Recortes de Prensa Lunes 23 Septiembre 2024
Ucrania afirma que su producción de drones superará a la de Rusia a finales de año
Efe. Kiev. el mundo. 23 Septiembre 2024
El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umérov, afirmó este domingo que a finales de año la capacidad de producción de vehículos aéreos no tripulados superará de largo a la que posee Rusia.
"Nuestra capacidad de producción es de más de varios millones de drones y somos capaces de fabricarlos. El año que viene no dejaremos que el enemigo nos sobrepase, porque ya este año produciremos varias veces más que él", dijo el ministro al informativo unificado de las televisiones ucranianas.
Dicha producción se financia en parte a partir de los presupuestos del Estado, mientras que otra parte procede de las ayudas de los aliados de Ucrania, explicó.
Además, Umérov resaltó que el Gobierno está haciendo "todo lo posible" para que el programa de misiles de fabricación nacional "se aproxime en números al de drones".
"Hemos desarrollado un programa de misiles bastante potente. Ya hemos informado a nuestros socios y estamos pendientes de qué parte de esa capacidad, la fabricación de cuántos misiles y drones, van a apoyar", declaró.
"Pero por ahora ya nos han dado una confirmación verbal de que lo financiarán y en el futuro próximo recibiremos la respuesta escrita definitiva de nuestros socios", señaló.
Hace unas semanas, el presidente Volodímir Zelenski anunció el desarrollo de un misil balístico propio de fabricación ucraniana, con el que Kiev pretende contrarrestar la superioridad de Moscú en el armamento de largo alcance.
El pasado jueves, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que este año el ejército recibirá casi diez veces más drones que en 2023, cuando se produjeron unos 140.000 aparatos no tripulados.
"En total, en 2023 las Fuerzas Armadas recibieron unos 140.000 aparatos no tripulados. Este año se planea multiplicar la producción, siendo precisos, casi diez veces", afirmó durante la reunión de la comisión de la industria militar en una intervención transmitida por televisión.
Lo innegociable
Jesús Laínz. gaceta. 23 Septiembre 2024
Para inaugurar el milenio, la ONU emitió en enero de 2000 un informe sobre la situación demográfica en Europa en el que, con el objetivo de que la UE pudiera sobrevivir económicamente, recomendó a los gobiernos europeos la importación de 159 millones de inmigrantes en las dos primeras décadas del nuevo siglo. Pocos días tardó la Comisión Europea en obedecer y comenzar a preparar la llegada de nuevos pobladores afroasiáticos. El gobierno de Aznar también dio un taconazo y comenzó a hacer la vista gorda ante la creciente marea de pateras. La voluntad gubernamental de incumplir la ley y pemitir la violación de las fronteras quedó clara cuando Jaime Mayor Oreja declaró que su función como ministro del Interior no iba a consistir en perseguir a los inmigrantes ilegales.
Quince años más tarde, en 2015, George Soros, uno de los más destacados magnates de ésos a los que nadie eligió pero que deciden la política de los Estados, escribió un influyente artículo titulado Éste es mi plan para resolver el caos de los refugiados. En él proclamó que «la Unión Europea tiene que aceptar al menos un millón de refugiados cada año», a los cuales ha de dar 15.000 euros durante dos años para sus gastos de alojamiento, sanidad y educación. Además, Soros propuso que la autoridad sobre asuntos inmigratorios debería recaer en una instancia superior a los Estados miembros para evitar que éstos sigan decidiendo sobre ello. Finalmente señaló al presidente de Hungría, Viktor Orbán, como el principal obstáculo para la realización de su plan. Lógicamente, Orbán no tardó en denunciar el menosprecio que ello implicaba hacia las decisiones democráticas de los ciudadanos y la amenaza a la soberanía de las naciones europeas.
Otros partidos europeos comparten la visión de Orbán sobre la importancia crucial de la preservación de la soberanía de las naciones frente al incesante acoso de las entidades globalistas como las fundaciones presididas por Soros, el Club Bilderberg, el Foro de Davos, la Unión Europea y la ONU. Su agrupación, Patriotas por Europa, constituye la tercera fuerza en el Parlamento Europeo, formada por ochenta y cuatro diputados austriacos, belgas, checos, daneses, franceses, griegos, húngaros, italianos, letones, holandeses, portugueses y los españoles de VOX.
Hablando de Orbán, los medios mayoritarios de izquierda y derecha no desaprovecharon la oportunidad de arremeter contra VOX utilizando la casualidad de que el mismo día en el que se anunció su inclusión en el grupo Patriotas por Europa, el presidente húngaro se reunía con Putin para tratar de la guerra de Ucrania. Conclusión: VOX se alinea con Putin. Lógica implacable. Además del detalle irrelevante de que Orbán se había reunido el día anterior con Zelenski. Pero eso no salió en los medios ni fue recordado por los opinadores del régimen.
Pero regresando a Patriotas por Europa, si en su manifiesto fundacional se subraya la voluntad de los partidos miembros de preservar la identidad europea, de fortalecer la soberanía de los Estados y de luchar contra la inmigración ilegal, a nadie debería sorprender la decisión del partido de Abascal de romper sus acuerdos regionales y municipales con el PP, partido tan globalista, tan partidario de la disminución de las soberanías nacionales y tan sumiso a las políticas inmigratorias dictadas desde arriba como el PSOE. Lo sorprendente es que no lo hubiese hecho antes. E incluso que hubiese conseguido llegar a algún acuerdo para cogobernar con él.
Evidentemente, el deseo de sus votantes de vencer a Pedro Sánchez tuvo un peso muy considerable, pero habría sido un grave error considerarlo el único factor que tener en cuenta. Al fin y al cabo, el repuesto del PSOE de Sánchez es el PP de Feijoo, con lo que está garantizado que no cambiará nada sustancial.
Como es lógico, muchos votantes de VOX están desorientados porque ven alejarse la posibilidad de sumar votos contra el PSOE, pero el paso del tiempo y la debida explicación, si lo permite la tenaza desinformativa de los medios bipartidistas, probablemente acabe evidenciando la sensatez de la decisión de los de Abascal.
El futuro de España y de Europa depende de la fortaleza de los pocos que todavía defienden sus existencias. Cualquier otra consideración sobra. Lo esencial no se puede negociar. La partida sobre su supervivencia no se está jugando en el tablero de la sustitución de Sánchez o de la corrupción del PSOE. Ni siquiera en los gravísimos de la desarticulación del Estado de derecho y la agravada amenaza separatista.
El ser o no ser de España y de Europa depende de la catastrófica inmigración y la no menos catastrófica natalidad. Todo lo demás son bobadas
Por la regeneración democrática
Iván Vélez. gaceta. 23 Septiembre 2024
«Democracia» y «Europa» son dos términos capaces de poner en blanco los ojos de muchos españoles, y el PSOE, principal constructor de nuestra actual sociedad, lo sabe. Por ello, no es de extrañar que el plan con el que la empresa radicada en Ferraz pretende implantar algo así como un Ministerio de la Verdad, un método contra las, en jerga cosmopaleta, fakes, contenga esas mágicas palabras. Aprobado la semana pasada en el Congreso de los Diputados, el Plan de Acción por la Democracia está preparado para implantarse, pilotado por un presidente aferrado al embuste, que se dio cuenta de los déficits de veracidad que sufre España después de que parte de la prensa destapara una serie de informaciones que han llevado a la imputación de su esposa por los delitos de corrupción en los negocios y tráfico de influencias. A las acusaciones que pesan sobre doña Begoña Gómez se suman las que recaen sobre quien se anuncia en los carteles como David Azagra, es decir, sobre David Sánchez Pérez-Castejón, al que el juzgado número 3 de Badajoz ha abierto diligencias por los presuntos delitos fraude fiscal, prevaricación, malversación, delitos contra la Administración Pública y tráfico de influencias.
Después de acusar a la «máquina del fango» de ensuciar su impoluta imagen, Sánchez, con quien Conchita Pérez tendría harto trabajo, ha impulsado un plan apoyado por sus periodistas afines e incluso por el PP, a pesar de que el diputado madrileño Juanjo Marcano, haya detectado el origen de la envidia que rezuma Génova: «lo bueno que está Pedro Sánchez». Así las cosas, una serie de medidas, como anuncia un plan que al referirse a la democracia parece hablar de una adolescente desvalida que requiere de paternalistas cuidados, tratarán de «fortalecer la transparencia, pluralidad y responsabilidad de nuestro ecosistema (sic) informativo». Gracias al Plan, que se vincula a la Agenda 2030 y busca nada menos que «promover sociedades pacíficas e inclusivas, facilitar el acceso a la justicia para toda la población y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles», los españoles podrán consumir ingentes cantidades de «transparencia, independencia, pluralismo y protección» en materia informativa. Provistos de verdades incontrovertibles, pues habrán pasado el filtro verificador gubernamental, los ciudadanos, a quienes el poder siempre adula, podrán emitir juicios equilibrados, alejándose de las opciones políticas extremas, esas que se deleitan chapoteando en sus propias ciénagas.
Ocurre, sin embargo, así lo demostró Gustavo Bueno en dos magníficos ensayos (Televisión: Apariencia y Verdad y Telebasura y democracia), que las cosas que tienen que ver con «la verdad», siempre envuelta en sombras, son algo más complejas, y que el hostigamiento a aquellos medios que no reproducen el discurso oficial construido por el PSOE, el PP y sus habituales y abiertamente hispanófobos, socios, no garantiza nada. Ocurre tal y como sentenció el maestro, pues los medios de comunicación están íntimamente unidos, no sólo por la publicidad institucional, a las democracias de mercado, adjetivo que siempre olvidan nuestros mandatarios. La máxima acuñada por Bueno, que podría ilustrarse con la pugna que mantienen broncanistas y pablomotistas fue la siguiente: «Cada pueblo tiene la televisión que merece».
Ha criticado la gestión de la inmigración ilegal llevada a cabo por Feijoo y Sánchez
Santiago Abascal carga contra el sistema de las autonomías: «Quien actúa desde la deslealtad se lleva premio»
LGI. gaceta. 23 Septiembre 2024
El líder de VOX, Santiago Abascal, ha asegurado que hoy se comprueba que los separatistas catalanes, que son quienes tienen la capacidad de «chantajear» al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, son los que se llevan unos beneficios que provocan desigualdad y discriminación para el resto de españoles.
«Nosotros hacemos una enmienda a la totalidad del sistema de las autonomías. Esa es nuestra posición. No ha dejado de serlo nunca, a pesar de que hemos gobernado en las regiones. Pero hoy una vez más se comprueba que quien actúa desde la deslealtad es el que se lleva premios», ha denunciado este domingo en declaraciones a la prensa en Covadonga al ser preguntado por la ronda de reuniones entre Sánchez y presidentes autonómicos.
«Yo realmente no espero nada de esa reunión. Yo creo que todos unos y otros son culpables de la situación. Nosotros no tenemos ninguna responsabilidad en la configuración de un modelo de Estado, del Estado de las autonomías, que sólo ha servido para pagar a las regiones gobernadas por los desleales y para castigar a las regiones que no son», ha declarado.
Abascal ha indicado que la autonomía ha representado el fin de la igualdad de los españoles «de una manera trágica», aunque paulatina, y ha considerado que una reforma del modelo va a permitir que los españoles vuelvan a ser iguales ante la ley y tengan «las mismas oportunidades y una financiación parecida».
Sobre la estabilidad y continuidad del Gobierno, el líder de VOX ha indicado: «Espero que el Gobierno pierda cada vez más votaciones y que Sánchez acorte la agonía y devuelva la palabra a los españoles». De esta forma, se podría ir a elecciones y presentar los programas políticos, en los que sean «absolutamente francos» sobre cuáles van a ser los pactos y que se cumplan.
«El Gobierno ha engañado a los españoles en dos investiduras consecutivas. La primera con sus pactos y la última con la amnistía. Se ha instalado en la mentira, en la traición al electorado, y hoy el Gobierno padece la traición de sus propios socios de investidura, de sus cómplices de investidura», ha señalado Abascal.
Inmigración
Y en referencia al encuentro entre el líder del PP, Albero Núñez Feijoo, y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, Abascal ha apuntado que «sacarse una fotografía no sirve para combatir la inmigración ilegal. Lo que sirve es hacer como Meloni, decir que cualquiera que entre de manera ilegal, será expulsado».
Abascal ha criticado que la «única opción» que tanto el PP como el PSOE estén dando sea la de «gestionar» la inmigración ilegal en vez de combatirla: «¿Y cómo la gestionan? Repartiendo la inseguridad y la ruina por nuestras regiones, repartiéndola por nuestros barrios y nuestros pueblos y ofreciendo más medios económicos de los que faltan a los españoles», ha asegurado. Y es que tanto el PP como el PSOE han ido hasta ahora de la mano en materia migratoria, pactando la regulación de 500.000 inmigrantes ilegales y acordando la distribución de cientos de menas por el territorio nacional.
Sincretismo progresista
Jesús Banegas. vozpopuli. 23 Septiembre 2024
Es bien conocida en los medios políticos la teoría comunista formulada por Antonio Gramsci, ahora de moda progresista en España, que postulaba la integración en un mismo patrón cultural –de conveniencia comunista- a la mayor cantidad de gente. Homogeneizada una cierta visión –sentimientos, valores… – del mundo, resultaba fácil de guiar cual flautistas de Hamelín a las tropas adocenadas por sus peregrinas teorías. Sánchez, ha añadido a esta visión, que los hechos reales y a la vista de la sociedad que no convienen al discurso progresista sean decretados bulos fascistas.
En los tiempos presentes el patrón cultural que está detrás de la hegemonía cultural progresista se puede resumir en estos nuevos diez mandamientos:
Dejación de la libertad y la responsabilidad individual en manos del Estado con la consecuente infantilización de la sociedad, que da lugar a un mundo de supuestos derechos sin deberes.
La igualdad se antepone y vence a la libertad, lo que conduce al reino de la mediocridad.
La buena educación se considera elitista, mientras que el rigor, la disciplina y el esfuerzo por aprender son considerados reaccionarios.
La argumentación empírica es despreciada y sustituida por “relatos mágicos” asociados a ideologías históricamente fracasadas.
La política se convierte en el arte de inventar, sin fin, derechos sociales sin reparar en la ley natural ni en su coste económico.
La democracia deviene totalitaria y al margen del Estado de derecho, mientras las instituciones públicas son colonizadas por afinidad política en vez por idoneidad y competencia profesional.
En economía, la creación de riqueza se considera tácitamente un delito que debe ser restringido mediante la represión normativa y fiscal de la función empresarial que la hace posible.
El crecimiento económico queda en suspenso por los abusos fiscales y regulaciones represivas de las actividades económicas, mientras desciende la inversión privada nacional y extranjera y somos campeones mundiales de desempleo
El Estado no cesa de engordar junto con la deuda pública –hasta donde le prestan desde el extranjero, dada la escasez de ahorro nacional - y la sustitución de empresas privadas por públicas con el consiguiente deterioro de la eficiencia económica, la competitividad y el empleo.
Cada vez más jóvenes -decenas de miles-, entre ellos los mejor educados, emigran, y muchos emprendedores también, buscando fuera las oportunidades que aquí se les niegan..
En los países “más avanzados” en estos comportamientos, la igualdad –en la pobreza- se generaliza, mientras la nueva casta que ha secuestrado el poder político en tanto lograba tamaña hazaña responde en sus comportamientos como en “La granja de los animales” -ahora con Falcon– de Orwell.
Compañeros de viaje
El verdadero padre intelectual de la hegemonía cultural y sobre todo “el empresario” –de éxito- de esta estrategia fue Willi Müzenberg –Gramsci trabajaba a su servicio- cuya biografía es imprescindible conocer para entender, no sólo la construcción argumental de “la cultura progresista” sino y sobre todo la estrategia y mecanismos de difusión de sus virus.
Müzenberg descubrió que los más eficaces compañeros de viaje para la propagación del virus progresista eran los “intelectuales”, entendiendo por tales no los verdaderos como los científicos y profesionales de alta formación y reputación, sino literatos, poetas, autores teatrales, cineastas, actores, periodistas, músicos, cantantes pop, etc. Con la perspicacia y cinismo que le caracterizaban, solía ironizar Müzenberg en su entorno de confianza acerca de lo barato que le salía halagar la vanidad de los –“sus”- intelectuales y la escasa necesidad de instruirles en el culto y propaganda de las ideas progresistas; incluso muchos de ellos se excedían en los mensajes. Véanse, si no, los llantos de algunos durante una reciente performance de Sánchez.
El progresismo, no solo se ha adueñado de la cultura; también de la economía. Nadie habrá escuchado nunca hablar en los ambientes progresistas de crecimiento, productividad, eficiencia, innovación tecnológica, renta per cápita, tasa de empleo, horas trabajadas, equilibrio fiscal, etc. Para ellos la riqueza se produce sola, como por “arte de birlibirloque” y la función de la política es apropiarse fiscalmente de ella para repartirla, preferentemente entre sus seguidores. Y cuando tratan del tema en los medios de comunicación, sus asambleas, los parlamentos o en campañas electorales, utilizan un lenguaje mentirosamente infantil alejado de la realidad.
El incuestionable crecimiento cero del Club de Roma
El progresismo -supuestamente- más ilustrado, siempre aparece en escena para repartir, jamás crear, la riqueza. Ya en los años setenta del pasado siglo su Club de Roma anunció con enormidad de bombos y platillos del mundo de su cultura progre que aún resuenan, el crecimiento cero como incuestionable meta de la humanidad y la suspensión de la explotación de los recursos naturales de la tierra antes de que se extinguieran.; lo que obligaba a realizar políticas de reparto e igualdad de la riqueza. Los resultados que se lograron en el mundo -sobre todo el más pobre- a partir de aquella apocalíptica profecía progresista se situaron en sus antípodas. Desde entonces hasta hoy, gracias a medidas liberalizadoras, el mundo ha conocido las mejores décadas en: abundancia de recursos naturales, crecimiento económico, creación de empleo, descenso de la pobreza, mayor igualdad de oportunidades, longevidad, descenso de la mortalidad infantil, etc., de toda la historia de la humanidad.
El progresismo, perfectamente incapaz de crear riqueza allá dónde ha gobernado incluida la España del siglo XXI, necesita dar marcha atrás en los logros económicos y sociales alcanzados para verse crecientemente rodeado de cuantos más dependientes del gobierno –su caldo de cultivo- mejor y, sobre todo, de gentes que, habiendo perdido por el camino toda autoestima personal, sólo les queda confiar –vanamente, por supuesto- en el Estado administrado por el nuevo régimen.
Elegidos para siempre
Mientras que la -necesariamente- imperfecta democracia que disfrutamos contiene mecanismos correctores de los desmanes cometidos –prensa libre, justicia independiente, elecciones que pueden renovar los gobiernos – el progresismo una vez alcanzado el poder trata de prescindir de los citados mecanismos del Estado de Derecho –se creen religiosamente elegidos para siempre- para gobernar para la eternidad, cubana o venezolana, por ejemplo.
La sociedad servil de esta degeneración política, no parece sin embargo que pudiera alcanzar una mayoría en unas próximas elecciones, mientras que la verdadera sociedad civil todo indica que es potencialmente mayoritaria. El futuro de España, está por tanto en las manos -los votos- de quienes están en contra de la decadencia moral, económica, institucional y el Estado de Derecho, siempre que asuman su responsabilidad histórica.
Nacionalismo más socialismo no es igual a nacionalsocialismo
Adrián García Peña. vozpopuli. 23 Septiembre 2024
Es común en política la confusión entre nombres y contenidos, tanto de partidos como de ideologías. Las denominaciones que agrupaciones y teóricos se dan a sí mismos o a sus ideas no tienen que coincidir necesariamente con las que le dan otros o con su significado real. A menudo, ello da lugar a simplificaciones y embrollos. Veamos un ejemplo que se repite con bastante frecuencia.
Hace unos días, en el programa ‘En Libertad’ (ViOneMedia), Fernando Díaz Villanueva dijo que «nacionalsocialismo es ser nacionalista y socialista». Esto, en alusión al término con el que los nazis llamaron a su partido, es como decir que alguien famoso que vive en la costa es una estrella de mar. En primer lugar, socialismo es un vocablo que, de manera amplia, se opone a individualismo —entendido como egoísmo—, por lo que puede haber multitud de ideologías y partidos bajo ese título. Sin ir más lejos, el filósofo español Gustavo Bueno no restringe el socialismo al campo de las izquierdas, sino que también habla de una «derecha socialista» para referirse, por ejemplo, al maurismo, a la dictadura de Primo de Rivera y al franquismo.
Díaz Villanueva se estaba refiriendo —teniendo como destinatario a Santiago Armesilla— al socialismo de tipo marxista, en concreto a su vertiente leninista, la que configuró el proyecto de la Unión Soviética y que aún hoy puede verse en distintos partidos comunistas españoles. Y a este marxismo-leninismo adhirió un indefinido «nacionalismo». Indefinido porque al nacionalismo, como a la nación, hay que adjetivarlos para saber de qué se habla. Gustavo Bueno distingue principalmente entre nación biológica, nación étnica y nación política, y sus contenidos difieren notablemente en su desarrollo histórico. Hablar de nación o de nacionalismo sin precisar más es un mero brochagordismo que, en lugar de clarificar el asunto, lo oscurece.
El antiguo tercer estamento
Desde la Revolución francesa, el nacionalismo político combate la estructura del Antiguo Régimen: desde su división en estamentos privilegiados y no privilegiados, hasta su concepción de la soberanía. Esta, hasta entonces en manos de la monarquía, recae ahora en el conjunto de los ciudadanos, ese antiguo tercer estamento no privilegiado, convertido en nación política. Sieyès, en ¿Qué es el Tercer Estado?, afirma que una nación es «Un cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y representados por una misma legislatura», es decir, sin privilegios, sin leyes privadas o particulares. Como puede apreciarse, no hay rasgos étnicos en esta concepción política o jacobina de la nación. Robespierre entendía a los franceses de una manera muy sencilla: como los «nacidos y domiciliados en Francia, o naturalizados». Tal es el rebasamiento de lo étnico en la nación política, pues —siguiendo de nuevo a Bueno— en ella se refunden las naciones étnicas del Antiguo Régimen.
Meter en el mismo saco a nazis —a fascistas en general— y marxistas, algo bastante común desde la Guerra Fría, es un burdo intento de embestir contra todo lo que suena más de la cuenta a social, a intervencionismo o a Estado
Es en la concepción romántica de la nación donde, al contrario, lo étnico conforma lo político. Herder y Fichte fueron figuras principales en el surgimiento y desarrollo teórico de estas ideas —sustentadas sobre todo en el idioma y en la cultura como elementos vitales del volksgeist o espíritu del pueblo—, después adquiridas, ampliadas y modificadas por el nazismo. Este dio una vuelta de tuerca con la idea de raza, permitiéndole excluir a los alemanes judíos, por mucho que fueran germanohablantes y hubiesen nacido en Alemania. Ni que decir tiene que dichas ideas sirvieron para justificar el expansionismo militar nazi al pensar que había territorios nacionales fuera del Estado alemán, lugares habitados por alemanes étnicos y ocupados por otros Estados.
El nacionalismo político del que participa el socialismo marxista es incompatible con ese espíritu del pueblo del nacionalismo étnico, con esa consideración de la lengua y la raza como núcleos de su proyecto. No puede confundirse a este último con quien, desde el materialismo histórico y en el marco de las naciones políticas, ve a una clase social —el proletariado— como potencial sujeto revolucionario. Meter en el mismo saco a nazis —a fascistas en general— y marxistas, algo bastante común desde la Guerra Fría, es un burdo intento de embestir contra todo lo que suena más de la cuenta a social, a intervencionismo o a Estado. Ni siquiera la categorización como totalitario del nazismo y de las ramificaciones autoritarias del marxismo —como el leninismo o el estalinismo— desborda las diferencias esenciales entre ambos. Por mucho que se empeñen algunos, el espíritu del pueblo y la lucha organizada del proletariado son como el agua y el aceite. No mezclemos churras con merinas.
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Por qué siguen votando a Sánchez
Jorge Sanz Casillas. el debate. 23 Septiembre 2024
El PSOE ha seducido con dinero ajeno a determinados colectivos. España tiene hoy más empleados públicos que nunca, beneficiarios del ingreso mínimo vital... hagan cuentas
Cuenta Maxim Huerta, aquel ministro que apenas duró siete días en el Gobierno, que el día que acudió a Moncloa para presentar su dimisión, Pedro Sánchez casi no le dejó expresarse. «Empezó a hablar de él, de cómo le vería la historia en el futuro», recordó el escritor, recreando el resto de la conversación con él:
—Todos acaban mal en política. Mira cómo acabó Zapatero, mira cómo acabó Aznar, mira cómo acabó González. De mí, ¿qué dirán? —le preguntó vanidoso.
Internamente Sánchez se considera un pionero, y presume de ser el primero en muchas cosas. El primero en ganar una moción de censura, el primero en hablar en inglés con desenvoltura... Vale. Pero también es el primero en encadenar su futuro al de un prófugo de la Justicia. El primero en sentarse con Bildu. El primero en rebajar las penas por malversación, que es el A-B-C de la corrupción... También es el primero en tener a su mujer imputada por lo que hacía dentro del Palacio de la Moncloa. Y por ello preguntaba la encuesta que publicamos hoy, y que revela que incluso entre los votantes del PSOE hay dudas sobre la honorabilidad de Begoña Gómez.
¿Cómo se explica entonces que un 30 % del censo siga dispuesto a votar a Sánchez? No seré yo el que diga que España vota mal, que es algo muy de izquierdas, pero parece que no hay una correlación entre el rechazo que generan ciertas conductas y el castigo que reciben en las urnas.
Resumiéndolo mucho, casi todo se explica con la polarización, ese estado de ánimo que convierte las simpatías en militancias cuasi futboleras. En eso Sánchez es cinturón negro, las cosas como son. ¿Le votan por su defensa de las mujeres? No lo creo, si ha mejorado la situación procesal de miles de violadores en los últimos meses y ha embarrado la definición de mujer hasta extremos paródicos. ¿Le votan por su respaldo a la educación pública? Supongo que tampoco, pues está transferida a las comunidades autónomas y es en Castilla y León (histórico feudo pepero) donde mejores resultados sacan. ¿Le apoyan quizá por haber contenido el precio del alquiler? Sospecho que no, pues la oferta de vivienda disponible ha caído cerca de un 15 % desde que se aprobó la ley de vivienda. Con este panorama, entiendo que las motivaciones para votar a Sánchez pivotan entre el miedo a la derecha y el costumbrismo, pues a fin de cuentas en España ha gobernado el PSOE más de la mitad del tiempo desde que volvimos a votar.
Enconamiento aparte, a nadie se le escapa que el socialismo ha consolidado un voto, digamos, mercenario. El PSOE ha sabido seducir a determinados colectivos uno por uno. Con dinero ajeno, eso sí. España tiene hoy más empleados públicos que nunca. El ingreso mínimo vital llega a cerca de 600.000 hogares y, a mayores, subió las pensiones contributivas un 8,5 % sin diferenciar entre abuelos en apuros o jubilados de oro como Artur Mas. Brocha gorda, lo mismo da. Pero esto es letra para otro artículo.
Radiografía de la violencia histórica del independentismo catalán: «Es como una organización fascista»
Desde principios del siglo XX, varias organizaciones y grupos terroristas separatistas han utilizado la lucha armada para lograr sus reivindicaciones, aunque los líderes actuales insisten en que los independentistas catalanes «no han tirado ni un papel al suelo»
Israel Viana. Madrid. ABC. 23 Septiembre 2024
El presidente de la Generalitat en 2015, Artur Mas, ya repetía ese mantra de que el separatismo catalán «nunca ha tirado ni un papel al suelo», puesto que es «pacífico». No ha sido la única declaración al respecto, a pesar de que varios acontecimientos históricos y recientes señalen lo contrario. El verano pasado, por ejemplo, el Observatorio Cívico de la Violencia Política en Cataluña publicó su tercer informe sobre los incidentes acaecidos en 2022. La conclusión era clara: el 98% de los actos violentos relacionados con la política fueron perpetrados por personas o grupos de corte independentista.
Según el texto, este fenómeno «modula a conveniencia su intensidad y naturaleza en paralelo a la evolución del contexto político, en su función de herramienta al servicio del nacionalismo gobernante y su estrategia de presión en la negociación política o el afianzamiento de sus intereses a corto o largo plazo». El informe detallaba que de un total de 155 de estos incidentes, 153 fueron perpetrados por personas o grupos independentistas. En 2021 fueron 351 y en 2020, 380. Y advertía: «Podemos afirmar que los actos de violencia política anti-independentista son absolutamente residuales en Cataluña».
La raíces de esta violencia, que en ocasiones se intensificó hasta convertirse en terrorismo propiamente dicho, podemos encontrarla ya a principios del siglo XX y, en diferentes grados, sigue presente en la actualidad. Intentando proyectar la imagen contraria, en septiembre de 2019, todos los partidos independentistas de Cataluña y sus asociaciones afines proclamaron por activa y por pasiva el intrínseco pacifismo del movimiento, como si no hubieran existido organizaciones como Terra Lliure, el 'Estat Catalá' o las Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña-Estado Catalán, más conocidas por el acrónimo JEREC.
El 'Estat Catalá' es a día de hoy el partido más antiguo de Cataluña. Fue fundado Francesc Macià en 1922 como «organización política y de combate nacionalista catalana». Sus principales actividades en sus primeros años de vida fueron acciones armadas contra la dictadura de Primo de Rivera y la difusión internacional de las ambiciones separatistas. En su acto fundacional apuntaron: «Mientras haya una monarquía en España, Cataluña no podrá obtener autogobierno; por lo tanto, hace falta romper cualquier relación con España y proclamar el Estado Catalán que se pudiera confederar con el País Valenciano, las Islas Baleares, Cataluña Norte, y quizás, Occitania».
La lucha armada de Macià
Convencido de que el parlamentarismo en España era estéril, Macià abogó por la lucha armada, siguiendo el camino que había tomado el republicanismo irlandés, que poco antes había conseguido la independencia del sur de Irlanda en el Reino Unido. Para financiar esta lucha pidió ayuda económica a los catalanes emigrados a América, en especial a Cuba, donde el Centro Catalán de La Habana se acaba de constituir en una asociación secreta al servicio de la causa. El líder del 'Estat Catalá' era consciente de que en el interior de Cataluña le resultaría imposible conseguir dinero, puesto que el movimiento estaba hegemonizado por la conservadora Lliga Regionalista de Francesc Cambó.
Dentro de esta organización nació un subgrupo que quería intensificar la lucha armada contra el Estado español: Bandera Negra. Una de sus primeras acciones fue atentar nada menos que contra Alfonso XIII durante una visita a Cataluña en la primavera de 1925. La primera idea fue colocar 40 kilos de explosivos en los túneles de la Mussara del Baix Camp, en Tarragona, aunque finalmente optaron los túneles del Garraf, al paso del tren en el que viajaba no solo el Rey, también la Reina María Cristina, las infantas Beatriz y Cristina, el general Primo de Rivera y varias autoridades de su dictadura.
El artefacto tenía que ser activado mediante un mecanismo eléctrico desde una barca situada en la costa. Sin embargo, fue un auténtico fracaso, puesto que la bomba jamás explotó, aunque los terroristas llevaban dos días trabajando en su colocación. El comando fue desarticulado a causa de un chivatazo que procedía del entorno de la organización. La Policía española detuvo a siete miembros de Bandera Negra. Cuatro de ellos fueron condenados a muerte y tres, a 12 años y un día de prisión. Aquel juicio, además, fue aprovechado por Primo de Rivera para intensificar la represión contra cualquier reivindicación independentista.
JEREC
Macià no renunció a los actos de violencia política ni en la Segunda República, a pesar de ser un régimen más afín a sus reivindicaciones. Ya les hemos contado en ABC los dos golpes de Estado que se produjeron en estos años, el primero de los cuales fue comandado por él, entonces como presidente de Esquerra Republicana. Fue el mismo 14 de abril de 1931, cuando apareció por sorpresa en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona y proclamó que, «en nombre del pueblo de Cataluña, se hacía cargo del Gobierno catalán y que en aquella casa permanecería para defender las libertades de su patria, sin que pudiese sacársele de allí como no fuera muerto», según contaba ABC.
Ese mismo año de 1931, pocos meses después de proclamarse la Segunda República, se fundó otra de las organización que se caracterizaron por usar la violencia como medio para lograr la independencia: las Juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña-Estado Catalán (Jerec), lideradas por Josep Dencàs. Operaba como rama juvenil de ERC y, según han defendido algunos historiadores, copió voluntariamente algunos aspectos del fascismo italiano y siguió los postulados violentos de Mussolini, por el que varios de sus dirigentes declararon su admiración.
Había sido fundado por Dencás y Miquel Badía, que decidieron tomar prestada la estética, precisamente, de las camisas negras con las que el 'Duce' asaltó el poder en 1922, aunque en el caso de los catalanes eligieron el color verde oliva. Aún así, celebraron los mismos desfiles de carácter paramilitar que los italianos y crearon milicias parecidas para boicotear las huelgas convocadas por su principal enemigo, la CNT, así como a acosar a sus adversarios políticos, a los que sometieron a un acoso continuo.
Guerrillas
La prensa se refería a ellos como los 'escamots del Estat Catalá' y actuaron como cuerpos de seguridad en los mítines de las formaciones nacionalistas e independentistas. Eran tan violentos que, durante la Segunda República, sus acciones eran comparadas con las de los seguidores de Mussolini. Ellos justificaban sus acciones desmedidas y respondían a las críticas con el pretexto de que sus guerrillas solo actuaban en defensa propia. Sin embargo, era habitual verlos reventando mítines hasta de los rivales más moderados de los catalanistas.
Su postura extrema y radical parecía la única vía que entendían para lograr sus objetivos políticos, hasta el punto de que muchos historiadores han planteado que Dencás y sus seguidores representaban algo así como un fascismo dentro del independentismo catalán. El ministro de Trabajo, Sanidad y Previsión Social durante la Segunda República, Juan Lluhí, los describió durante uno de sus discursos en el Parlamento catalán como «una organización de tipo fascista». El debate se reavivó con el nombramiento de Quim Torra como presidente de la Generalitat en mayo de 2018, cuando se declaró admirador de Jerec.
No hay que olvidar que Miquel Badía participó en el citado atentado contra Alfonso XIII. Y él y Dencàs lideraron el ataque de las JEREC contra la redacción de un semanario satírico que se había burlado de su movimiento y la destrozaron por completo. Poco antes, en el primer número del periódico que editó esta organización, 'Somos!', incluyeron una lista de sus pretensiones, entre las que estaba una república federal española con plena autonomía para Cataluña. A pesar de todas estas acciones, Dencàs gozaba de gran respeto en el ámbito político catalán y las acusaciones de fascista no hicieron mella en él, hasta el punto de ser nombrado consejero de Sanidad y Asistencia Social de la Generalitat en enero de 1934 y, en octubre, director de la Policía catalana.
Terra Lluire
En la actualidad, los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) —que nacieron, antes del 1-O, bajo el nombre inicial de Comités de Defensa del Referéndum— ponen en entredicho toda esta teoría del «pacifismo» del independentismo. En 2018 fueron habituales los cortes y sabotajes de peajes de autopistas, mensajes amenazantes a jueces y bloqueo de carreteras y vías férreas, entre otras acciones que llevaron a la Fiscalía a considerar que «ponen en peligro la paz pública y el orden constitucional», y al Gobierno a poner escolta a magistrados que ejercen en Cataluña.
Los llamados CDR se convirtieron en el activismo más violento del independentismo catalán, y olvidaban además que antaño existieron varios grupos terroristas en la historia reciente de Cataluña, como el Exèrcit Popular Català (Època) y el más famoso aún Terra Lliure. Aunque este último se disolvió en 1995, antes, un gran número de militantes del grupo terrorista se integró en ERC. Así lo confirmó en el año 2006, en sede judicial, Xavier Vendrell, entonces secretario de Organización de Esquerra.
Terra Lliure nació en 1978 y causó cinco muertos en sus casi veinte años de historia. Lo cierto es que de estos cinco, cuatro fueron de la propia banda, pero también dejó decenas de heridos, entre los que figuró, por ejemplo, el periodista Federico Jiménez Losantos. Aunque las cifras nunca han sido concluyentes, se calcula que la banda cometió unos doscientos atentados.
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