanto Maduro en Venezuela como Pedro Sánchez en España que tienen fecha de caducidad para uno dejar de ser presidente del Gobierno aquí en España y el otro en Venezuela.
Insiste Bernad en que la salida de Sánchez es un bien para España:
Por lo tanto creo que está en sus últimos momentos y esto será un bien para España. Yo creo que, aparte de su ego personal, creo que tiene algunas de las facultades que no están acorde con una persona equilibrada. Por el bien de España, por el bien de la democracia, por el bien de las instituciones y por la credibilidad del Estado de Derecho en España creo que es más necesario que nunca que el presidente del Gobierno dimita y si no dimite bueno pues veremos a ver qué consecuencias pueden originarse.
El fuerte aviso del coronel Camacho: «¡O acabamos con Sánchez políticamente o acaba él con España!»
El coronel retirado analiza la actualidad política en España y advierte sobre el gran peligro que corre el sistema del 78 y la democracia española con el líder del PSOE al frente del gobierno
Periodista Digital. 15 Septiembre 2024
España al borde del abismo. ¿Desaparecerá en 10 años? ¡El coronel Camacho tiene la respuesta!
El coronel retirado Diego Camacho ha participado en La Retaguardia de Periodista Digital para analizar al actualidad política en España.
Considera que estamos en un momento “realmente complicado” en el que el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, se ha quitado la careta y deja en claro los peligros que representa el que siga en el poder.
“Estamos en un momento difícil, en el que se está intentando acabar con el régimen político del 78, y por lo tanto con la Constitución, con la Monarquía Parlamentaria, y con todo”.
En este sentido, recuerda que lleva mucho tiempo avisando lo que estaba pasando y los riesgos que corría la democracia, pero que mucha gente le catalogaba de “alarmista”, pero ahora estima que esos presagios se están cumpliendo. Por eso, suelta una brutal advertencia:
“O se acaba con Sánchez políticamente o él acaba con la España que conocemos hasta el momento”.
Detalla que hay herramientas que se pueden emplear para salir de este gobierno como la moción de censura, pese a que la aritmética parlamentaria de momento no dan las cifras; el artículo 102, que habla de los delitos y de la alta traición de los ministros y del presidente. Explica que para ponerlo en funcionamiento, hacen falta 88 diputados.
“Si la política no es capaz de defender la Nación, las Fuerzas Armadas tiene la obligación, según el artículo octavo de la Constitución, de defender la soberanía, la independencia, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional de España”, añade.
Camacho aclara que el último recurso de la legalidad siempre la constituyen los ejércitos. «Eso pasa en todos los países democráticos del mundo», añade.
Considera que Sánchez no es un dictador sino un tirano que no actúa en beneficio de la Nación:
“Lo que está haciendo es poner en peligro la integridad territorial y el Estado de derecho, por lo tanto está poniendo en peligro el sistema que nos hemos dado. Eso no se llama dictadura, se llama tiranía. Ante las tiranías, hay que poner pie en pared y detenerlas”.
Por último, advierte que el líder socialista está dando un golpe de Estado pese a que en el español medio considera que “el golpismo siempre va vestido de uniforme”, pero no siempre es el caso. “En este caso, lo está dando el presidente de Gobierno”.
La estafa de las emergencias
Jorge Buxadé. gaceta. 15 Septiembre 2024
La casta dirigente lleva décadas en una permanente movilización de estafas. Masiva y global. Dicen una cosa o proponen acciones, a sabiendas, de que sus efectos o consecuencias serán distintos — o contrarias incluso — a lo anunciado. Para ello, cuentan con una poderosa industria de la propaganda a través de medios de comunicación, de titularidad pública y privada, pero sufragados con fondos públicos. Cuentan con universidades, tertulianos, gigantes tecnológicos, Netflix y Disney, observatorios y organismos internacionales que apoyan la estrategia del engaño. Por eso quieren censurarte en las redes sociales, penúltimo espacio de libertad. Lo último, será que pongan micros en tu domicilio.
En noviembre de 2019 se proclamó en el Parlamento europeo, tras intensa campaña izquierdista, la emergencia climática. El Partido Popular la apoyó. Sirvió para justificar el Pacto verde europeo que se aprobó en enero de 2020 promovido por el Partido Popular. Las aparentes buenas palabras se convirtieron luego en criminalización de agricultura e industria y persecución del vehículo de combustión y el tráfico marítimo y aéreo. Y muchas sanciones. Y más impuestos. Es lo que tienen las emergencias, que sirven para justificar el expolio de las clases medias, los despidos masivos de trabajadores europeos, la restricción de libertades y el miedo.
Ahora el Partido Popular promueve una falsaria moción para declarar la emergencia inmigratoria. Le quitan el prefijo “in” no solo por una vergonzante sumisión al idioma de los anglos, sino porque tienen una visión inhumana del mundo que rebaja la dignidad del hombre a la del animal. Migran las aves o los peces. Y por eso, para ellos, también migran los hombres. En el fondo, a los promotores de la inmigración masiva hacia Occidente les dan igual los inmigrantes, lo que les importa es facilitar la inmigración. Incluso Von der Leyen les puso precio. 20.000 euros por barba. Digo barba porque no hay mujeres ni niños. Residuales, para justificar la estafa.
La maquinaria industrial de propaganda contribuirá al timo haciendo creer a la mayoría de los votantes que el PP se opone a la inmigración masiva. Ni una sola medida dirigida a lo que quieren la mayoría de españoles: impedir efectivamente la llegada, frenar la islamización e iniciar un plan de deportaciones masivas. La moción del PP está hecha de esa literatura que produce arcadas a cualquier lector con un poco de sensibilidad social y sentido nacional de las cosas. En la COPE seguirán con sus documentales lacrimógenos, aunque nunca entrevistan a las víctimas reales.
Si VOX vota en contra de esas medidas — que contribuirán al efecto llamada, a incrementar el negocio de las mafias, a colapsar nuestros hospitales y escuelas, a preterir a los españoles en las listas de espera de los servicios públicos esenciales y a incrementar el riesgo delictivo —, los propagandistas del miedo acusarán a VOX de la pinza y otras mentiras. Viven de la falsedad y la desinformación. Nuestra labor es hercúlea en la lucha por la verdad y la libertad ciudadana.
La inmigración ilegal no se gestiona, se combate; como no se gestiona la corrupción urbanística o el tráfico de drogas. La inmigración ilegal y masiva es el gran negocio esclavista del siglo XXI, patrocinado por la ONU, por la UE, por Sánchez y por Feijoo, que pide más dinero para que sus reinos de taifas autonómicos puedan «gestionar» los flujos. Un negocio global en que están encharcados todos y que pagas tú de tu bolsillo. Para combatir la invasión no se necesitan gestores, se necesitan hombres dispuestos a defender las fronteras y la ley. No quieren combatir la inmigración ilegal solo quieren más dinero para encubrir los efectos devastadores de la invasión.
No es fácil decirle a alguien que está siendo engañado. Y menos fácil aún que alguien reconozca que ha sido engañado. Todos tenemos una propensión a pensar que somos más listos de lo que creemos y nos cuesta reconocer que podemos ser o somos engañados. En eso se basa el timo. Ya sea el del tocomocho o el de la Agenda 2030.
Uno de las metas de la Agenda 2030 es, literalmente, “facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas”. Éste es el nuevo evangelio de los sin Evangelio. Facilitar la inmigración, promoverla y planificarla. Para los de la Agenda 2030 la cuestión relevante de la inmigración es que esté bien gestionada. Por eso Feijoo y Clavijo proponen una «adecuada ordenación de los flujos inmigratorios», como quien propone canalizar correctamente las aguas que descienden de las montañas hacia el mar, que es el morir.
No es inocuo que la siguiente meta de la Agenda 2030 sea «aplicar el principio del trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, de conformidad con los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio»; y la siguiente, «fomentar la asistencia oficial para el desarrollo y las corrientes financieras, incluida la inversión extranjera directa».
Para los agendistas estafadores todo es lo mismo: facilitar la inmigración, fomentar las inversiones en los países africanos y perjudicar tu propia economía aplicando un trato especial y diferenciado para los países en desarrollo. Por eso el PP no alza la voz cuando Von der Leyen riega el campo marroquí con agua y con dinero. Es un plan orquestado para la disolución de las sociedades occidentales y movilizar miles de millones de euros que van de tus bolsillos a las arcas de oenegés, organismos internacionales y sátrapas africanos. Con su emergencia inmigratoria, te pedirán un esfuerzo, subidas de impuestos, pérdida de tus derechos, y te infundirán miedo. Si te opones, censura, cancelación y cárcel, como en Reino Unido. Ya aprobaron PSOE y PP esta semana — ¡pinza! — una Subcomisión para acusarte de odio si te opones a su plan.
La confianza que tenían los entusiastas de la globalización en los años noventa, cuando aseguraban que el ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio encaminaría al gigante comunistas por la senda de la democracia, demostró ser una errónea y arrogante interpretación de las circunstancias. China ha alcanzado un asombroso crecimiento sin liberalizar su política ni regirse por los principios sacrosantos de la fe económica occidental; y mientras la industria arrasada, la economía deslocalizada y millones de europeos al paro.
Pensar que regalando sustento, vestido, habitación, sueldo regular y residencia legal a todos los que vienen, entren o no ilegalmente, nuestra economía mejorará, la sociedad se enriquecerá y alcanzaremos el equilibrio demográfico es una soberana estupidez, que hace poco hubiera sido calificada como acto de traición. Y lo es.
Esta semana intentarán consumar otra nueva estafa. Ojalá estas líneas lleguen a millones de hogares. Los estafadores han de ser desenmascarados. No hay más camino que el ya marcado: primero, ninguna persona que entre ilegalmente jamás podrá regularizar su situación ni mucho menos adquirir la nacionalidad española; segundo, ninguna persona que entre ilegalmente recibirá ayuda social ninguna, y la acción pública volcará todos sus esfuerzos a la deportación masiva de ilegales; tercero, si delinques en España, aunque tengas papeles, te vas; si no respetas nuestras normas y costumbres, fiestas, tradiciones y gastronomía, te vas; si promueves el islamismo, te vas; si no respetas a las mujeres, te vas; si no respetas nuestra historia, te vas.
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Sánchez roba a los pobres para dárselo a los ricos
EDUARDO INDA. okdiario. 15 Septiembre 2024
Uno de los mitos que más me fascinaban de niño era el de Robin Hood, el noble inglés que se dedicaba a robar a los malos poderosos para mitigar las penurias de los pobres. Eso de confiscar a las bravas a aquéllos que se habían enriquecido explotando a las clases más desfavorecidas me parecía un maravilloso ejercicio de justicia social. De alguna manera esta leyenda medieval no es sino el antecedente de esos impuestos progresivos que, tras la Segunda Guerra Mundial, sirvieron para edificar el Estado de Bienestar y redistribuir la riqueza sin destrozar la meritocracia ni el trabajo bien hecho. Ahora resulta perogrullesco que los más pudientes han de aumentar su contribución a la caja común pero hasta allá por los 50 del siglo pasado no lo era tanto, especialmente, para los que tuvieron que empezar a aflojar la billetera.
La construcción de la Unión Europea se implementó sobre idénticos parámetros: los más ricos debían contribuir sustancialmente más para quebrar progresivamente el desequilibrio norte-sur. Los Fondos de Cohesión, los FEDER, los FEADER para el campo, los FEMP del mar y un largo etcétera permitieron atenuar las diferencias de las naciones escandinavas, el Benelux, la riquísima Francia y la próspera Alemania con los socios del sur, empezando por Italia, continuando por Grecia y terminando por España y Portugal, los últimos en incorporarse al club comunitario antes de la expansión al este. Y funcionó, vaya si funcionó. Si no fuera por la generosidad de los estados del Norte no tendríamos AVEs ni desde luego esa maravillosa red de carreteras que tantas horas de viaje y tantos accidentes nos ha ahorrado.
Y qué quieren que les cuente o les diga de esos Fondos Next Generation que sirvieron para resucitar a España, Italia, Grecia y Portugal, las naciones más castigadas en términos de PIB por el parón provocado por el virus chino. Nuestro país, y ahí ciertamente no hay que negarle el mérito negociador a Pedro Sánchez, ha recibido 70.000 millones a fondo perdido por los 26.000 de Alemania, cuando es obvio que los teutones contribuyen infinitamente más al erario comunitario.
El antagonista de Robin Hood era el Sheriff de Nottingham, un cacique local que exprimía a sus administrados con impuestos leoninos, lo que los expertos en la materia han denominado exacciones, es decir, trincar al contribuyente el 70%, el 80%, si no más, de sus ingresos. Como quiera que no se atrevía con el héroe pelirrojo, el malo-malísimo se ensañaba con los seguidores del gran hombre de los bosques, gente buena y desarmada, resignada a su mala suerte vital.
Pedro Sánchez ha ido últimamente de justiciero social por la vida, especialmente desde que inició su acelerada podemización tras la muerte civil del delincuente de Pablo Iglesias y el gatillazo de Sumar. El marido de Begoñísima Autoridad del Estado vendió como un gran acto robinhoodiano ese atraco a mano armada que constituye el Impuesto a las Grandes Fortunas y el que endosó a bancos y energéticas. Al primero de los tributos lo bautizó como «impuesto a los ricos» y al segundo «impuesto a los beneficios extraordinarios». Todos eran supuestamente temporales pero aún continúan en vigor sajando al personal.
Y todos tragaron, olvidando que se trataba de una doble o triple tributación, ya que las personas con patrimonios superiores a los 3 millones de euros apoquinan IRPF, IBI, IAE, IVA e Impuestos de Transmisiones Patrimoniales y bancos y energéticas pasan por caja anualmente para astillar el de Sociedades, amén del IVA, las cotizaciones sociales y en muchos casos el IBI. Los voceros a sueldo de Moncloa no vistieron en esta ocasión a Sánchez de Superman sino de verde como el héroe de los bosques de Sherwood. Y hay que admitir que en algunos sectores de la sociedad caló el nauseabundo mensaje que no es ni más ni menos que una confiscación más cercana al chavismo que a esa socialdemocracia que siempre fue el marchamo del PSOE de las grandes mayorías felipistas.
Ahora ya no hay dios en los medios, por mucho dinerete institucional que le metan en la faltriquera, que defienda lo indefendible, que es lo que el obseso del Falcon intenta perpetrar con Cataluña. Excepción hecha, naturalmente, de ese El País y esa Ser que tragan con todo porque sin las regalías monclovitas tienen menos futuro que un espía sordo. Lo de llenar las cuentas corrientes de los ricos a costa de saquear a los pobres es más propio del medievo que de una sociedad moderna y justa. Mola entre cero y nada al personal. Claro que al pájaro le importa un comino destrozar la Constitución y el Estado de Derecho, la España del 78 en definitiva, si es preciso para mantenerse en Moncloa o para asegurarse una Generalitat que se antojaba imposible tras haberse quedado el PSC a 26 escaños de la mayoría absoluta. Moncloa o el Palau de Sant Jaume bien valen un pacto con ETA o la voladura incontrolada de la solidaridad interterritorial.
La amnistía, los indultos y las excarcelaciones o acercamientos de etarras le salieron casi gratis porque buena parte de la opinión pública veía estas barrabasadas como algo lejano o que no iba con ellos. Pero a Juan Español, como a cualquier otro ciudadano del orbe, le toca los pelendengues que le metan mano a la cartera cual carterista compulsivo, más aún que sea para hacer más ricos a quienes son muy ricos en una suerte de revival del franquismo. Al respecto resulta ineludible recordar que el dictador multiplicó exponencialmente la prosperidad de Cataluña y el País Vasco industrializándolas elefantiásicamente mientras se olvidaba de Andalucía, Castilla-La Mancha y la secularmente menospreciada Extremadura.
Esto es lo que plantea Pedro Sánchez con esa atrocidad ética y moral que supone que Cataluña se lo guise y se lo coma ella solita. Trazando un símil para nada hiperbólico esto es como si igualasen el IRPF de Amancio Ortega, Juan Roig, Rafael del Pino o Ana Botín al de ese españolito medio que gana 26.948 euros al año. O como si una empresa del Ibex tuviera que pagar el mismo Impuesto de Sociedades en términos absolutos que una pyme.
El problema es que, por muchas trolas que nos largue Pedro Sánchez, esto no va de cuentos sino de cuentas. Detesto hablar de balanzas fiscales, me parece una inmoralidad supina, esto es como si tu padre te ayuda a comprar tu primer coche y luego te lo echa en cara cada mañana o como si en tu empresa te pagan un buen sueldo y tu jefe te perdona la vida por ello cuando coincides con él en la máquina del café. Pero si quieren taza, yo les sirvo taza y media. Por mucho que el independentista travestido de socialdemócrata sensato que es Salvador Illa nos venda motos de infrafinanciación hay que subrayar que las comunidades con más diferencia entre lo que aportan al Estado y lo que reciben son Madrid (8.000 millones de euros de déficit) y Baleares (489 kilos). Cataluña es la segunda en términos absolutos, 2.000 millones, aunque porcentualmente la tercera detrás de las Islas, si tenemos en cuenta la población de la una (7,5 millones de habitantes) y la otra (1,2 millones). Vamos, que la región que preside Marga Prohens se estira con el resto bastante más que la que lidera Salvador Illa.
Ahora lo que quiere Sánchez es hacer realidad por la vía de la injusticia social lo mismo que Junts y ERC intentaron echando mano de la razón de la fuerza en 2017: la independencia de Cataluña. Expulsada la Guardia Civil y con la Policía y el Ejército reducidos a una posición meramente testimonial, con 40 embajadas, TV y radios públicas estatales y la Educación en manos de los caciques locales, lo único que unía a Cataluña con el resto de España era la fiscalidad. Ceder el 100% de los impuestos a la región de mis dos abuelas es lo que quedaba para otorgarles la independencia de facto. Hay que recalcar que en un mundo globalizado, más en una unión de naciones como es la UE, la gran marca distintiva entre unas y otras formas de gobernar es la fiscalidad.
Sánchez se acostó Robin Hood el 7 de agosto y se levantó Sheriff de Nottingham el 8 con la investidura de Salvador Illa, osadía con la que salta por los aires la igualdad entre españoles, la solidaridad interterritorial y seguramente su propia supervivencia por cuanto el hombre que le dio la Presidencia del Gobierno de España, Carles Puigdemont, se quedó sin Generalitat. La broma nos va a salir estratosféricamente cara a los españoles que no residimos en Cataluña. La entente PSOE-ERC compromete la transferencia de hasta 13.000 millones anuales desde la caja común del Estado a la Hacienda catalana. Hasta un niño de teta colegirá que esos 13.000 kilos saldrán del bolsillo del resto, vía nuevos impuestos, como ese de Sucesiones y Donaciones bis que Sánchez establecerá para joder a gobernantes y gobernados en las autonomías en manos del PP.
¿Qué diríamos si holandeses, suecos, daneses y alemanes anunciasen que se acabó lo que se daba con los fondos Next Generation o que el maná de los fondos estructurales pasa a mejor vida? Para empezar, que son insolidarios, unos egoístas de tomo y lomo, para terminar, que la UE se va al carajo, y entre medias habría quien los tildase de racistas, fascistas y no sé cuantos más -istas. ¿Se imaginan la que se liaría si se fijase una tarifa única de IRPF independientemente de los ingresos? Ardería Madrid y la ciudadanía asaltaría Moncloa con más razón que un santo. Pues eso.
El disparate que va a consumar Sánchez no es fascismo, que también tiene su puntito, es una conducta más propia de esa España de la servidumbre de la gleba en la que los ciudadanos tenían poco más que para comer porque eran semiesclavos que trabajaban a destajo para el señor que, para más inri, los freía a impuestos. La única esperanza que nos queda a los demócratas que defendemos con uñas y dientes la igualdad entre españoles es que el concierto económico con Cataluña no sea más que el enésimo episodio de trilerismo con el que el maestro de los cubiletes, Pedro Sánchez, se ríe en el careto de sus panolis socios de ERC. También les prometió una Mesa de Diálogo permanente y se reunió una sola vez. Sinceramente, prefiero que el marido de Bego time a Junqueras, Marta Rovira y cía a que lo haga con los españoles de ese sur pobre que también existe.
A la defensiva
Emilio Contreras. el debate. 15
Septiembre 2024
El presidente del Gobierno está pagando el precio de su osadía. Se buscó unos socios imposibles para permanecer en el poder y se ha convertido en su marioneta
Son muchos los que elogian una supuesta habilidad y fortaleza de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder y controlar los más altos órganos del Estado. Pero la realidad es bien distinta; estamos ante una estrategia defensiva basada en comprar su supervivencia política pagando el precio que le exijan sus socios separatistas y de extrema izquierda. Es la estrategia de la debilidad, que recuerda a los reyes de taifas que pagaban ‘parias’ a sus enemigos cristianos para comprar su continuidad en el poder.
En las democracias occidentales —y en la española desde 1977 hasta la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa— hay usos y prácticas no escritas que son clave para el mantenimiento de la estabilidad del orden constitucional. Una de ellas es no gobernar con los partidos que están abiertamente contra ese orden. Pero en su estrategia defensiva, Pedro Sánchez no ha dudado en hacerlo siempre que los ha necesitado y ha pagado el precio —las ‘parias’— que le han exigido con tal de asegurar su permanencia en el poder. Es la ruptura de un compromiso no escrito que durante 40 años ha cumplido el Partido Socialista.
Hay muchos ejemplos de esa estrategia defensiva, pero hay dos muy recientes que la simbolizan con claridad. Para amarrar el apoyo de los herederos de ETA a su gobierno, Pedro Sánchez pactó con ellos en diciembre una moción de censura para sacar de la alcaldía de Pamplona a la popular Cristina Ibarrola y sustituirla por el candidato de EH Bildu, Joseba Asiron. Es un cambio radical porque en cuarenta años nunca el PSOE hizo tal cosa; pero ahora sus dirigentes y militantes acatan la decisión del presidente con mansedumbre lanar.
Hay un segundo hecho que trasmite con claridad la imagen de la táctica defensiva y de cesión de Pedro Sánchez. A finales de julio se anunció un pacto entre el PSOE y ERC por el que el gobierno cedería a Cataluña la recaudación y gestión de todos los impuestos. La mayor prueba de hasta qué punto es impresentable el contenido de ese acuerdo con los separatistas es que, transcurridos casi dos meses desde que se anunció, no se ha hecho público y permanece oculto. Solo se han filtrado algunas generalidades y datos imprecisos. Es lógico deducir que una cesión inconfesable se esconde tras el eufemismo de la «financiación singular».
En su estrategia defensiva, el presidente del Gobierno evita el Congreso de los Diputados por temor a ser derrotado y para no tener que dar explicaciones. El ejemplo más cercano y escandaloso lo vimos el 27 de agosto cuando el ministro de la Presidencia presentó como un triunfo democrático que la Mesa del Congreso rechazara la comparecencia del presidente para informar a la Cámara sobre la entrada ilegal de Puigdemont en España, la avalancha de inmigrantes y las elecciones en Venezuela. Huir del Congreso forma parte de su estrategia defensiva.
Desprecia los usos y prácticas no escritas de las viejas democracias, como es rendir cuentas ante el Parlamento; unas normas sagradas, incluso en los momentos más graves de la historia. En noviembre de 1940, cuando los alemanes descargaban sobre Londres toneladas de bombas todos los días, Winston Churchill comparecía cada semana ante la Cámara de los Comunes para dar cuenta de la marcha de la guerra, que en ese tiempo era una cascada de derrotas para los ejércitos ingleses. Y lo hacía en Church House, lugar supuestamente más seguro que la sede del Parlamento en Westminster, pero con las cristaleras rotas por los efectos de las bombas y los diputados ateridos de frío y enfundados en abrigos y bufandas.
Churchill comparecía invariablemente cada siete días, y sus predecesores y sucesores lo han hecho durante siglos, no porque estuvieran presionados por una votación mayoritaria de los diputados, sino por la convicción de que en una democracia parlamentaria hay que dar cuenta a los representantes de los ciudadanos, pase lo que pase. Eso sí, fue un triunfo de la democracia; la votación del 27 de agosto fue una derrota.
Pero hay más. Pedro Sánchez lleva siete meses sin comparecer en el Senado porque en esa cámara el PP tiene mayoría, y huye de la crítica.
Algunos presentan el control que Pedro Sánchez ha conseguido de casi todas las instituciones como la prueba más evidente de su habilidad y su poder. Pero es todo lo contrario; es la mayor prueba de debilidad porque ese control lo ha conseguido gracias al apoyo de sus socios separatistas y radicales, que luego le fuerzan a utilizarlo en su beneficio para arrancarle todas las concesiones que le exijan, desde la amnistía al privilegio fiscal. Lo manejan como maese Pedro manejaba los hilos de las marionetas de su guiñol.
Quien no ha podido aprobar los Presupuestos de este año, es poco probable que consiga aprobar los de 2025. Ya tiene más de 40 textos legales atascados en el Congreso y en lo que va de legislatura solo ha conseguido aprobar siete. Pedro Sánchez da una falsa imagen de empuje y fortaleza política, pero la suya es una estrategia defensiva y de debilidad, propia de quien está dispuesto a entregar a quienes le apoyan lo que le pidan y más aún.
La debilidad de Pedro Sánchez, y no su fortaleza, acabará corroyendo la estabilidad del orden constitucional y nos podría llevar a lo peor de nuestro pasado.
Emilio Contreras es periodista
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