Recortes de Prensa Lunes 28 Octubre 2024


La empresa de armas "más rentable del mundo" abre su primera fábrica de tanques en Ucrania

Antonio Fernández. la razon. 28 Octubre 2024


El consejero delegado de la empresa armamentística alemana Rheinmetall, Armin Papperger, anunció este fin de semana que su primera fábrica de armamento en Ucrania ya está funcionando, según dijo en una entrevista con el medio ucraniano TSN. Esta planta está dedicada a la fabricación y mantenimiento de carros de combate y está previsto que, antes de final de año, se puedan empezar a producir en ella vehículos blindados de combate Lynx, afirmó Papperger, quien añadió que "Ucrania necesitaría 3.000 vehículos de combate de infantería Lynx, pero no hay presupuesto para ello".


La planta es fruto de un negocio conjunto muy "productivo", en palabras de Papperger, en el que Rheinmetall posee el 51 % de las acciones. Además, la empresa alemana está construyendo también en Ucrania una fábrica de pólvora y otra de munición. "El tercer punto es que queremos establecer la producción de sistemas de defensas aéreas para que os podáis defender", agregó Papperger.


"Tenemos muchos buenos planes. La primera fábrica ya está en funcionamiento", dijo el jefe del gigante armamentístico, que explicó que, de momento, se está ofreciendo mantenimiento a vehículos de combate de infantería y tanques. "Antes de finales de año ya tendremos en Ucrania los primeros vehículos de combate de infantería Lynx ultramodernos", agregó.


Papperger no espera una caída del lucrativo negocio de las municiones, ni siquiera después de una posible solución de paz en Ucrania. El país se “preparará para la próxima posible invasión si hay paz”, afirmó Papperger en una entrevista con Welt. A su juicio, Ucrania vive actualmente "al día" en lo que respecta a municiones y calcula que se necesitarían alrededor de cuatro millones de municiones de artillería para reponer los almacenes.


Este anuncio se produce cuando Rheinmetall dice que ha entregado 20 vehículos blindados de transporte de tropas Marder a Ucrania. "La entrega se realizó a finales del tercer trimestre de 2024", escribió la empresa Rheinmetall en un comunicado de prensa. Esto eleva el número total de vehículos de combate entregados a unos 200. Además de las Marder, Rheinmetall también envió carros de combate "Leopard 1" a Ucrania.


El grupo espera pedidos por valor de más de 60.000 millones de euros para finales de año, con ventas de diez mil millones de euros y elevados ingresos. "Actualmente somos la empresa de defensa más rentable del mundo", afirmó Papperger.


Así es el 'Cuerpo de Tormenta', los soldados norcoreanos de élite que se preparan para entrar en combate en Ucrania

Lucas de la Cal. Corresponsal en Asia. el mundo. 28 Octubre 2024


Antes de enviar las tropas a los campos de entrenamiento de Rusia, Kim Jong-un realizó dos inspecciones a la unidad de fuerzas especiales del ejército de Corea del Norte. La primera fue el 11 de septiembre. La segunda, el 2 de octubre. Seis días después, comenzó el primer despliegue de 1.500 soldados norcoreanos hacia el Lejano Oriente de Rusia.


Toda esta información sale del Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur (NIS), la principal agencia de espionaje de Seúl que fue la primera en alertar de que el régimen de Kim, además de brindar soporte militar a Moscú con millones de proyectiles de artillería y misiles, había comenzado a enviar tropas que pronto estarán en primera línea para luchar contra el ejército ucraniano. La semana pasada, Estados Unidos y la OTAN confirmaron estos informes.


El viernes, fue el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien, citando a la inteligencia ucraniana, aseguró que estos soldados norcoreanos entrarán en zonas de combate entre el domingo y el lunes. Desde Kiev también afirmaron que alrededor de 12.000 militares norcoreanos, incluidos 500 oficiales y tres generales, se encontraban en Rusia realizando entrenamientos en al menos cinco bases militares.


Los soldados norcoreanos desplegados serían parte del XI Cuerpo del Ejército de Corea del Norte, una unidad de élite que los espías surcoreanos señalan que en Pyongyang es más conocida como 'Cuerpo de Tormenta'. Contaría con 10 brigadas con alrededor de 80.000 soldados, incluyendo un regimiento de infantería ligera, otra de aviadores y una tercera de comandos.


"En comparación con los reclutas que los rusos están enviando a la batalla ahora mismo en Ucrania, estos norcoreanos están mucho mejor entrenados y mejor equipados", señala Go Myong-hyun, investigador principal del Instituto de Estrategia de Seguridad Nacional de Seúl.


El secretario de Defensa de EEUU confirma que Corea del Norte ha enviado soldados a Rusia

Aunque este domingo, el Wall Street Journal, citando informes de varios analistas, aseguraba que los soldados que salen en los vídeos difundidos por redes sociales y Telegram parecen "jóvenes en sus primeras etapas del reclutamiento militar, relativamente bajos y de complexión delgada", lo que sería un reflejo de la desnutrición generalizada en la empobrecida Corea del Norte.


El año pasado, durante un desfile militar en Pyongyang con motivo del 75º aniversario de la fundación de Corea del Norte, la televisión estatal enfocó a un pelotón de este 'Cuerpo de Tormenta', emitiendo después algunas imágenes de sus duros entrenamientos en su base permanente de Tokchon, al norte de la capital.


Los medios surcoreanos han explicado que fue esta unidad del ejército norcoreano la que se desplegó por las fronteras cuando el líder supremo decretó un extremo cierre del país -aún más del habitual- durante la pandemia, con orden a sus soldados de disparar a matar a todo aquel que intentara entrar o salir de Corea del Norte.


"En línea con el derecho internacional"

El viernes, la propaganda norcoreana, que llevaba dos semanas reiterando que las noticias sobre que sus tropas se estaban entrenando en Rusia eran "informes infundados", dijo que cualquier decisión de enviar a sus soldados para ayudar a Rusia en su guerra en Ucrania estaría "en línea con el derecho internacional". Una declaración que se produjo después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, no negara tampoco que su ejército ya contara a su disposición con efectivos norcoreanos.


Estas últimas horas, en redes sociales y Telegram, se han difundido nuevos vídeos de las tropas norcoreanas en el campo de entrenamiento militar de Sergeevka, cerca de la ciudad rusa de Vladivostok, preparándose para su despliegue en Ucrania.


Desde Kiev, los departamentos de inteligencia han filtrado también conversaciones interceptadas a soldados rusos en el frente en las que estos expresan su preocupación sobre cómo comandarán a los soldados norcoreanos y proporcionarán equipamiento para el combate. En esos audios también se revelan los planes para que haya al menos un intérprete por cada 30 soldados norcoreanos.


Los informes de inteligencia de Seúl y de Kiev subrayan que a estos militares norcoreanos se les han entregado pasaportes y uniformes falsos para camuflarse como miembros de las fuerzas rusas. También que estas tropas van servir de apoyo para tratar de recuperar la región de Kursk, en el oeste de Rusia, después de la exitosa incursión ucraniana.


A cambio de armas y tropas, Pyongyang espera recibir asistencia técnica de Rusia para su programa nuclear y de misiles. Pero Kim Jong-un también ansía las divisas que entren del salario que puedan recibir sus soldados enviados al frente. Si en estos momentos, como asegura Kiev, hay 12.000 norcoreanos desplegados, y Moscú les paga lo mismo que a los reclutas rusos, Pyongyang ingresaría más de 24 millones de euros al mes.


El mundo en llamas: ¿Segunda Guerra Fría o Tercera Guerra Mundial?

El mundo en paz que se prometía en 1989 tras la Caída del Muro se ha convertido en un tablero internacional de extrema tensión, con dos guerras descarnadas y dos bloques de naciones cada vez más definidos y enfrentados

Alberto Rojas. Alberto Hernández. el mundo. 28 Octubre 2024


En la avenida Jreshchatyk, en el centro de Kiev, la Guerra Fría nunca terminó del todo. La policía ucraniana vigila a los viandantes sospechosos en busca de informantes rusos, pide documentos, cachea, revisa fotografías tomadas con el móvil. Lo mismo sucede en los trenes, en el metro, en los autobuses. No estamos en el Checkpoint Charlie de Berlín, bisagra entre el mundo soviético y Occidente, pero sí ante su prolongación en el espacio y en el tiempo. La caza de espías, ahora igual que hace décadas, es la principal preocupación de ambos bandos.


Si hablamos de espías, hace 35 años, cuando se fundó EL MUNDO, el Muro de Berlín estaba a punto de caer y un oscuro agente de la KGB destacado en la ciudad alemana de Dresde no pudo evitar asustarse. Escuchaba por radio reportes sobre masas de gente que se dirigían a las fronteras del Oeste y sitiaban las sedes de la Stasi y el servicio secreto soviético, incluyendo el edificio de tres plantas pintado de amarillo en el que este agente trabajaba. Entonces cogió el teléfono para llamar a Moscú y pedir instrucciones. Al otro lado nadie contestó. El espía era Vladimir Putin y aquellos días marcaron el primer acto de la disolución de la URSS dos años después, "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX", según el propio Putin. Tras una carrera política meteórica a la sombra de un decadente Boris Yeltsin, él mismo ocuparía la Presidencia de Rusia una década después.


La implosión de la Unión Soviética, que desmoronó el Estado más grande del planeta, acabó también con buena parte de su área de influencia. Polonia, Bulgaria, Hungría, Rumanía, los países bálticos... Los aliados socialistas de Rusia huyeron hacia el otro lado y pidieron asilo político en la Unión Europea y protección militar a la OTAN. Washington les abrió los brazos. En mayo de 1998, George Kennan describió la votación del Senado estadounidense para esa ampliación de la Alianza como "el comienzo de una nueva guerra fría", y predijo: "Los rusos reaccionarán gradualmente de manera bastante adversa y esto afectará a sus políticas". Ucrania, Moldavia y Georgia quedaron todavía bajo la influencia de Moscú, pero la huida hacia Occidente era cuestión de tiempo.


Tras la llamada Revolución Naranja de 2009, en 2014 el Euromaidán sacudió por fin esa servidumbre y Rusia reaccionó tomando Crimea y echando gasolina en el levantamiento del Donbás. Al margen de las cambiantes excusas pronunciadas por Putin, la invasión a gran escala es sólo una continuación de ese intento de Moscú de evitar la pérdida definitiva del control geopolítico sobre Ucrania, que comenzó, precisamente, la noche en la que Putin levantó el auricular para llamar a la Lubianka de Moscú y nadie contestó. Unos ladrones saquearon el edificio años después y robaron aquel teléfono que, como habría indicado Indiana Jones, debería estar en un museo.


¿Es este conflicto actual la continuación de la Guerra Fría y la caída del imperio soviético? Sí, y no es el único conflicto mal cerrado cuya cicatriz se reabre cada cierto tiempo. De nuevo, si viajamos en el tiempo hasta 1989, año de fundación de este diario, nos encontramos en plena Primera Intifada, un movimiento popular palestino que protestaba contra los 20 años de ocupación israelí de Gaza y Cisjordania. Dos años antes, en 1987, el jeque Ahmed Yasin había creado el grupo armado Hamas, protagonista 36 años después de los pavorosos atentados del 7 de octubre de 2023. Ahora, aquellos días de disturbios y piedras, mal cerrados por acuerdos que ambos incumplieron, se han transformado en una guerra que ha dejado Gaza pulverizada, con decenas de miles de muertos, que se extiende ya al vecino Líbano y que puede alcanzar a todo Oriente Próximo si se produce una escalada que enfrente de forma directa a Israel con Irán.


En junio de 2019, los profesores de la Universidad del Sur de California Steven Lamy y Robert D. English acuñaron el término Nueva Guerra Fría como el nuevo terreno de juego en el que se iban a producir nuevos conflictos (o reproducirse los antiguos), marcado por la globalización, el calentamiento global, la pobreza, la desigualdad y el pujante populismo.


Si nos libramos de la redada policial y seguimos paseando por la avenida Jreshchatyk, vemos a la altura de la plaza Maidán miles de banderas que representan a cada uno de los muertos de la actual invasión, pero las cicatrices de otras guerras son visibles a ambos extremos de la calle. Si vamos caminando hacia el norte, nos topamos con el estremecedor barranco de Babi Yar, donde los nazis cometieron una de las peores matanzas del genocidio judío en la Segunda Guerra Mundial, con fusilamientos masivos de 150.000 personas. Si vamos hacia el sur, llegamos a los sótanos de la antigua checa, magistralmente descrita por Manuel Chaves Nogales en El maestro Juan Martínez que estaba allí, donde se torturó y ejecutó durante años a miles de sospechosos de ser enemigos del Estado soviético. Aunque el conflicto actual queda lejos de ambos, existe un hilo que los une.


Ese lector primigenio de EL MUNDO, que a su manera también es fundador de este diario, pudo leer en nuestras páginas las noticias sobre el primer proceso democrático de un desconocido país asiático, fundado en la isla de Formosa: la República de China, como oficialmente se llama, aunque es más conocido por Taiwán. En 1989, el país daba los últimos pasos de transición hacia la democracia que había comenzado años antes. La República de China pasó de una dictadura militar de un solo partido a un sistema multipartidista y semipresidencial.


Esa transformación convirtió a Taiwán en una de las economías más pujantes del mundo, lo que a la vez tensó aún más la relación con la República Popular China, la hermana mayor comunista, que considera a Taiwán una isla a someter por las buenas o por las malas.


Si la intención de China siempre fue acabar con la amenaza que supone que exista una "China capitalista", fundada por los enemigos de su guerra civil, en aquellos años el rival chino se volvió, además, democrático. Una Ucrania libre, independiente y prooccidental choca con los sueños imperiales de Vladimir Putin, de la misma forma que un Taiwán libre, independiente y prooccidental es una piedra en el zapato de la idea milenaria de la China imperial.


De aquel proceso en el Lejano Oriente hemos pasado, en estos 35 años, a una tensión prebélica que podría desembocar en un conflicto a gran escala en el Pacífico entre potencias nucleares, ya que EEUU ya ha declarado que lucharía a favor de Taiwán.


El Pentágono suele simular escenarios de enfrentamiento en diferentes contextos. Se llaman wargames y, en el caso de Taiwan, fuentes internas reconocieron que pierden nueve de cada 10 guerras simuladas. Un poco más al sur, Pekín también mantiene una disputa con Filipinas por el mar de la China Meridional y sus islas, que considera como propias, al contrario que sus vecinos, que aseguran que son aguas internacionales. También Washington acudiría en defensa de Manila.


A principios de mayo de 2022, el historiador británico Niall Ferguson aseguró que "la Segunda Guerra Fría comenzó hace algún tiempo". También dijo que "es un conflicto diferente a la primera, porque en la Segunda Guerra Fría, China es el socio principal y Rusia es el socio menor". En el contexto asiático esta rivalidad ya es tangible.


¿Son estos los tres lugares, herederos de conflictos mal cerrados en los años 90, en los que podría comenzar una hipotética Tercera Guerra Mundial, fruto de las tensiones de esa Segunda Guerra Fría? Casi con seguridad, porque en ellos pueden chocar potencias nucleares, pero no son las únicas. Aquellos primeros lectores de EL MUNDO pudieron seguir el estallido de la guerra civil en Somalia, la caída del dictador Siad Barre, y la posterior y desastrosa intervención de Estados Unidos. Hoy, el país permanece devastado y en manos de señores de la guerra que se reparten sus despojos.


Las zonas calientes del mundo no han cambiado tanto en 35 años. En 1989, año de fundación de este diario, la Unión Soviética salió humillada de Afganistán tras ser derrotada frente a las diferentes facciones muyahidines, entre las que estaban las tropas del célebre guerrillero Ahmad Shah Massoud, asesinado después por los talibán, y un tal Osama Bin Laden, que poco después fundaría Al Qaeda con el médico Aymán al Zawahiri. De las cenizas de aquella guerra con la decadente Unión Soviética nació otra: un conflicto civil que acabó con los talibán en el poder, cuyo Gobierno dio campos de entrenamiento y cobijo a esa protomilicia terrorista que acabaría tumbando las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Como una broma macabra del destino, los talibán volvieron al poder en 2021 tras echar a la coalición internacional y tumbar el Estado afgano que se había propuesto levantar.


En 1989, año de fundación del diario, el avispero también estaba encendido en Oriente Próximo. Sadam Husein se anexionó Kuwait en 1990 y una coalición liderada por la Casa Blanca bajo mandato de George Bush desalojó a las tropas iraquíes a lo largo del año siguiente, en la mayor coalición internacional vista hasta el momento. Se llamó Operación Tormenta del Desierto y fue el preludio de la siguiente invasión de Irak, en 2003, por parte de George Bush hijo, cuyo leit motiv, la búsqueda de armas de destrucción masiva, nunca estuvo claro. Sin un plan B tras tomar Bagdad, la región se sumió en un caos incontrolable que aún perdura, y cuya consecuencia más terrible fue la gestación del Estado Islámico, que se asentó en un territorio con partes de Irak y de Siria y al que costó muchas vidas derrotar.


Nuestros primeros lectores también leyeron sobre el conflicto abierto en las zonas más pobres de la República de Sudán, hoy Sudán del Sur, y la guerra no sólo frente a Jartum, sino entre dos grandes milicias que llevó a la población a una crisis alimentaria terrible en el llamado "triángulo del hambre". Aquel Sudán, que nunca se estabilizó del todo, ha vuelto a la guerra civil y de nuevo entre milicias que han arrasado ya toda la capital.


También se han reabierto viejas heridas en la zona de los grandes lagos africanos. En los primeros años 90 la tensión étnica derivó en un pavoroso genocidio de los tutsis y hutus moderados en Ruanda y su extensión posterior al vecino Zaire, un enfrentamiento en el que murieron millones de personas a machetazos, por hambre o por el cólera. Hoy, milicias tutsis como el M23 regresan cada varios años como un virus a esa misma zona del Congo dejando miles de muertos.


¿Qué ha pasado para que el mundo no sea capaz de cerrar estos bucles de conflictos mal cerrados? El sistema elegido para ello después de la Segunda Guerra Mundial, tanto las Naciones Unidas como su Consejo de Seguridad, no han evitado ni un solo conflicto en las últimas décadas. Sus cascos azules, que pudieron dar algún resultado hace años, hoy se contemplan como un instrumento fallido y corrupto que consolida las crisis, no las soluciona. Con Estados Unidos, China y Rusia sentados en una mesa donde tienen derecho de veto, y con un sistema que no tiene capacidad de capturar y hacer pagar por un determinado crimen a sus condenados (Corte Penal Internacional), la indefensión de las víctimas es insoportable, al igual que la impunidad de los criminales.


Mientras tanto, Occidente, que salía en 1989 de la Guerra Fría con marcha triunfal y que prometía nada menos que el fin de la historia con un mundo en paz y libertad bajo los designios de la democracia liberal, no ha respondido a esas promesas. La sucesión de conflictos y los atentados sufridos en Estados Unidos, España, Francia, Reino Unido, Alemania y muchos otros países prueban que la inestabilidad es una amenaza que se cierne de forma permanente sobre las democracias.


Más aún, la crisis económica de 2008 derribó muchas de las seguridades de Occidente y sus consecuencias han provocado que el mundo libre haya entrado en una dinámica de polarización, populismo, sectarismo y división que atraviesa todas las naciones occidentales. El fenómeno de Donald Trump, que este noviembre puede regresar a la Casa Blanca, no deja de ser una señal de alarma del malestar social, que también se manifiesta en el Brexit británico o en el crecimiento de partidos ultras, a izquierda y derecha, en Europa. Incluida Alemania, cuya reunificación tras la Guerra Fría prometía una Europa de unidad y prosperidad.


El debilitamiento de las democracias occidentales puede ser el peor síntoma de la actual inestabilidad mundial. Estos días, en la región rusa de Kursk, ucranianos y rusos excavan sus trincheras en los mismos lugares que ya fueron campos de batalla en la Segunda Guerra Mundial. Un oficial del ejército de Kiev comenta a este periodista que sus soldados acaban de encontrar varias tumbas con los restos de soldados alemanes, enterrados hace 81 años en el barro negro. Las heridas reabiertas una y otra vez.


El historiador Antony Beevor declaró en octubre de 2022 que cree que el mundo está en una Segunda Guerra Fría y que "ya no se trata de la vieja división entre izquierda y derecha", sino más bien de "un cambio en la dirección de la autocracia versus la democracia", un cambio que se hizo evidente con la invasión rusa de Ucrania, con el volcán de Oriente Próximo de nuevo en llamas y con las tensiones en torno a Taiwán.


Familia, gobierno y partido: Sánchez, cercado por la corrupción

OKDIARIO. 28 Octubre 2024


No deja de ser paradójico que Pedro Sánchez llegara al Gobierno por la corrupción del PP -aquella moción de censura que desalojó del poder a Mariano Rajoy- y seis años largos después la corrupción persiga a Pedro Sánchez hasta el punto de que su entorno familiar más cercano -su mujer y su hermano-, su gobierno y su fiscal general del Estado estén siendo o vayan a ser investigados.


Quien presumía de regeneración y prometía limpieza está más manchado que cualquier otro jefe de Gobierno de la democracia y, lo que es peor, las imputaciones las tiene ya en su propia casa, algo sin precedentes. Su mujer, Begoña Gómez, y su hermano David están bajo el foco de los tribunales de justicia, envueltos ambos en una cadena de delitos vinculados a la corrupción, mientras que el que fuera su mano derecha, secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos -el hombre que jugó un papel fundamental para la llegada de Sánchez a la Moncloa-, vaya a ser investigado por el Supremo por su pertenencia a una banda criminal, la trama del caso Koldo. Sin contar, el caso Tito Berni, la trama del diputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo que se hizo tristemente célebre por convertir el caso en una mezcla de negocios sucios y prostitución.


O sea, que la mancha de la corrupción se extiende por su familia, su partido y su Gobierno sin que el jefe del Ejecutivo sea capaz de contener su avance, por mucho que haya intentado quitarse del medio al juez que investiga a su mujer por los delitos de corrupción en los negocios y de tráfico de influencias, a la espera de que también pueda ser imputada por apropiación indebida. La sombra de la corrupción persigue a Sánchez hasta por los pasillos de su residencia oficial. Y mientras el número de imputados y delitos crece, el eco de aquel «somos un partido limpio» con el que Sánchez empezó su mandato resuena por las esquinas de una España que no sale de su asombro.


PSOE

La colección de imputados que rodea a Sánchez: de Ábalos a Begoña Gómez pasando por el fiscal general

El dirigente socialista ha defendido en varios ocasiones que preside un Gobierno "limpio de corrupción"

Gonzaga Durán. OKDIARIO. 28 Octubre 2024


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuenta ya con hasta seis imputados dentro de su entorno cercano, empezando por su mujer, Begoña Gómez, y por su hermano, David Sánchez. Todo ello a pesar de sostener en varias ocasiones que él encabeza un Ejecutivo «ejemplar» y «limpio de corrupción», unas afirmaciones que contrastan con las imputaciones que pesan sobre personas afines en su Gobierno, en el partido que lidera y hasta dentro de su entorno familiar.


El dirigente socialista llegó a La Moncloa a través de una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy, recalcando que era un Ejecutivo «manchado por la corrupción». Seis años después de llegar a la Presidencia del Gobierno, Sánchez cuenta con seis imputados de gran importancia dentro de su círculo más cercano: Begoña Gómez, José Luis Ábalos, Álvaro García Ortiz, David Sánchez, Koldo García y Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias Tito Berni.


«Quien la haga, que la pague», aseguró Pedro Sánchez el pasado 11 de octubre para intentar defenderse del último informe de la UCO que apunta a su participación en varias conversaciones del caso Koldo. «No va a haber impunidad. A diferencia de épocas pasadas, en mi Gobierno, si hay corrupción, no va a haber impunidad y tiene que haber la determinación de que quien la haga, la pague», apostilló el dirigente socialista, asegurando que habrá «tolerancia cero» contra la corrupción. Todavía está por ver cómo actuará el presidente del Gobierno en caso de que los imputados de su entorno sean finalmente condenados.


Begoña Gómez

La esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, se encuentra imputada por los delitos de corrupción en los negocios y de tráfico de influencias. Está siendo investigada por dos cuestiones separadas: la relación de la mujer del presidente del Gobierno con Globalia, la empresa propietaria de Air Europa, entidad que fue rescatada con 475 millones de euros en plena pandemia por el Ejecutivo de Sánchez –esta causa fue reclamada por la Fiscalía Europea, debido a que se podría haber rescatado a esta empresa con fondos de la UE–; y la relación de Begoña Gómez con el empresario Carlos Barrabés, que presentó cartas de recomendación firmadas por la esposa de Sánchez en un concurso público de Red.es y resultó adjudicatario de tres contratos, un total de 10.607.203,33 euros.


A esto hay que sumar que la Audiencia Provincial de Madrid avaló que Juan Carlos Peinado, el juez de instrucción del caso Begoña Gómez y titular del Juzgado número 41 de Madrid, investigue si Begoña Gómez se apropió del software desarrollado por la Universidad Complutense de Madrid para la cátedra de Transformación Social Competitiva que codirigía la esposa del líder socialista.


José Luis Ábalos

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno pidió esta semana al Tribunal Supremo que investigue a José Luis Ábalos por su «papel principal» en el caso Koldo. El magistrado considera que existen «indicios fundados y serios»de su participación en la organización criminal que supuestamente se lucró con las mordidas en la venta de mascarillas a la administración pública durante los peores meses de la pandemia a través de un entramado creado por el empresario Víctor de Aldama. El juez atribuye al ex dirigente socialista una «imputación clara y concreta» en delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y cohecho. Sólo podría juzgar a Ábalos el Tribunal Supremo, al estar aforado por ser diputado en el Grupo Mixto del Congreso.


José Luis Ábalos fue ministro de Fomento y de Transportes en el Gobierno de Pedro Sánchez hasta julio de 2021, cuando salió del Ejecutivo sin que Sánchez diese explicaciones claras sobre esta cuestión. También fue secretario de Organización del PSOE hasta esas mismas fechas. Ábalos ha sido una de las personas afines a Sánchez dentro del Ejecutivo y en las filas socialistas, por lo que es uno de los destacados en esta lista de imputados vinculados a Sánchez y una posible condena sería un varapalo de grandes dimensiones para el jefe del Ejecutivo.


Álvaro García Ortiz

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, está imputado por el Tribunal Supremo por revelar datos tributarios de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, en relación con una investigación por supuesto fraude fiscal sobre el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid.


La querella se refiere a la difusión de una nota informativa en la que la Fiscalía de Madrid compartía detalles sobre el intercambio de correos electrónicos entre el abogado de González Amador y el fiscal Julián Salto en relación con una investigación por supuesto fraude fiscal que involucra al demandante. García Ortiz asumió la responsabilidad de la publicación de dicha nota.


Se trata de una investigación inédita en la historia, ya que es la primera vez que se imputa al jefe del Ministerio Público. A pesar de ello, Álvaro García Ortiz descarta dimitir. Desde que fuese propuesto por el Gobierno de Sánchez para su carg0, Álvaro García Ortiz ha tomado decisiones favorables al Ejecutivo del PSOE con Sumar. Sánchez y el resto del Gobierno hasta el momento han salido a defender su actuación.


David Sánchez

Uno de los imputados más destacados de esta lista es el hermano del presidente, David Sánchez. Es músico de profesión y utiliza un nombre artístico –David Azagra– para evitar ser relacionado con el líder socialista. Está imputado por hasta cinco delitos de corrupción y fiscales: prevaricación, malversación, tráfico de influencias, delitos contra la Hacienda Pública y delitos contra la Administración Pública.


La investigación judicial contra el hermano del presidente del Gobierno arrancó el pasado mes de junio, cuando Manos Limpias denunció su fichaje por la Diputación de Badajoz y su desempeño por presunta malversación contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social. La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz, Beatriz Biedma, dirige esta investigación y pidió información a la Diputación pacense sobre el proceso de contratación de David Sánchez. Este director de orquesta comenzó a trabajar en 2017 como jefe de la oficina de Artes Escénicas de la institución provincial con un contrato de alta dirección para coordinar los conservatorios públicos.


Koldo García

Koldo García está imputado por un delito de corrupción relacionado con el cobro ilegal de comisiones en la adjudicación de contratos relacionados con la compra de mascarillas durante la pandemia del Covid-19. Fue detenido el pasado mes de febrero por esta trama de corrupción. Fue asesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes, además de ser su chófer y el hombre para todo del ministro socialista.


La Guardia Civil considera que era el «elemento de conexión» con el ministro en el caso Koldo y que también retransmitía «instrucciones directas de Ábalos». La investigación judicial versa sobre el papel de intermediario de Koldo García en las negociaciones de compra de mascarillas a través del Ministerio de Transportes de Ábalos cobrando sobornos o comisiones por facilitar estos contratos. Está siendo investigado por la Audiencia Nacional. Koldo es uno de los imputados que más afecta al Gobierno de Sánchez, puesto que su detención desveló la trama de corrupción tejida durante la pandemia.


‘Tito Berni’

Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias Tito Berni, fue detenido en febrero de 2023 y dimitió de su cargo como diputado del PSOE en el Congreso por estar investigado por delitos de corrupción. La juez María de los Ángeles Lorenzo-Cáceres, titular del Juzgado de Instrucción Número 4 de Tenerife, le investiga a él y a otros cargos públicos por los delitos de cohecho, falsedad, blanqueo, tráfico de influencias y grupo organizado.


Tito Berni es uno de los implicados del caso Mediador, la trama de corrupción que consistía en ofrecer a empresarios ventajas en la contratación pública a cambio de sobornos, siendo extorsionados también a cambio de favores en inspecciones y ayudas europeas. Hubo también fiestas relacionadas con la causa que incluían prostitución, alcohol y drogas. El nombre del caso corresponde al empresario Marco Antonio Navarro, el nexo entre varios cargos públicos y otros empresarios en esta red de extorsión, enfocada en el ámbito ganadero y alimentario. El ex diputado socialista recibía las comisiones por parte de empresarios a cambio de subvenciones o contratos públicos, que eran depositadas en las cuentas de la Asociación Deportiva Vega de Tetir, presidida por Juan Bernardo Fuentes Curbelo.


Los cargos públicos implicados en este caso son el propio Juan Bernardo Fuentes Curbelo, Taishet Fuentes y Francisco Javier Espinosa. El ex diputado del PSOE aparece en la investigación bajo el nombre de Tito Berni, y la juez lo considera uno de los principales cabecillas de la trama. Fuentes Curbelo es uno de los imputados que más ha afectado al PSOE de Sánchez, especialmente por las fotos que se publicaron en las que aparecía el entonces diputado socialista acompañado por prostitutas.


El miedo sanchista

Agapito Maestre. libertad digital. 28 Octubre 2024

La España política huele a fiambre. Sus efectos han llegado a la vida privada. La vida política está muerta y la privada seriamente amenazada. El miedo está por todas partes. En España todo sucede al revés que en otros países. Alguien acorralado por la corrupción, en vez de estar muerto de miedo, preocupación y canguelo, genera permanentemente miedo y pánico en la sociedad civil. He ahí la gran novedad del totalitarismo sanchista de los últimos meses. No es temor sino algo mucho más grave, pánico lo que está entrando en los individuos más preparados de la sociedad española. La sociedad civil sale a la calle y protesta, pero, cuando regresa a su casa, sabe que el Estado, a través del gobierno de Pedro Sánchez, ya ha entrado en su casa de múltiples maneras para controlarlo y dirigirlo. El ataque y persecución a la vida privada de la presidenta de la Comunidad de Madrid no es sólo un ejemplo de la autocracia sanchista, sino un modelo totalitario para hacer desparecer la libertad. La ciudadanía española más desarrollada moral y políticamente intuye que la maquinaria infernal creada por el sanchismo y el separatismo tampoco nos dejará vivir con tranquilidad en los espacios privados. Nos mantiene en tensión, alterados permanentemente, esperando un nuevo escándalo dentro de un día o en las próximas horas.


​Vivimos, en efecto, como animales amenazados por el sanchismo, el comunismo y el separatismo. Vivimos perseguidos por una prensa al servicio de Sánchez. Es imposible escuchar y ver las cadenas de radio y televisión del gobierno de España y no sentir asco. Vivimos esperando que el último imbécil de la clase, por ejemplo, el cineasta del pueblo del Pegamento y Medio, o un ministro que odia la cultura española, suelte algún insulto o provocación contra la ciudadanía más responsable de España. Reconozcamos que una vez destrozado casi por entero el tejido político institucional, por ejemplo, el Senado apenas vale para nada, y el Congreso de los Diputados ha quedado reducido a una asamblea menor para legalizar los desmanes producidos por las medidas tomadas en el Consejo de Gobierno, el objetivo prioritario de Sánchez es eliminar la libertad, las libertades, que ejercemos en el ámbito privado. La libertad "negativa", esos espacios de vida íntima, que el Estado debería proteger a capa y espada están desapareciendo a un ritmo vertiginoso, entre otras razones, porque toda la "legislación" sanchista ha estado dirigida a eliminar todas las barrera protectoras de la privacidad de los españoles.


​Es, precisamente, en ese ámbito privado donde está haciendo estragos el temor, el miedo, en verdad, el pánico a este sujeto. Este hombre provoca terror por que puede hacer cualquier cosa antes que abandonar el poder por vías pacíficas. Sí, Sánchez, el presidente más deslegitimado de la UE, no sólo no se da por enterado de que la corrupción y las sospechas de delito de todo su entorno le alcanza directamente a él, sino que nos ataca con las más terrible técnicas nazis de amedrentamiento y persecución del adversario político. Aparte de centrar, en efecto, sus ataques políticos en un sólo enemigo, a saber, Isabel Díaz Ayuso, máxima de Göebels y sus sosias estalinistas, trata por todos los medios de expandir el temor, el miedo y el pánico entre la población de que pueden hacer lo que le da la gana. Genera pánico sobre su persona. Y, por desgracia, esta atmósfera de terror ante lo que se nos viene encima, ante lo que puedan hacer quienes detentan el poder sin dar explicación alguna de sus desmanes, ya está en la vida cotidiana. De momento, a los ciudadanos nos mantiene en vilo la corrupción, las mentiras y una gente tan inmoral como cutre a la hora de asaltar los bienes públicos. Sánchez no está relajado, pero está menos en vilo que nosotros, porque tiene todos los ases en su mano y los utilizará en tiempo y forma. Y el primero que está utilizando con maestría, propia de quien pertenece a un partido con amplia experiencia en el campo del golpismo, es no dejar de expandir que no abandonará el poder sin montar un tinglado gordo. Trata de asustarnos y lo está consiguiendo.


​El miedo empieza a cundir entre los ciudadanos y nadie deja de repetir: este Sánchez puede hacer cualquier barbaridad antes que permitir un cambio político sin violencia. Sí, sí, esta atmósfera domina la la vida pública y privada de los españoles. La cosa empieza a ser alarmante, pero él sigue atrincherado en el poder amenazándonos por tierra, mar y aire. Se ha llegado a decir que incluso él podría ser incluso imputado, pero ni aún así abandonaría La Moncloa sin montar algún lío grave. Yo no creo que llegara a tanto, pero la historia de este sujeto, sí, avala la sospecha de quienes piensan que jamás se irá por vías pacíficas. Él, ciertamente, no ha tomado esta sospecha ciudadana como crítica sino como bandera de su futuro político. Su eslogan es sencillo: "No me iré sin montar una barbaridad". La expansión de esa consigna por todas partes es el fundamento de una sociedad instalada en el miedo. He ahí diseñada la perfecta ciudad sanchista.


Maduro: la caída de una dictadura

Antonio Ledezma. el debate. 28 Octubre 2024

La verdad es que el dictador Nicolás Maduro está en caída libre. No ha impedido esa desplomada su par Vladimir Putin, que no pudo ir más allá de darle una palmadita de consolación al defenestrado tirano tropical, de paso por Rusia, de donde «salió con las tablas en la cabeza».


Su descalabro está a la vista de todo el mundo. Por eso luce derrotado. Lo sepultaron en las urnas electorales, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, liderando a millones de ciudadanos que votaron en su contra el pasado 28 de julio. Así lo reconfirman las actas recabadas y mostradas. Esas mismas actas que Maduro se niega a enseñar en público.


Dos factores claves en el entramado de Maduro están al tanto de esa derrota electoral. Me refiero, en primer lugar, a los militares que formaron parte del Plan República y que, por lo tanto, estaban cumpliendo la tarea de custodiar todos los centros de votación. Esos soldados y oficiales de la Fuerza Armada vieron las actas y escucharon, previamente, como se cantaban los resultados que indicaban la paliza que le estaba propinando Edmundo González Urrutia al dictador Maduro. Esos militares se las arreglaron para facilitar que los testigos representantes de los símbolos de la oposición, recabaran las actas que ahora han servido para desmontarle la bribonada al dictador Maduro.


El otro factor es la maquinaria que integran los activistas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Ellos también estaban en cada una de las mesas de votación. Saben lo que realmente ocurrió. Están al tanto de la verdad que el dictador Maduro pretende tozudamente ocultar.


La verdad es que hasta los militares que sufragaron ese 28 de julio, mayoritariamente, lo hicieron a favor de Edmundo González Urrutia. Por eso la persecución y la represión sanguinaria la ejecutan los grupos élites constituidos para llevar adelante esas macabras acciones. También por esa verdad que los golpeó en sus recónditos sentimientos psuvistas, esa maquinaria dirigencial esta desmoralizada. Saben que perdieron y muy feo.


La verdad es que el dictador Maduro está desequilibrado. Tiene a su aparato político resquebrajado. Lo que viene pasando en la estatal petrolera, PDVSA, es apenas un botón de muestra de todo cuanto acontece, en ese mismo sentido, en las más variadas estructuras gubernamentales. Eso era previsible. La corrupción termina socavándolo todo. Y en esas columnas «revolucionarias», ya no hay cabilla que aguante ese descomunal peso de la amoralidad.


Al dictador le queda el brazo armado de la alta esfera militar, lo que se conoce como el alto mando. Pero aguas abajo, la tropa está irritada, desgastada y aturdida por esos estribillos que le cantan a las glorias de un pasado que solo arrastra desgracias, de las que ellos y sus respectivas familias, no escapan. Al dictador Maduro se lo ve girando en ese diminuto círculo viciado en los que se caen a dentelladas los hermanos Rodríguez, Diosdado Cabello y Padrino López, mientras que la pareja que ocupa Miraflores se cuida de no ser mordidos por esa declinante jauría.


Buena parte del elenco de dirigentes de ese partido están defenestrados o relegados a un segundo plano, forcejeando a ver si consiguen el perdón para reaparecer, aunque sea en el ocaso de «lo que pudo haber sido y no fue». Otros, con menos suerte, están presos, desterrados o muertos. La lista de los caídos en desgracia es muy larga. Nadie confía en el otro.


Los testaferros no están libres de esa «supervisión» a los que son sometidos. No todo el mundo tiene el hado de Alex Saab, al que se le ve, por ahora, la estrella en la frente; brillo que hace recordar las mismas luces que irradiaban Rafael Ramírez, Nelson Martínez, Eulogio del Pino, Tareck Al Aissami o Pedro Tellechea, en los tramos recorridos en la empresa petrolera. Ese centelleo desapareció de repente y ya sabemos en las oscuridad en la que terminaron.


El dictador Maduro está más aislado que nunca. Ni un solo gobierno, verdaderamente democrático, reconoce ni avala su estropeada comedia, proclamándose ganador de los comicios del pasado 28 de julio. Ni los presidentes identificados con la izquierda latinoamericana, como Gabriel Boric, de Chile, lo secundan en su despropósito. Sus dislates han dado lugar al resquebrajamiento del mismísimo Foro de Sao Paulo. Basta con calibrar la posición del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Ya no lo soporta. Por eso lo ha fustigado conminándolo a que demuestre con actas su pretendida e infundada victoria electoral.


En Rusia, el dictador Maduro, quedó en ridículo. Se limitó a dar vueltas por los pasillos en donde se reunían los integrantes del grupo de Economías Emergentes, BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para conseguir hacerse un selfi. Pero Lula fue determinante: ¡Aquí no entra! El veto del gobierno de Brasil fue argumentado por los voceros autorizados.


El desprestigio del dictador Maduro no se limpia ni borra con peculiares «quita manchas», equivalentes a esa gritería de sus acólitos llamando «agentes de la CIA» a los presidentes Lula y a Boric. Son máculas incurables, similares a una metástasis. Al dictador Maduro lo buscan por sus intrincados con el narcotráfico. Tiene sobre sus espaldas una orden de captura prescrita por un tribunal de justicia argentino, dictamen basado en la aplicación del principio de «justicia universal». Cursan en la Corte Penal Internacional los expedientes que, Dios mediante, desembocaran en el juicio que tiene pendiente con las víctimas de sus crimines de lesa humanidad.


Pero sobre todo, el dictador Maduro quedará para siempre marcado con la cicatriz de la historia que narrará, detalladamente, cada una de sus tropelías, esas que dieron lugar a la destrucción de las instituciones del país, a la ruina de su economía, a la catástrofe humanitaria, incluida la diáspora más grande del planeta Tierra y al insondable daño moral que deja a su paso.


Afortunadamente, los ciudadanos hemos sabido resistir y pronto comenzaremos a escribir la historia buena, que hablara de cómo fue posible la recuperación de un gran país como Venezuela.


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Ojo, no se me despisten con Sánchez

Miquel Giménez. Vozpópuli. 28 Octubre 2024


Llevamos algunos días entretenidos con la cosa del tío de las gafas, pinta de inocentón y manos largas. Y está muy bien, pero ni es lo sustancial ni es lo serio ni es lo que más importante. Ya se las verá con la justicia si es que las denuncias, si las hubiera o hubiese, se presentan y hay juicio. Sirva el caso tan solo para recordarles a los que van escasos de memoria o cultura general que en la izquierda se hace lo que no se dice y se dice lo que no se hace. Pero superemos la cortina e humo tras la cual Sánchez, Begoña, Aldama, Koldo, Ábalos y el resto del Gran Circo de Begoñita Chen se esconden prudentemente. Porque, entre otras cosas, si individuos como Errejón y su hasta ahora protectora Yolanda Díaz – nada menos que vicepresidenta del Gobierno- han estado dónde han estado ha sido porque al sátrapa monclovita le convenía para ser califa en lugar del califa, frase que suele decir siempre el tremendo Visir Iznogoud en los cómics de Tabary.


A Sánchez se le estrecha cada vez más el círculo, véase el testimonio gráfico publicado este domingo en el que se ve con Aldama, ese señor que no conoce. Cada vez hay más indicios, en muchos casos pruebas, más imputados y por tanto más posibilidades de que alguno derrote y cante la Traviata. Cada vez hay más mosqueo incluso entre los suyos, a pesar de lo bien que hace de contorsionista con la lengua la ministra Montero. Y si no fuera porque Sánchez tiene lo que tiene enfrente haría tiempo que estaría apacentando gusarapos en la Sierra de la Culebra. Pero incluso así, las palizas que le dan a Bolaños con precisión y pulcritud, por citar dos casos, Cayetana Álvarez de Toledo o Pepa Millán, evidencian por qué al presidente le gusta menos pisar la Carrera de San Jerónimo que al Pernales una comisaría.


Lo último que se ha inventado para desaparecer del mundo político nacional es montarse una gira mundial que ni el flemático Phileas Fogg, protagonista de “La vuelta al mundo en ochenta días”. El chico estará esparciendo la luz por el mundo en India – mira, como Fogg, que es donde encuentra a la que será su enamorada, la princesa Aouda a la que salva de ser quemada viva, y dejo a ustedes que saquen sus propias conclusiones -, para luego visitar Hungría, Azerbaiyán, Ecuador y Brasil. Total, que no lo vamos a ver hasta finales de noviembre y entonces, con las Navidades casi encima, entre unas cosas y otras continuará siendo un presidente etéreo, más intuible que palpable, más sospechado que constatado. Mientras tanto, aquí seguirán las escabechinas entre socios del gobierno – en Junts, Puigdemont ha dado un golpe de Estado destinando a Laura Borrás al piélago de la fundación del partido – y como no se le aparezca la Virgen de Suresnes en el congreso socialista de Sevilla, a celebrar los próximos 29 y 30 de noviembre, a alguno de los mil noventa y cinco delegados, delegadas y delegades, todo seguirá plácido para el Zar del traje azul entallado. Bueno, o que algún juez tenga la ocurrencia de imputarlo. Pero, caso de que tal cosa sucediera, con montar un escándalo de profundo calado, no sé, como que a Sira Riego la vuelve loca Bertín Osborne, y luego irse de gira por países que empiecen por la letra M, problema solucionado.


Por eso no hay que despistarse jamás con este individuo. Es capaz de engañarnos a nosotros, a los suyos, a las instituciones, a la Federación Internacional de Aviación, todos a la vez, mientras silba. No sería la primera vez, recuerden la pandemia, los confinamientos, los comités de sabio y las mascarillas. Mucho ojo.


El "impuestazo" como variante del robo a mano armada

Jesús Cacho. Vozpópuli. 28 Octubre 2024


“El Ministerio de Hacienda está trabajando a todo tren para intentar convertir en permanentes los actuales gravámenes sobre banca y energéticas, algo que tiene que lograr antes de que termine el año y que cada vez se torna más difícil”. Así arrancaba una noticia aparecida este viernes en el diario El País, que hay que presumir filtrada por el ministerio que comanda Marisú Montero, principal impulsora de la idea de convertir en fijo un impuesto calificado en su día de temporal para intentar cuadrar las cuentas del plan fiscal remitido esta semana a Bruselas. Y es que la nota del órgano oficial del Gobierno Sánchez contenía una caramelo destinado a endulzar el “impuestazo” a bancos y eléctricas: la posibilidad de permitir a ambos desgravarse "parte de la cuota abonada en el impuesto de sociedades". La airada reacción del mundo empresarial a este impuesto ha sorprendido a Sánchez y su tropa, acostumbrados a la tradicional sumisión de nuestros directivos de empresa. Ha sido Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, quien ha roto valientemente el fuego, en la primera señal clara de protesta de nuestras elites económico financieras contra la rapiña de un Gobierno acostumbrado a gastar a manos llenas para mantener su clientela electoral, que no se plantea ningún esquema de recorte del gasto público (idea ajena a esta tropa que nos gobierna), y necesitado de exprimir a empresas y particulares con gravámenes de todo tipo para seguir con su fiesta extractiva. El "impuestazo" como una variante del robo a mano armada que practica un Gobierno apegado al poder y al dinero. Sobre todo al dinero.


El golpe a banca y energéticas se justificó en su día por circunstancias tan excepcionales como la invasión rusa de Ucrania y sus efectos sobre los costes de la energía y la subida de los tipos de interés destinada a frenar una inflación disparada. Moncloa y sus terminales se encargaron de pregonar que ambos tributos tendrían carácter temporal, en línea con la filosofía de una Comisión Europea que fijó como fecha límite de los mismos finales de 2023. La peculiaridad española es que el “impuestazo” aplicado por el Ejecutivo fijó como base imponible a gravar la cifra de negocios, la facturación, no los beneficios, lo cual es un disparate en pura técnica tributaria porque los ingresos no miden la rentabilidad real de una sociedad, error propio de un Gobierno en el que figura gente, tal que Yolanda Díaz o la propia Marisú, que “profesa una ideología que le hace inmune al conocimiento económico” (José Luis Feito aquí el jueves). Y bien, es obvio que las “causas excepcionales” que motivaron su introducción han desaparecido ya, con precios de la energía en niveles parecidos a los existentes antes de la guerra de Ucrania y con tipos de interés claramente a la baja, no obstante lo cual el Gobierno Sánchez no solo no los ha hecho desaparecer sino que pretende convertirlos en permanentes, en contra del criterio de las autoridades comunitarias, convencidas, como cualquier economista avisado, de que ese gravamen retraerá la inversión (clave ahora mismo en un sector tan importante como el eléctrico) y mermará el crecimiento, al mismo tiempo que reducirá y encarecerá el crédito bancario a los consumidores. Conviene recordar que el sector energético es responsable del 19,6% del PIB español, por el 3,1% del bancario, y que ambos, los más innovadores y tecnológicamente avanzados del país, emplean a cerca de un millón de personas.


El Gobierno de extrema izquierda que sufrimos justificó el “impuestazo” aludiendo al mito de los “beneficios extraordinarios” logrados por ambos sectores, un argumento que contraviene el sentido común y la más elemental de las lógicas sin necesidad de romper una lanza por unas empresas cuyos accionistas disponen de un ejército de abogados para defender sus intereses ante cualquier instancia. El sentido común y la realidad económica, porque las compañías españolas de gas y petróleo operan en un mercado global, abierto a la competencia, y están muy lejos de poder imponer unos precios que son volátiles por naturaleza y que dependen de variables que no controlan. Cuando el Gobierno habla de que han obtenido “beneficios extraordinarios” por la subida de los precios de los combustibles fósiles, olvida las pérdidas que registraron durante 2019 y 2020 a causa de la crisis generada por la pandemia. Repsol, por ejemplo, perdió 5.000 millones en esos dos años sin que, obviamente, se le bajaran los impuestos. Y el mismo argumento vale para los bancos, cuyos márgenes sufrieron un recorte drástico durante casi una década de tipos de interés reales negativos. En resumen, en un mercado abierto cualquier empresa, de cualquier tamaño, puede registrar “beneficios extraordinarios” o “pérdidas extraordinarias”, y la intervención del Estado debería limitarse a controlar el pago de los impuestos que gravan su actividad y a asegurar condiciones de libre y efectiva concurrencia.


Las consecuencias de convertir el “impuestazo” en permanente no tardarán en hacerse notar en caso de que la idea supere el listón del Congreso. La merma en la rentabilidad de las energéticas españolas dificultará su capacidad de captar capitales, poniéndolas en una posición de desventaja respecto a sus competidoras extranjeras. ¿Cómo piensa el Gobierno financiar los compromisos de inversión del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (308.000 millones en los próximos cinco años), un 80% del cual espera que sea soportado por el sector privado? Parece improbable que las compañías tengan la capacidad y la voluntad de afrontar ese esfuerzo, y más con un Gobierno que cambia las reglas del juego a mitad de partido y a voluntad de unos socios que no creen en la empresa ni en el libre mercado. Repsol ha hecho pública su intención de desarrollar en Sines, Portugal, su proyecto de hidrógeno verde, abriendo la espita a una deslocalización de inversiones -Cepsa acaba de anunciar algo similar- hacia lugares con un tratamiento fiscal menos oneroso, lo cual terminará afectando negativamente al crecimiento, al empleo y a los propios ingresos del Estado. Y otro tanto cabe decir de la banca. En un contexto de bajada de tipos del que deberían beneficiarse los prestatarios, el impuesto hará más caro el crédito para familias y empresas (incidiendo de forma negativa sobre el crecimiento de la economía), además de elevar el riesgo crediticio.


Está claro que el mantenimiento del “impuestazo” obedece exclusivamente a razones recaudatorias. Con Bruselas presionando a Madrid con la necesidad de poner en marcha el siempre postergado proceso de ajuste fiscal, un Gobierno como el de Sánchez, que no está dispuesto a renunciar a su insostenible ritmo de gasto público (Beatriz Triguero lo contaba aquí esta semana: “Ni el consumo de los hogares ni la inversión empresarial: el 60% del crecimiento del PIB acumulado en los últimos cinco años se debe al gasto público”), necesita seguir exprimiendo a particulares y empresas para financiarlo, sin que le importen los efectos socioeconómicos que ello implique. A Sánchez le importa un pimiento la suerte de las empresas y de los ciudadanos españoles con tal de estar una semana, un mes o un año más en Moncloa. Por lo demás, zurrarle la badana a bancos y eléctricas, los perfectos villanos, es tarea muy del gusto de una base electoral de izquierdas acostumbrada a tragar ruedas de molino sin rechistar. Ello por no hablar de la dinámica de litigios que la decisión abrirá a medio y largo plazo, litigios que se traducirán en el pago de indemnizaciones cuantiosas a las compañías afectadas, “una cuenta que al final terminarán pagando los contribuyentes patrios”, en palabras de Lorenzo Bernaldo de Quirós, porque el impuesto es contrario a la Constitución por discriminatorio (bancos y energéticas ya pagan Impuesto de Sociedades) y también al Derecho comunitario.


Si algo tiene de bueno este lance es la ruptura del humillante servilismo con el que nuestra clase empresarial y financiera ha obsequiado a este Gobierno de extrema izquierda desde que llegó al poder hace ya más de seis años. No deja de resultar curioso, por eso, que haya tenido que ser un antiguo político, nada menos que un ex presidente del Euzkadi Buru Batzar (comité ejecutivo del PNV) entre 2004 y 2008, quien se haya atrevido a romper la baraja de esa inicua sumisión, haciendo honor al cargo de consejero delegado de Repsol que ostenta desde 2014, vale decir que defendiendo los intereses de sus accionistas, que para eso le pagan. Sorprende, también, que la CEOE del inefable Garamendi haya tardado tanto en reaccionar, en línea con el silencio mantenido durante días de la patronal bancaria AEB (¿en qué estaba pensando la señora Kindelan? ¿esperando instrucciones?) y la propia Ana Botín, aunque justo es reconocer que la jefa del Santander ha terminado alineándose de forma clara con la denuncia. ¿Hay que colegir, por ello, que nuestro glorioso capitalismo, siempre tan valiente, tan patriota, está por fin dispuesto a comportarse con este Gobierno nefando con la honorabilidad que cabría esperar de gente tan principal, con un alto grado de responsabilidad y con unos más que envidiables emolumentos? Al tiempo.


De vergüenza ajena lo del PNV, un partido que supuestamente defiende planteamientos económicos más o menos liberales y que parece haberse entregado de hoz y coz al peor de los populismos de izquierdas. Nada tiene de extraño, por eso, la decepción que en estos momentos embarga a Imaz con sus antiguos compañeros de partido. Sencillamente, el PNV está dispuesto a dejarse comprar como cualquier meretriz de club de alterne por un individuo dispuesto a pagar cualquier precio para seguir en el machito. La cosa es, más o menos, así: El partido que hoy preside un tal Pradales ha comprometido ya su apoyo en el Congreso al proyecto que defiende Marisú a cambio de que Sánchez le endose, a través del cálculo del cupo, la cifra que el Estado recaudaría por ese concepto en el País Vasco. El resultado es que las empresas con sede social en esa Comunidad, por ejemplo Iberdrola, no pagarían el “impuestazo”, cosa que sí estarían obligadas a hacer las radicadas en cualquier otro punto de España. ¿Deberían todas las energéticas y bancos domiciliarse en el País Vasco para librarse del golpe? El PNV juega con fuego en este episodio, y probablemente esté a punto de colocar una bomba de relojería bajo su régimen foral que terminará por explotarle algún día.


Tampoco es tranquilizador el silencio de un PP que no ha manifestado postura conocida en torno a este episodio. Un partido que pretende representar a una derecha liberal debería tener claro desde el principio que ese impuesto es “infantil, inmoral y contraproducente” (Daniel Lacalle), una medida propia de primero de falangismo, “enormemente dañina para el bienestar de los trabajadores” (de nuevo José Luis Feito) además de para esas clases medias tradicionales accionistas de las grandes empresas. Nos encontramos, en suma, ante una manifestación más de la profunda crisis por la que atraviesa una España caída en manos de una banda dispuesta a desguazar el país con tal de gozar del tiempo suficiente para llenarse las alforjas. Una banda cuyo jefe, asediado por mil escándalos, no renunciará al poder a menos que la pareja de la Guardia Civil, mandato judicial mediante, se presente un día en Moncloa dispuesta llevárselo esposado en dirección al calabozo. Antes de que huya a Túnez como Bettino Craxi.


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