Recortes
de Prensa Sábado
1 Marzo 2025
Si la
UE no despierta tras lo visto en la Casa Blanca firmará su sentencia
de muerte
OKDIARIO. 1
Marzo 2025
Lo vivido en la Casa Blanca -el tenso enfrentamiento entre Donald Trump y Volodímir Zelenski- ha sido, desde un estricto punto de vista periodístico, un acontecimiento grandioso, a todas luces inédito, pero más allá del envoltorio del encuentro lo ocurrido obliga a sacar algunas conclusiones: que el presidente del país más poderoso del mundo invite al presidente de Ucrania, una nación invadida por Rusia y, en consecuencia víctima, para obligarle a una suerte de rendición o capitulación transmitida en directo es una humillación inaceptable.
Enfrentarse a la izquierda y mantener posiciones críticas con el mal llamado progresismo no significa tener que defender a toda costa a Donald Trump, menos aún después de lo vivido en la Casa Blanca. El mayor poder del mundo no concede la mayor razón, sobre todo cuando el presidente de Estados Unidos, a la hora de analizar la guerra de Ucrania, invierte de manera palmaria el orden básico de cualquier disquisición objetiva: que hay un culpable, Vladímir Putin, y un pueblo -el ucranio- sometido a los delirios anexionistas del presidente ruso. A partir de ahí, todo es discutible para lograr el fin de la guerra, pero convertir al agredido en un peligro para el mundo y reprochar a Zelenski que puede provocar la III Guerra Mundial es un dislate de proporcionales gigantescas.
A partir de lo ocurrido en la Casa Blanca quien debe de tomar buena nota y reaccionar de algún modo es la UE, cuya paquidérmica estrategia de arrastrar los pies ya no aguanta más. A Trump podrán reprochársele muchas cosas, entre ellas sus formas y su falta de principios, pero no engaña. Lo ocurrido en el Despacho Oval obliga a Europa a despertar de su cómodo sueño, porque al otro lado de Atlántico el presidente de Estados Unidos ya ha dejado clara su intención de renunciar a hacer el papel de primo de Zumosol. De modo que o la UE despierta o su decadencia será irreversible.
Una discusión ante los periodistas
Trump
advierte a Zelenski tras su bronca: "Si quiere seguir luchando,
está solo. Y no acabará bien"
Zelenski ha
abandonado la Casa Blanca tras la acalorada discusión, sin firmar el
acuerdo de minerales
A. A.; J. M. R. el confidencial. 1
Marzo 2025
Donald Trump ha redoblado su amenaza a Zelenski tras el desencuentro de este viernes en la Casa Blanca. En declaraciones a los medios, el presidente de EEUU ha acusado al ucraniano de no querer acabar la guerra: "El presidente Putin quiere acabar con esto. Y este es un hombre que quiere seguir luchando. Él tiene que decir 'quiero hacer la paz', no tiene que decir 'Putin esto, Putin aquello...'. No tiene las cartas".
Por eso, Trump advierte de que si Zelenski no se pliega a sus condiciones, EEUU dejará de apoyar a Ucrania: "No confío ni desconfío de nadie. No vamos a seguir luchando. Si él quiere pelear, estará solo. Veamos cómo le va con eso. No va a acabar bien para él. Quiero a cualquiera que quiera hacer la paz. No tiene las cartas. Tiene que detener la lucha, detener la muerte. Es hora de detener la muerte".
Trump ha asegurado que quiere un alto al fuego inmediato para Ucrania, y ha vuelto a advertir: "Sin nosotros está solo. No va a ganar".
Las declaraciones se producen tras el choque entre ambos delante de las cámaras en la Casa Blanca. El encuentro necesitó menos de quince minutos para saltar por los aires, amenazas incluidas y cajas destempladas: "Cuando esté preparado para la paz, que vuelva", ha sido el comunicado final.
Con un apretón de manos y un chiste sobre su atuendo, recibió el presidente estadounidense, Donald Trump, al hombre al que hace apenas unos días llamó "dictador". El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, protagonizaba este viernes en Washington un encuentro con su homólogo estadounidense, en una visita encuadrada en la firma del acuerdo económico relativo a minerales y tierras raras entre ambos países y que ha acabado con una discusión encendida delante de los periodistas presentes, que lo han retransmitido en directo. "O llegamos a un acuerdo, o nos vamos [EEUU]", ha llegado a decirle Trump a su homólogo.
El encuentro ambos líderes, sobre el que se habían puesto muchas esperanzas para acabar con la guerra en Ucrania en términos que no impliquen una victoria total para Rusia, se convirtió en una suerte de emboscada contra Zelenski. Durante los comentarios iniciales ante los periodistas sobre la ayuda de EEUU a Ucrania durante los últimos dos años, Trump le ha asegurado a Zelenski que está "mostrando poco respeto" por Estados Unidos porque "no está ganando la guerra" y no "agradece suficiente" la ayuda prestada por EEUU. "No tenéis gente, no tenéis hombres en Ucrania", ha interrumpido el vicepresidente JD Vance. Zelenski ha contestado: "ven y lo verás".
Cuando Zelenski estaba defendiendo que Ucrania "había firmado un acuerdo con [el presidente ruso, Vladímir] Putin, y éste no lo cumplió", Vance ha respondido acusándolo de comportarse de modo "irrespetuoso, al venir al Despacho Oval y pelearse delante de los medios”. Levantando la voz, Trump ha advertido a Zelenski que “ahora mismo no está en buena posición” y que "está jugando con una Tercera Guerra Mundial”.
Trump ha continuado afirmando de nuevo Ucrania inició la guerra. Durante la acalorada reunión en la Oficina Oval el viernes, dijo que el “odio” de Zelenski por Putin podría ser la razón por la que la invasión no terminara. “Ves el odio que siente por Putin. Es muy difícil para mí llegar a un acuerdo con ese tipo de odio”, afirmó, ante los atónitos presentes.
Tras el encontronazo, el propio Donald Trump ha publicado un post en su red social con gruesas palabras en el que aseguraban que "Zelenski no está preparado para la paz si Estados Unidos está involucrado en ella". "Tuvimos un encuentro muy significativo en la Casa Blanca hoy. Se ha aprendido mucho, cosas que no se podrían entender sin una conversación bajo tal presión. Es increíble lo que sale a través de las emociones, y yo he llegado a la conclusión de que el presidente Zelenski no está preparado para la paz si Estados Unidos está involucrada, porque él siente que nuestra presencia le da una gran ventaja en las negociaciones. No quiero ventaja, quiero PAZ. Ha faltado el respeto a Estados Unidos en su preciado Despacho oval. Puede volver cuando esté preparado para la paz".
Zelenski ha abandonado la Casa Blanca poco después sin hablar con los medios de comunicación.
El encuentro había comenzado con mejor pie, con Trump asegurando que quiere que el mundo le "recuerde como un pacificador. Hago esto para salvar vidas más que cualquier otra cosa. En segundo lugar, simplemente para ahorrar mucho dinero, pero considero que eso es mucho menos importante". En caso de conseguir la paz, Zelenski ha asegurado que Trump "estaría al nivel" de George Washington y que, en su opinión, Estados Unidos "no dejará de ayudar" al país. Ha advertido, además, que el alto el fuego "nunca funcionará sin garantías de seguridad". Trump le ha respondido que esas garantías de seguridad "corresponden a Europa".
El encuentro, el primero entre ambos líderes desde la toma de posesión de Trump el pasado enero y el inicio de negociaciones EEUU-Rusia, ha estado a punto de no tener lugar. En medio de las duras negociaciones para la firma del acuerdo de minerales, cuyo primer borrador —en un estilo casi "colonial" y que entregaba a EEUU el 50% de los recursos ucranianos— Zelenski se negó a firmar, Donald Trump llegó a cancelar la visita, pero habría reconsiderado la cuestión tras hablar con el presidente francés, Emmanuel Macron, según reportó la cadena gala BFMTV, citando a una fuente diplomática francesa.
La relación entre ambos líderes nunca ha sido fácil, y se ha vuelto aún más agria desde que Donald Trump ha dado un volantazo al apoyo estadounidense a Ucrania frente a la invasión rusa. Por el momento, Estados Unidos ha mantenido al menos ya dos rondas de negociaciones con Rusia, en Arabia Saudí y en Estambul, sin la presencia de Ucrania. En un maremágnum de declaraciones, Donald Trump ha aireado su admiración por Rusia y Putin, además de poner la carga de la culpa en Ucrania por la invasión de su vecino, Rusia, e incluso personalmente en Zelenski, quien "no habría negociado lo suficiente".
Zelenski reaccionó señalando que, "por desgracia", Trump parece "rodeado de la burbuja de desinformación rusa". Este comentario le valió que Trump lo tildara de dictador, unas palabras de las que pareció desdecirse este jueves. "No puedo creer" que "lo llamara así", declaró.
Zelenski había intentado utilizar su visita para asegurarse el apoyo de una Administración que parece más inclinada a dar carpetazo temprano (aunque sea a costa de Ucrania) a la guerra y reanudar relaciones económicas con Rusia. La carta del acuerdo de minerales habría sido clave para convencer al magnate.
EEUU y Ucrania rompen negociaciones sobre las tierras raras
Tras la bronca, Estados Unidos y Ucrania han suspendido las negociaciones sobre el acuerdo por el que Washington se comprometía a mantener la ayuda a Kiev a cambio de su acceso a las tierras raras del país, según han confirmado fuentes de la Casa Blanca a los principales medios estadounidenses.
Según lo que se ha ido filtrando a la prensa, la última versión parecía menos onerosa para Ucrania: requiere de inversiones estadounidenses para extraer esos materiales (que hasta el momento no han sido rentabilizados, muchos se encuentran en zonas de combates activos y otros tantos su presencia en cantidades reseñables no ha llegado a ser probada), por lo que desde Kiev se aferran a que la mentalidad económica del magnate les ofrezca suficiente para al menos resistir a la continuada ofensiva rusa.
"Vamos a cavar, cavar, cavar", aseguró Trump a los periodistas la noche del jueves antes de la visita, que finalmente se trocó en discusión. "Los contribuyentes estadounidenses recibirán ahora un reembolso en efectivo del dinero y los cientos de miles de millones de dólares invertidos en ayudar a Ucrania a defenderse", aseguró. Las cifras que Donald Trump ha estado enarbolando sobre la ayuda militar a Ucrania -500.000 millones de dólares- no estaban cerca de la realidad ni de lo prestado, ni de lo donado. Sin contar que la mayoría de las compras de armamento han repercutido en compañías de Estados Unidos, el gran productor militar del mundo.
Además del rol de Ucrania en las negociaciones de un alto el fuego, para el que Zelenski estaba buscando garantías de seguridad, es posible que en el encuentro también se hable de la posibilidad de una misión de mantenimiento de la paz compuesta por soldados europeos, una posibilidad que han propuesto líderes como el británico Keir Starmer en anteriores reuniones con Trump.
Zelenski
cree que la relación con Trump se puede reconducir tras su altercado
verbal en el Despacho Oval
Henar Andrés. Madrid. el
mundo. 1
Marzo 2025
Al cumplirse 1.102 días de guerra en Ucrania, el encuentro entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, en el Despacho Oval, ha puesto en peligro el futuro de la relación entre Estados Unidos y Ucrania y la capacidad de Kiev para defenderse de la guerra con Rusia, iniciada después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, decidiera invadir la ex república soviética.
Trump despachó a Zelenski fuera de la Casa Blanca tras una extraordinaria bronca en el Despacho Oval, seguida por todo el mundo en directo, porque, según él, "no estaba preparado" para la paz con Rusia. Y así semanas de tortuosa diplomacia se desmoronaron de forma espectacular.
"Por supuesto" que se puede reconducir, declaró el presidente ucraniano en una entrevista posterior en Fox News, pero estimó que no debe una disculpa a su homólogo estadounidense.
Las defensas aéreas de Ucrania destruyeron 103 de los 154 drones lanzados por Rusia en su último ataque nocturno, según la Fuerza Aérea de Kiev.
9:40
Starmer expresa su apoyo a Zelenski antes de recibirle en una cumbre europea
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha mostrado su "apoyo inquebrantable" al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, antes de recibirlo junto a los líderes de otros 13 países europeos, entre ellos España, este domingo en Londres.
Starmer habló por teléfono con Zelenski y con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de la tensa conversación entre ambos en la Casa Blanca del viernes, según informó un portavoz de Downing Street.
El británico "mantiene su apoyo inquebrantable a Ucrania y está haciendo todo lo que puede para encontrar una vía hacia una paz duradera basada en la soberanía y la seguridad de Ucrania", señaló el portavoz.
9:20
Australia asegura que está "del lado de Ucrania"
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, aseguró este sábado que "Australia está del lado de Ucrania" en su lucha por defender su soberanía frente a Rusia, después de la tensa visita del presidente ucraniano a Washington la víspera.
"Durante tres años, Australia ha apoyado con orgullo al valiente pueblo ucraniano en su lucha por defender su soberanía contra la brutalidad del agresor ruso y en apoyo de la ley internacional", dijo Albanese en un comentario en X. "Australia está del lado de Ucrania", agregó.
08.08
Cascada de apoyos a Zelenski en X a los que el ucraniano responde uno a uno
"Gracias por su apoyo" (Thank you for your support) es la escueta respuesta en X del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a cada uno de los mensajes de apoyo que ha recibido en la red social tras la bronca con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su visita a la Casa Blanca programada para firmar un acuerdo sobre las tierras raras que marcaría el inicio de un proceso de paz tras tres años de guerra en Ucrania por la invasión rusa.
Roberta Metsola, Olaf Scholz, Petr Pavel, Pedro Sánchez, Donald Tusk, Gitanas Nausèda, Evika Silina, Petr Fiala, Jonas Gahr Store, Friedrich Merz, Luís Montenegro, Ursula von der Leyen, Antonio Costa, Emmanuel Macron, Luc Frieden, Dick Schoof, Kristen Michal, Justin Trudeau, Natasa Pirc Musar, entre otros líderes.
08.01
Ucrania destruye 103 drones rusos en un ataque nocturno
Las defensas aéreas de Ucrania destruyeron 103 de los 154 drones lanzados por Rusia en su último ataque nocturno, informó este sábado la Fuerza Aérea de Kiev, informa Reuters.
08.00
Zelenski: "Por supuesto" que se puede reconducir
Volodimir Zelenski estima que la relación con Estados Unidos se puede rencauzar después del altercado verbal con Donald Trump, quien lo abroncó y echó de la Casa Blanca este viernes, acusándolo de no estar "preparado" para la paz con Rusia, informa Afp.
"Por supuesto" que se puede reconducir, declaró el presidente ucraniano en una entrevista posterior en Fox News, pero estimó que no debe una disculpa a su homólogo estadounidense.
Reconoció que sería "difícil" para Ucrania contener la invasión de las fuerzas rusas iniciada hace tres años sin el apoyo estadounidense y que le gustaría que Trump esté "realmente más" del lado de su país.
Pocas horas después, sin embargo, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, le pidió en CNN que "se disculpara" por hacerles "perder el tiempo en una reunión que iba a acabar así".
Se refería a un encuentro que empezó bastante bien y terminó mal: sin la firma de un acuerdo que daría acceso a Washington a minerales ucranianos y la cancelación de la clásica rueda de prensa conjunta.
Trump, que presume de su cercanía con su homólogo ruso, Vladimir Putin, le dio a Zelenski un apretón de manos antes de bromear sobre su atuendo de estilo militar al llegar a la Casa Blanca.
Pero en el despacho oval, ante las cámaras de los medios de comunicación, el presidente estadounidense pidió a Ucrania que acepte "concesiones" para poner fin a la guerra con Rusia.
Zelenski exigió no transigir con el presidente ruso, a quien califica de "asesino", y mostró fotos de la guerra iniciada después de que Rusia invadiera su país.
De repente el tono cambió y se desató la llamada bronca oval.
El momento clave
En las
negociaciones de Estambul Rusia había esencialmente admitido su
fracaso
David Román. gaceta. 1
Marzo 2025
Dentro de unos meses, quizás un año, la guerra de Ucrania habrá acabado (probablemente, dadas las declaraciones de la administración estadounidense, con un acuerdo de paz favorable al Kremlin) y será el momento de evaluar si los que pedían apaciguamiento con Rusia antes de empezar el conflicto llevaban razón o no.
De momento, parece claro que estamos cerca de llegar a lo que, hace tres años, parecía la peor de las opciones. En 1938, Winston Churchill atacó al entonces primer ministro británico, Neville Chamberlain, acusándole de haber entregado Checoslovaquia a Hitler a cuento de la crisis de los Sudetes. Las famosas palabras que pronunció Churchill (“se le dio a elegir entre la paz y el deshonor. Eligió el deshonor y tendrá guerra”) podrían aplicarse al momento actual y dedicarse a la OTAN, con mínimos ajustes: “se les dio a elegir entre la guerra y el deshonor. Eligieron la guerra y tendrán deshonor”.
No sabemos aún el contorno del acuerdo final sobre Ucrania, o siquiera si habrá un acuerdo final y no un armisticio. Lo que está claro es que Rusia ya se ha anexionado cinco provincias ucranianas (incluida Crimea) y que, de un modo u otro, por las buenas o por las malas, se quedará con todas o la mayoría de ellas. Ucrania también ha perdido entre el 20% y el 30% de su población en calidad de refugiados o nuevos ciudadanos rusos, con pocas probabilidades de regresar. El país está completamente destrozado, lleno de lápidas y veteranos de guerra mutilados, y en bancarrota para siempre. Y, por cierto, tan lejos de entrar en la OTAN como estaba en 2022, o posiblemente más.
En 2022, animados por el sistemático recuerdo de Munich 1938 y las presuntas concesiones humillantes a Hitler, las potencias occidentales decidieron no negociar nada con Rusia. Nadie estaba muy seguro de si Ucrania se vería en condiciones de aguantar los chantajes de Vladimir Putin, pero se prefirió escuchar a Churchill y no a Chamberlain. Podrá discutirse lo que se quiera sobre aquella decisión, pero resultó no ser la más perniciosa de la guerra. Las habría peores.
La invasión de Ucrania en febrero de 2022 fue un desastre casi completo para los rusos. Putin, como la mayoría, tenía un bajo concepto de la capacidad de resistencia de Ucrania, que ya entonces (después de 30 años de independencia que debería inspirar a la meditación a muchos separatistas vascos y catalanes) era el país más pobre de Europa por renta per cápita, así que el ejército ruso que penetró en el país, del tamaño de Francia, era de apenas 150.000 soldados.
Resultó que las fuerzas armadas y el gobierno ucranianos se habían endurecido tras siete años de preparativos desde los llamados “Acuerdos de Minsk” de 2015, por lo que el contraataque ucraniano inmediato detuvo a los rusos en seco, muy lejos de Kiev y de la segunda ciudad más grande del país, Járkov. En medio de una ola de sentimiento antirruso que se extendió por Occidente, los primeros meses de la guerra fueron terribles para Rusia. Estados Unidos y sus aliados congelaron cientos de miles de millones de dólares que el Banco Central de Rusia tenía en el extranjero, en un intento sin precedentes de desplomar la economía rusa.
Sorprendidos por la inesperada resistencia ucraniana y el amplio apoyo occidental a Kiev, Rusia propuso casi de inmediato negociaciones para un acuerdo de paz. A mediados de marzo, ambas partes describieron los términos preliminares alcanzados durante reuniones en Bielorrusia y Estambul, y el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció que Rusia cesaría las operaciones militares «en un momento», si Ucrania declaraba su neutralidad y simplemente otorgaba autonomía a las regiones orientales de Luhansk y Donetsk.
Las concesiones rusas eran apabullantes, y un total respaldo a las tesis de los que se habían negado a negociar antes con Putin: el acuerdo previsto proclamaría a Ucrania como un estado permanentemente neutral y no nuclear, con soberanía garantizada por varias potencias extranjeras, casi todas ellas aliadas de EEUU. Ucrania no permitiría tropas extranjeras en su territorio, pero reabriría las conversaciones con Rusia –con un plazo de 15 años– sobre el control de Crimea, que Rusia siempre había rechazado de antemano; no sólo eso: mientras que en 2013 Rusia se había opuesto a que Ucrania firmara un acuerdo de asociación con la UE, Rusia ahora aceptó “facilitar” la adhesión total de Ucrania al bloque.
Éste fue el momento clave del conflicto. Después de dos meses de combates, quizás habría 10.000 o 20.000 muertos, como mucho, en los dos bandos, un saldo sangriento pero manejable para países grandes: existe la posibilidad de firmar un acuerdo, y tanto Rusia como Ucrania están claramente interesadas por salir de algún modo airosa de una situación complicada. EEUU y sus aliados tienen la sartén por el mango.
Sabemos que esto fue así por varios reportes detallados sobre las negociaciones que aparecieron en la primera mitad de 2024, dos años después de los hechos, sin duda sobre la base de filtraciones occidentales, no rusas.
El primero fue “Las conversaciones que podrían haber terminado la guerra en Ucrania: una historia oculta de diplomacia que se quedó corta, pero que ofrece lecciones para futuras negociaciones”, escrito por Samuel Charap y Sergey Radchenko, y publicado en la revista Foreign Policy el 16 de Abril de 2024.
El hecho de que este texto, cuyos autores vieron el borrador del acuerdo de paz, fuera publicado por un medio propiedad del más prominente think-tank cuasi gubernamental de Washington dedicado a relaciones internacionales, el Council on Foreign Relations, indica que estos detalles fueron verificados por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Además, mucho de lo que escribieron Charap y Radchenko fue luego corroborado por un reportaje separado del New York Times, “La paz entre Ucrania y Rusia es tan esquiva como siempre. Pero en 2022 estaban hablando,” publicado el 15 de junio de 2024.
Este segundo artículo sobre las negociaciones en Estambul se centra más en los desacuerdos entre las partes negociadoras, y tiene un cierto aire de respuesta al anterior, que fue muy comentado sobre todo por los mayores opositores a la posición de la OTAN en la guerra.
El NYT argumentó que “las dos partes chocaron sobre cuestiones como los niveles de armamento, los términos de la posible membresía de Ucrania en la Unión Europea y leyes ucranianas específicas sobre el idioma y la cultura que Rusia quería derogar”. Es decir, que no había ningún tema relevante de peso donde no se pudieran alcanzar puntos de consenso (los separatistas catalanes no estaban ahí: todos sabremos que prefieren la Tercera Guerra Mundial a acabar con la inmersión lingüística).
Un punto fundamental en el que el NYT corrobora lo antes reportado por Foreign Policy es el estatus de Crimea: el 15 de abril de 2022, precisa el NYT, fue cuando Rusia acordó dejar la cuestión de Crimea en el limbo; como informa el NYT, los rusos estaban desesperados por detener los combates, aunque los negociadores rusos parecían más preocupados por una futura escalada de la guerra que por sus pérdidas militares en aquel momento.
El NYT identificó lo que llamó un “factor decisivo” para descarrilar las conversaciones, que Foreign Policy no consideró como tal: que Rusia insertó ese mismo 15 de abril una cláusula de modo que todos los estados que garantizarían la independencia de Ucrania, incluida Rusia (también Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y China), tendrían que aprobar la respuesta si Ucrania era atacada: como explica el NYT, esto querría decir que, “Moscú podría invadir Ucrania nuevamente y luego vetar cualquier intervención militar en nombre de Ucrania, una condición aparentemente absurda”.
La realidad de la cronología indica que este presunto factor decisivo no lo fue tanto. Las conversaciones continuaron en realidad hasta bien entrado mayo. La apelación a esa cláusula también parece sospechosa y parte de una tendencia a buscar excusas porque, durante los dos años anteriores, el gobierno ucraniano afirmó que abandonaron las conversaciones a la luz de las informaciones sobre atrocidades rusas en Bucha que salieron justo cuando avanzaban las conversaciones de Estambul. Lo que es absurdo.
Como explica Foreign Policy, las noticias sobre Bucha fueron públicas mucho antes hasta el punto de que, durante una visita a Bucha el 4 de abril (11 días antes de que Rusia cediera sobre Crimea), cuando se le preguntó si las conversaciones de paz continuarían, Volodymyr Zelenski respondió: «Sí, porque Ucrania debe tener paz». Zelenski reiteró ese mensaje al día siguiente: «Cada tragedia como esta, cada Bucha afectará las negociaciones. Pero tenemos que encontrar oportunidades para dar los pasos necesarios».
El factor principal en la toma de decisiones de Ucrania, por lo tanto, fue casi con certeza el mensaje que los ayudantes de Zelenski revelaron en mayo de 2022: en abril, poco antes de que Rusia cediera sobre Crimea, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, visitó Kiev para informar a Zelenski de que Occidente no apoyaba un acuerdo de paz con Rusia y que los ucranianos debían «seguir luchando». Zelenski continuó las negociaciones unas semanas más pero eventualmente se dejó persuadir.
La pregunta clave es por qué Occidente, es decir EEUU y sus principales aliados entonces (y ya no) con voz sobre el tema, como el Reino Unido, no apoyaron un final negociado que habría sido humillante para Rusia. Y la respuesta más factible es que, como luego defendieron durante más de un año, y como sigue defendiendo Kaja Kallas, responsable de la diplomacia de la UE, Occidente ha visto la posibilidad de desmantelar complemente el régimen de Putin usando a los ucranianos como ariete.
Al fin y al cabo, en las negociaciones de Estambul (en la fotografía, Erdogan con negociadores de los dos países) Rusia había esencialmente admitido su fracaso, e incluso un cierto nivel de desconcierto y desmoralización. Zelenski, quien había concurrido a las presidenciales ucranianas de 2019 como el candidato del acercamiento a Rusia, fue brevemente el adalid de un acuerdo con Rusia y en mayo de 2022 aceptó convertirse en el líder de una guerra que había tomado un cariz muy distinto del que tenía en un principio.
Tengamos en cuenta que aún hubo una última posibilidad de volver a los términos negociados en Estambul. En noviembre de 2022 llegó el pico del éxito ucraniano, cuando las fuerzas rusas evacuaron Jerson, renunciando efectivamente a cualquier posibilidad de tomar Odessa, y también de gran parte de la región de Járkov.
La escala e implicaciones de la retirada rusa provocaron un frenesí en la OTAN. Cuando el Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Mark Milley, sugirió a principios de mes que aquél era el momento apropiado para un alto el fuego con Rusia, y para negociar desde una posición de fuerza, la administración Biden lo obligó de inmediato a rectificar.
El cálculo de Biden fue que debilitar a Rusia al máximo era un beneficio neto para EEUU, algo bastante dudoso si uno asume que el único enemigo comparable de EEUU es China, y esa política llevaría (como ha llevado) a Rusia a los brazos de China. Con todo, es importante destacar que aquí no había un exceso de confianza en que Rusia pudiera ser derrotada, incluso en el mejor de los casos.
El presidente Biden sabía lo que había en el menú; ese mes de noviembre, según reportó el famoso Bob Woodward en su último libro sobre el expresidente estadounidense, el propio Biden le dijo al asesor Jake Sullivan que la amenaza nuclear creíble de Rusia suponía que EEUU nunca podría aspirar a ganar la guerra:
“Si no expulsamos a Rusia por completo de Ucrania, entonces, hasta cierto punto, permitiremos que Putin logre lo que quiere. Y si logramos expulsarlos, corremos el riesgo de una guerra nuclear. Putin no permitirá que lo expulsen de aquí sin el uso de armas nucleares. Así que estamos estancados. Si tenemos demasiado éxito nos vemos con una amenaza nuclear, si demasiado poco, consecuencias imprevisibles a largo plazo”.
Viendo la posición desde la cual están ahora negociando Occidente y Ucrania con Rusia, parece que Biden, por una vez en su aciaga carrera, llevaba razón en algo.
Fracasa
la negociación y Zelenski exige que "Rusia pague los platos
rotos porque empezó la guerra"
Trump replica al
presidente ucraniano en un tono despectivo: "Usted no está
preparado para la paz. Regrese cuando lo esté"
Internacional.
Vozpópuli.
1 Marzo 2025
Durante la conferencia de Prensa posterior a la histórica cita, por tensa y dramática, entre Donald Trump y Volodímir Zelenski en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el presidente ucraniano reprochó al norteamericano el apoyo expreso que presta a Vladímir Putin y el desprecio que demuestra a su pueblo, que fue el invadido. La conversación en la Casa Blanca, que prometía ser el inicio de un acuerdo fundamental para lograr la paz a corto plazo en Ucrania, se saldó con un fracaso. De momento no habrá negociación porque Trump sentenció pronto a Zelenski: "Usted no está preparado para la paz. Regrese cuando lo esté".
Las discrepancias fueron absolutas, y la escena resultó incluso surrealista, algo inédito nunca visto retransmitido en directo desde la Casa Blanca. Según Zelenski, "Putin no me odia a mí. Odia a Ucrania y quiere destruirnos. El documento que Estados Unidos quiere que yo firme es un inicio positivo para la paz, pero no va a bastar para detener a Putin". "Quien empieza una guerra debe pagar los platos rotos. Tiene que pagar el daño causado".
Trump respondió a esta afirmación alegando que Estados Unidos es parte de la solución, pero condicionada a una rendición, a una entrega de parte del patrimonio de Ucrania -las llamadas tierras raras-, y a una exclusión de Europa de cualquier negociación. "Yo quiero resolver esto. Yo no quiero hablar mal de una persona (en referencia a Putin). Quiero que se resuelva. Y si no, se tendrían que entender ellos (en alusión a Zelenski y el presidente ruso). ¿Y sabe lo que pasará entonces...?", añadió desafiante.
A renglón seguido, Trump arremetió contra Europa y su escasa contribución militar durante estos últimos tres años a Ucrania. "¿Por qué somos nosotros los que tenemos que hacer tanto? Hemos dado mucho más de lo que han dado ellos, y deberían dar lo mismo que Estados Unidos".
Bronca en la Casa Blanca
Zelenski respondió a esta afirmación asegurando que "nosotros tenemos que estar en la mesa de negociación, y Europa también. Estamos defendiendo a la Europa de hoy, el estilo de vida europeo, y por eso estamos muriendo". "Si no los detenemos, Rusia seguirá avanzando", pronosticó como una amenaza segura de Rusia. "Rusia avanzará hacia los países bálticos primero, y luego hacia Polonia. Putin quiere recuperar su imperio, o ¿no lo ve?", dijo a Trump. "Y entonces vuestros soldados, los norteamericanos -dijo dirigiéndose a las cámaras de las televisiones estadounidenses-, tendrán que combatir también contra Putin sin importar que por en medio haya un Océano. Putin no parará".
El tono de la conversación no pudo ser más agrio por parte de Trump, que escenificó con nitidez, incluso con gritos, su animadversión hacia el presidente ucraniano, a quien días atrás calificó como dictador. Zelenski, a su vez, se vio desbordado por el formato en que se desarrolló la conversación, pero finalmente optó por no amilanarse ante el 'vendaval Trump' y responder en un tono airado y, por momentos irónico. La cuestión de fondo es el fracaso de la negociación, la evidencia de Zelenski permanece 'marcado' por la Administración de Trump y que Europa seguirá sin protagonizar un papel preponderante en todo este proceso. Más bien, al contrario.
Alessia
Putin Ghidini: "Occidente puede y debe rearmarse; sobre todo, de
autoestima"
Gonzalo
Araluce.
Vozpópuli.
1
Marzo 2025
Occidente ante su encrucijada; una premisa innegable vistos los últimos acontecimientos, ante los que Alessia Putin Ghidini, doctora en Derecho y Ciencias Sociales, abogada y profesora de Derecho y Relaciones Internacionales, apela al rearme. Un rearme que —además de en materia de Defensa— alude a sus principios e Historia. Especialmente de la Unión Europea. ¿Cómo debe afrontar Bruselas el desafío que representa el nuevo equilibrio mundial, ante la OTAN y Estados Unidos de Donald Trump? ¿Y ante Rusia? ¿Hay una oportunidad para reivindicarse en el escenario internacional o la Unión está abocada a un papel secundario mientras gigantes económicos o militares reparten la mano?
Autora de El Rearme Occidental: Un nuevo impulso al orden liberal [Almuzara], Putin Ghidini responde a estas cuestiones en entrevista con Vozpópuli, definiendo sin paños calientes el dilema existencial al que se enfrenta la Unión Europea —y España—. Y apuntalando los que, a su juicio, son los cimientos sobre los que se debe erigir Occidente.
Pregunta. ¿Está verdaderamente amenazado el actual modelo político que rige Occidente o estamos ante un capítulo más de su Historia reciente?
Respuesta. El modelo político occidental no está simplemente en crisis: está en una encrucijada. La inercia acomodaticia y la corrupción han podrido a sus dirigentes, la prosperidad ya no es una promesa sino un privilegio intervenido o administrado, y la democracia, en su fragilidad natural, depende ahora de su capacidad de reacción.
También parece tambalearse la lista de los países hasta ahora llamados “occidentales” o democracias liberales. Puede que pronto debamos revisar el elenco. La votación en la ONU del otro día sobre la invasión de Ucrania es un ejemplo.
Pero no nos olvidemos: Occidente ya ha estado amenazado antes. En los años 30, cuando las democracias se enfrentaron al auge de los totalitarismos. En la Guerra Fría, cuando la amenaza soviética y la debilidad interna hicieron crujir sus cimientos. En 2008, cuando la crisis financiera expuso las fisuras de su modelo económico.
Y, sin embargo, cada vez ha respondido con audacia y ha sobrevivido.
Ahora no será distinto. El libro (El Rearme Occidental) recuerda que la Unión Europea es el mayor caso de éxito político de la historia. La Unión es un sofisticado punto de equilibrio entre un mundo hiperglobalizado, la soberanía estatal y la democracia. Esto es lo que explica Rodrik en su trilemma y yo desgrano en el libro.
Cada vez que Europa ha encarado un problema existencial, lo ha superado. Seguimos siendo ese jardín en el que todo el mundo quiere entrar por nuestro estado de bienestar y nuestra calidad de vida. Pero no podemos ser ingenuos. Hay que mantenerlo con sacrificio. Ser jardineros fieles. La lucidez y el coraje político marcarán la diferencia entre decadencia y reinvención. El “Do something” de Draghi de la semana pasada podría ser el nuevo “Whatever it takes”.
P. ¿Cómo debería rearmarse (o reinventarse) Occidente ante la caída del multilateralismo, tal y como lo conocemos?
R. Occidente no necesita lamentos ni nostalgias, sino reformas y voluntad política. La caída del multilateralismo tradicional no es el fin del orden occidental, sino una oportunidad para reinventarlo. La clave no está en aferrarse a estructuras caducas, sino en construir un nuevo multilateralismo multi-vectorial: más ágil, más pragmático, menos rehén de burocracias inoperantes e ideologías militantes y limitantes.
Putin y Trump, amistades peligrosas
El mundo de hoy no es el de 1945. Pretender que los organismos multilaterales diseñados en la posguerra sigan funcionando como entonces es una ingenuidad peligrosa. El eje económico mundial se ha desplazado, los actores han cambiado y las reglas que sostenían el viejo orden han sido erosionadas por quienes las incumplen sin consecuencias (Como Rusia, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, violando el Derecho Internacional e invadiendo un país soberano).
Aferrarse a instituciones anquilosadas no es defender Occidente, es condenarlo a la irrelevancia.
Esto exige romper inercias. Reformar organismos internacionales que ya no son eficientes para los desafíos globales. Redefinir alianzas estratégicas sin el lastre de pactos obsoletos. Potenciar la autonomía industrial, tecnológica y energética para no depender de rivales que usan la dependencia como arma. Recuperar la primacía de la economía productiva sobre la especulativa. Blindar la democracia de la captura ideológica, el activismo, la corrupción y el clientelismo.
En este sentido considero que la reelección de Ursula Von der Lyen como presidenta de la Comisión Europea en este segundo mandato ha sido una gran oportunidad perdida por no decir un error. La Unión Europea necesita estrategas carismáticos con conocimiento profundo de las dinámicas comunitarias y sus rigideces, no burócratas complacientes. En este sentido considero que Mario Draghi o Enrico Letta serían opciones válidas, al ser profundos conocedores de los retos a encarar ya, in extremis, en una nueva Unión Europea post-multilateral y necesariamente más federal.
P. Las democracias liberales occidentales han sufrido varias sacudidas en los últimos años. Habla del brexit, la crisis de Cataluña o la elección de líderes populistas. ¿Es una caída al vacío o una oportunidad para rearmarse?
R. Para mí es una oportunidad para rearmarse política, energética, militar y económicamente. De ahí el título del libro.
Europa ya se ha reinventado antes. Cuando cayó el Muro de Berlín, supo integrar a las exrepúblicas soviéticas en una nueva arquitectura de paz. También con las políticas nucleares de disuasión y distensión. Tras la crisis del 2008, reformó sus estructuras financieras para evitar un colapso mayor. Incluso la Unión Europea, nacida del trauma de dos guerras mundiales, no es sino la respuesta pragmática a la necesidad de evitar nuevas catástrofes.
El problema es que la política de la amenaza y del chantaje (por no decir incluso de la usura) se ve recompensada. Lo vemos hoy vergonzosamente con Trump, pero desde hace décadas también en España
La cuestión no es si estas sacudidas son peligrosas —por supuesto que lo son— sino qué hacemos con ellas. La flexibilidad, no la rigidez, ha sido la clave de la supervivencia occidental.
El problema es que la política de la amenaza y del chantaje (por no decir incluso de la usura) se ve recompensada. Lo vemos hoy vergonzosamente con Trump, pero desde hace décadas también en España con los partidos regionalistas independentistas que cada semana plantean un chantaje al gobierno y hacen caja u obtienen cesiones denominadas líneas rojas días antes. La retórica del victimismo por supuestos daños pasados es una práctica común, y les está funcionando. Trump no para de decir que Estados Unidos ha sido engañada en el pasado, y lo mismo hacen aquí los secesionistas con España: hacerse las víctimas y generar resentimiento ciudadano.
Es una de esas tres cabezas del fantasma populista que analizo en El Rearme Occidental: victimismo, decrecimiento y concienciación negativa. Un cóctel molotov contra nuestras democracias liberales en el que algunos claman porque Trump cede ante Putin y otros porque Sánchez cede ante Puigdemont. Al final ambos hacen sus propios intereses y la cuenta la paga el ciudadano.
P. ¿Es sostenible el actual modelo de paz, prosperidad y democracia en Europa ante los acontecimientos que se viven en el mundo? ¿O debe Europa renunciar a cierta prosperidad a cambio de reforzar su posición geoestratégica y su autonomía de Defensa?
R. El actual modelo de paz, prosperidad y democracia en Europa solo será sostenible si Europa deja de comportarse como un espectador y empieza a actuar como un jugador estratégico. Es decir, como un estado único que apuesta por una mayor federalización con un gran condottiero al frente. En un mundo de líderes fuertes, nosotros también necesitamos uno. Y el nuestro podría estar incluso mejor preparado política y técnicamente que otros.
El mundo ha cambiado, y con él, deben cambiar las reglas del juego. Las decisiones importantes pertenecen al nivel supranacional ya que nuestros problemas reales son transfronterizos, no ya nacionales (inmigración, energía, economía, cambio climático, pandemias, seguridad y defensa…). Para reforzar su posición geoestratégica, Europa necesita reformas estructurales que blinden su poder económico e industrial.
Un mercado único de capitales: integrar las bolsas europeas para crear un mercado financiero capaz de competir con Wall Street y evitar la dependencia de inversores externos. No puede permitirse que su innovación y sus empresas estratégicas dependan del flujo de capital extranjero. Ni que sus ahorros y sus grandes empresas se vayan a Estados Unidos. El caso Ferrovial es un claro ejemplo.
Reagrupación industrial en consorcios europeos: fragmentar la producción entre países rivales dentro de la Unión Europea es suicida. Europa debe crear gigantes industriales capaces de competir a nivel global con China y Estados Unidos en sectores clave como defensa, tecnología y energía. Airbus es el ejemplo de que esto es posible; hace falta replicarlo en más sectores.
Mantenimiento del ahorro en Europa: no es admisible que el capital europeo fluya sin restricciones a Estados Unidos mientras las inversiones estratégicas en Europa se quedan sin financiación. Se requieren incentivos fiscales y normativos para que el ahorro europeo financie su propio desarrollo.
Como reformas políticas fundamentales hay dos: eliminar el veto, aplicando mayorías cualificadas y la del presidente de la Unión Europea. Debería ser una elección por votación directa de los ciudadanos, no un acuerdo de despachos. Esto reforzaría notablemente la identidad europea y la implicación de los ciudadanos.
P. Ucrania ha espoleado el cambio de paradigma y obliga a la Unión Europea a asumir un papel más protagonista. ¿Cómo interpreta las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia?
R. La retórica de Trump contra la Unión Europea no es solo un exabrupto, es una declaración de intenciones: menos compromiso con Europa, más alineamiento con Putin y batalla sin descanso por la supremacía con China en el ámbito comercial y geopolítico. Y lo preocupante no es solo lo que dice, sino lo que no sabemos de sus negociaciones, que intuyo que es muchísimo.
El modelo europeo de paz y prosperidad no es sostenible si sigue dependiendo de garantías externas que se desvanecen.
P. Da la sensación de que estructuras como la OTAN, de cerrar filas en la Cumbre de Madrid en 2022, se encuentran ahora tensionadas y sin un futuro inmediato claro; al menos, en su postura ante Rusia o China. ¿A qué se debe este cambio?
R. Las tres seguridades que sostenían a Europa —comercio con China, protección militar de Estados Unidos y energía barata de Rusia— han dejado de existir. Ante este nuevo escenario, Europa no puede seguir jugando a la ingenuidad. La alternativa es clara: reforzarse o quedar a merced de decisiones ajenas.
Por otro lado, Estados Unidos llevaba ya años pidiendo a los países miembros de la OTAN que incrementen su gasto en defensa. Nosotros decidimos ignorarlo y ha llegado un presidente que ha dicho “hasta aquí”. Ya veremos en qué términos. Debemos asumir nuestra seguridad y defensa. No hay alternativa.
La supremacía mundial de Estados Unidos está en peligro y Trump va a hacer todo lo que esté en su mano por mantenerla. El resto del mundo somos solo elementos colaterales
Es importante recordar, a la hora de analizar la frenética actualidad, que Trump no nos habla a nosotros. Habla a sus votantes. Y los mensajes internacionales que lanza están todos dirigidos a China. La supremacía mundial de Estados Unidos está en peligro y él va a hacer todo lo que esté en su mano por mantenerla. El resto del mundo somos solo elementos colaterales. También creo que de alguna manera se está vengando por todos los insultos que recibió antes, durante y después de su primer mandato. Ha arrasado con 77 millones de votos y se cree legitimado para hacer barbaridades, como el vergonzoso vídeo de Gaza-Trump.
P. Europa está redefiniendo sus estructuras sociales, políticas, de industria y seguridad. ¿Tendrá capacidad para hacerlo ante el previsible distanciamiento de Estados Unidos?
R. No tiene más remedio. Cuando escucho decir que hay que cerrar la Unión Europea o salir de ella, siempre me pregunto: Y al día siguiente, ¿qué hacemos? Los países miembros son ya demasiado pequeños en un mundo globalizado para ser actores globales independientes. Esta es la cruda realidad. El brexit no fue un éxito para Reino Unido y ningún partido en el poder hoy (esto podría cambiar en el futuro) plantea la salida de la Unión Europea. En todo caso plantean cambiarla desde dentro.
Por otro lado, el tema del gasto militar europeo insuficiente no es una invención de Trump. Estados Unidos lleva reclamando un reparto más justo de los costes décadas. Y razón, en este punto, no le falta. Sobre todo cuando a pesar de gozar de su protección les hemos acusado de imperialistas y cosas mucho peores durante décadas.
P. Uno de los puntos que aborda en su libro es la política migratoria.
R. La política migratoria debe tener un marco claro, una línea roja. Y esta línea está en los Derechos Humanos. Si acogemos emigrantes estos deben estar dispuestos a respetar nuestros códigos penales y nuestra Carta de los Derechos Humanos. Con las mujeres, con las minorías y en general con todos nuestros ciudadanos. Además, los países europeos no pueden dejar a España o Italia solos en esta gestión. Somos la frontera sur de la Unión Europea y precisamos urgente ayuda de todos los demás países ante la ola migratoria. Potenciar Frontex es fundamental en este sentido. Esto implica acuerdos con los países de origen y gestión racional de los flujos, que deben ser controlados para bloquear a las mafias.
Por otro lado, los mensajes buenistas emitidos por políticos irresponsables dirigidos a personas en situaciones extremas en sus países de origen son muy peligrosos. Especialmente desde que la ruta canaria (tremendamente mortal y la que más ha aumentado desde que Meloni cambio la política migratoria en Italia) no se deberían lanzar. Se denomina “efecto llamada” pero es una invitación al suicidio. Prometer que aquí serán acogidos y mantenidos por nuestro estado de bienestar es crear falsas expectativas a personas que ponen en serio peligro sus vidas para superar la travesía. Esos mensajes son anti-humanitarios y engañosos, a pesar de disfrazarse de solidarios. Los políticos que los lanzan deberían avergonzarse de hacerlo y saber que tienen responsabilidad sobre las posibles muertes de estos jóvenes.
P. ¿En qué punto queda España en esta reconfiguración del futuro europeo?
R. España está ensimismada en sus problemas políticos internos y esto repercute negativamente a nivel internacional. No tener un proyecto común de futuro es muy dañino. Un número nada desdeñable de ciudadanos no cree o rechaza el proyecto común de España y anhela una reconfiguración radical del diseño del estado. Si a esto se le suma una baja autoestima nacional en contraste en el otro extremo del nacionalismo español, tenemos una sociedad polarizada y fracturada que se siente engañada por las constantes cesiones al regionalismo periférico.
Por otro lado, las profundas vinculaciones del gobierno con narcodictaduras como la venezolana o su sumisión a Marruecos, aderezado con un incomprensible cainismo entre los dos bloques, restan peso y relevancia internacional al país. Si una gran coalición no es posible porque hay un partido que la ha rechazado sistemáticamente, por lo menos debería haber unos pactos de estado en temas cruciales. Pero el peso actual del independentismo no lo permite, porque, obviamente su proyecto no es mejorar España en su conjunto. No hay que olvidar, de todas formas, que es la cuarta economía de la Unión Europea tras Alemania, Francia e Italia. Y es un puente privilegiado con Hispanoamérica, gracias a ese gran idioma que aquí se penaliza en algunas regiones.
A España también le hace falta un nuevo impulso, pero constitucional.
P. ¿Cómo entiende que quedarán las relaciones entre España y Estados Unidos, y entre España y la UE en este nuevo escenario?
R. La Unión Europea siempre va a contar con España, porque es la cuarta economía de la unión, es una frontera sur y un puente con Hispanoamérica. Quizás elegir mejor a sus representantes en Bruselas (como es el caso de Teresa Ribera, salpicada por la dana y los casos de corrupción del gobierno), sería deseable. Y no empantanarse con promesas al separatismo como el reconocimiento del catalán en Europa, que son vistos como problemas secundarios e irrisorios en Bruselas ante los desafíos tan graves que enfrentamos.
Trump acaba de llamar (intencionadamente en mi opinión) BRICS a España y Estados Unidos dejó de confiar hace tiempo en ella como aliado. Ojalá cambie esto en el futuro. Una situación de desconfianza y rechazo solo beneficia al gobierno español que la usa para fomentar la polarización con su retórica anti-trumpista y, así, aglutinar a su electorado en contra de algo. En este caso, Trump. Antes fueron Milei o Meloni.
P. Esboza un escenario complicado en su libro, pero aún así guarda cierto optimismo.
R. El libro nace de la investigación que realicé para mi tesis doctoral defendida en 2016. En 2024 mi editorial me ofreció “revisitarla” porque sigue de actualidad y muchas de las cosas que allá se contaban o se advertían han ido sucediendo en estos ocho años. Me sorprende cuando ahora algunos ponen el grito en el cielo por la situación geopolítica. En 2014 Rusia se anexionó Crimea y, aún antes, en 2008 Georgia y Rusia lucharon por Ossetia y Abjasia. Occidente miró hacía otro lado. De aquellos polvos, estos lodos. Aun así, tanto la tesis como el libro son una llamada de atención, una sacudida, en positivo para implementar las reformas necesarias que debemos aplicar con urgencia en Europa. Como explica el libro, podemos hacer mucho y no todo está perdido. En definitiva, es una propuesta de renacimiento del orden liberal.
P. ¿Cuál es la principal fortaleza de la Unión Europea ante este escenario? ¿Y la de España?
R. La Unión Europea es un coloso económico, político y social. Que nadie lo olvide. Somos diez veces la economía rusa. Además, es el mayor éxito político de la historia de la Humanidad. Combina potencia económica con un estado de bienestar envidiable que implica educación, salud y protección para sus ciudadanos. Nuestra cultura, principios y valores son guía en todo el mundo: Grecia, Roma, Ilustración, valores cristianos y republicanos...
Las visiones catastrofistas que ponen el foco sólo en los problemas son reduccionistas y no resuelven nada. Si te quejas, por lo menos, ofrece alternativas. De esta necesidad surge el libro. Podemos y debemos rearmarnos en Occidente. Sobre todo, de autoestima, ya que nos sobran motivos para tenerla bien alta. Basta viajar un poco y estudiar historia para darse cuenta.
Podemos
siempre fue un abuso
Fran Carrillo. okdiario.
1 Marzo 2025
No hay mayor peligro para las mujeres en la actualidad que la izquierda. Lo demuestran las leyes que los partidos autodenominados progresistas (ya sabemos que legislan para todo lo contrario) han aprobado y que rebaja la condena a violadores y abusadores sexuales, que han pisado calle antes de tiempo gracias a toda esa marea de femibobas que cuando se aproxima el 8M empieza a movilizarse por una causa que destrozaron antes de nacer. Viven de dos manifestaciones al año y de inventarse víctimas que no existen, mientras silencian con el celo de su ministerio de enchufadas a las que realmente sí sufren el acoso de monstruos sin ideología. La crisis del bipartidismo nos trajo nuevas formaciones políticas al tablero y una lista de abusadores públicos con pinta de profesor sin hacer que llegaron a las plazas a proclamar la revolución del dinero y el sexo sin sentido.
El último en caer de esa atalaya de vividores abusones ha sido Juan Carlos Monedero (antes lo hizo su discípulo Errejón), un iletrado con ínfulas de intelectual que se las daba de chulo en tabernas y pizarras y que se va sin pudor ni honra de la Complutense que tanto le dio y permitió, sobre todo en su campus de Somosaguas, sancta sanctorum de su aquelarre siniestro, donde adoctrinaba en el odio a los estudiantes, dentro y fuera de clase.
Aquellos que le seguían en sus locuras manifiestas, acababan de becarios del mal en alguna productora con dinero iraní o haciendo méritos pintando las paredes de la facultad con retratos y proclamas de asesinos del soviet, desde Lenin hasta Pol Pot, pasando por el homófobo asesino de niños Ernesto Guevara o el no menos sanguinario Stalin, un pasaje del terror que explica que allí se fundara un partido de abuso. A Monedero le han clavado el mismo piolet que tantas veces él ayudó a hincar en cabeza ajena, y ahora reza a ver si Maduro le presta su hombro de narcodictador sobre el que llorar su penuria de comunista bravucón.
Llega en una semana la fecha de todos los años, la que justificó la manifa del odio al hombre por encima del virus que contagió al país, el día en el que un color inunda de sectarismo patrocinado telediarios y bancos de parques por toda España, pero que no sirve para esconder que fueron las portadoras de las pancartas, que tanto esmero le ponen a los colores de su bilis, las que soltaron a los violadores que dicen combatir. Y aquellos abusadores y agresores que no soltaron las leyes que Irene Montero y compañía crearon, los tienen en el partido que contribuyeron a fundar. Uno empieza a pensar que el odio que mucha feminista de pendón morado tiene al hombre es porque no ha conocido más varón que los que vio en los círculos asamblearios de Podemos. Una vez conoces a Errejón, Iglesias y Monedero, a poco que practiques la reducción al absurdo, propio de la tribu ignorante, todos los hombres te parecen igual de terribles.
Empero, el argumento más usado por el feminismo siniestro para justificarse, -porque siempre justifican el mal cuando lo hacen los suyos- es el de «creía que, por ser de izquierdas, tenía vía libre para ejercer su abuso y desprecio». La condición de izquierdas no es a pesar de, sino condición sine qua non. Se entiende el desprecio por la dignidad ajena, no digamos ya por la vida, por parte de quienes deconstruyen todo hasta quedarse sin referentes: ni Dios, ni patria, ni familia. Una vez eliminados todos los asideros morales que te hacen ser y estar en el mundo, sólo te queda abrazar al monstruo, a la bestia, al mal, a la nada.
Lo peor de esta patulea socialista y comunista no es la indigencia intelectual con la que trufan sus proclamas y monsergas de ideología caduca. Ni siquiera el victimismo que sirve para justificar las cuantiosas subvenciones que les permite pagarse una vida de liberada sindical. Tampoco la suficiencia moral con la que caminan por el mundo como si éste les debiera algo sólo por su condición ideológica. Lo peor es la turra diaria con la que fríen las mentes de charos y púberes empoderadas mediante lecciones morales sobre el verdadero feminismo, cuando ellas representan lo contrario de su esencial real: cuota, enchufe, demérito, pereza, en suma, los pecados capitales y soberbios de ese partido abusón (y ahora ya sabemos que también de abusadores) que sigue llamándose Podemos.
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'Cataluña ambigua', una verdad
incómoda
Antonio
Robles. libertad digital.
1 Marzo 2025
Ayer se estrenó en Barcelona la Cataluña ambigua, una película inaudita en estos lares a la que no asistió ningún medio oficial, ni se espera que nadie de ellos publique reseña alguna. Ni siquiera para destriparla a navajazos. El silencio siempre fue la primera opción del nacionalismo para ocultar cualquier verdad incómoda. Y esta lo es mucho. Tanto, que ayer fue el único día para verla con un único pase en Cinemes Girona. Lleno completo. Su director, José Antonio López, ahora deberá buscarse la vida para lograr alguna plataforma digital, concertar otra sala o presentarse a algún festival de cine sin esperar subvención alguna. Hasta ahora, tanto la producción como esta única proyección, ha corrido a su cargo. Nada nuevo bajo el sol. En Cataluña, quien no pertenece a la omertá, o quien no perteneciendo a ella, es sospechoso de no ser buen catalán, no existe.
Afortunadamente, y a pesar de ese muro de silencio, la película sí existe, y logra algo extraordinario: empapar, envolver al espectador de esa atmósfera opresiva que vive cualquier ciudadano no nacionalista en Cataluña a diario. Aparentemente es fácil, incluso sobran imágenes, información y evidencias para mostrar las pruebas. Pero en Cataluña pasa como con el cuento de la rana y el agua caliente: se ha administrado tanta toxicidad calculada de acoso político, se ha ejercido tal acoso moral contra la población castellanohablante y catalanohablante no beligerante con el sentimiento español, que poco a poco ha ido asumiendo con resignación su extranjería.
Ante ello, quizás el logro más eficaz de esta película sea dejar al descubierto el estercolero de mentiras y vejaciones con que el catalanismo ha borrado la historia real de Cataluña para imponer una de cartón piedra que le garantizara su hegemonía nacionalista. Y aunque parezca paradójico, su pedagogía servirá mucho más al resto de españoles de fuera, que a quienes están aplastados por ella, dentro. Porque si hoy en Cataluña gobierna la omertá nacionalista, no es porque sus ciudadanos desconozcan lo que callan, sino porque el resto de españoles, empezando por sus gobiernos desde Adolfo Suárez a Pedro Sánchez han estado en la inopia, les ha interesado estarlo, o padecen "El síndrome de Catalunya", esa anomalía que otorga al catalanismo una autoridad inmerecida por encima del resto de españoles. Y cuando han empezado a despertar, ni siquiera tienen capacidad para asumir el apartheid lingüístico, cultural y nacional que se ejerce en ella contra España. Simplemente no se lo creen. Por inaudito, por insólito, por increíble. Como no se quiso ver en su momento al Donald Trump que había detrás de los desalmados que asaltaron el Congreso de EEUU tras perder las elecciones hace cuatro años.
La película está diseñada para desvelar la Cataluña oculta y ocultada por el nacionalismo. Entra a bayoneta calada contra los mitos al uso, contrastándolos con la realidad mediante imágenes de archivo, algunas inéditas, apoyadas por documentación, hechos históricos y valoraciones políticas de varios intelectuales versados en distintos campos: la historia, el urbanismo, la educación, la sociología, el deporte, el periodismo, etc., incluso con valoraciones psicoanalíticas. Su interacción disuelve parte de los mitos con los que el nacionalismo nos ha engañado a todos: el falso odio de España a Cataluña, la España franquista frente a la Cataluña democrática, el España nos roba, el mito de que el Real Madrid era el equipo del Régimen mientras el Barça, su oposición, la inmigración como chusma española utilizada por Franco para disolver Cataluña… es decir, toda esa argamasa infecta con que se ha creado esa nación catalana pura y milenaria que nunca existió.
El contraste es tan brutal entre la realidad oficial de cada día y la realidad desnuda de la película, que a los pocos minutos de empezar su proyección, un señor de la última fila sentado a mi lado se levantó ofendidísimo mascullando a gritos en castellano con marcado acento catalán para dejar patente su enfado: "¡Ya no aguanto más esta merda, esta meerda, esta merda….!". La sala ni se inmutó, era la última fila, y la butaca estaba a cuatro o cinco metros de la salida. A media película abandonó la sala en silencio otro señor mayor. Desconozco por qué. Pero es que están acostumbrados a que nadie les obligue a mirarse al espejo, y en esta película es inevitable darte de bruces con él. Seguramente porque, como dejó escrito Félix Ovejero en su muro de Facebook sobre la Cataluña ambigua, es "El47, sin adornos". Yo añadiría: El47, sin adornos y sin el infierno de los inmigrantes ocultado por su director, del que participó el propio franquismo: "Entre 1952 y 1957, más de 17.000 inmigrantes fueron recluidos en Montjuïc, en el Pabellón de las Misiones, y repatriados en trenes custodiados por la policía desde Cataluña hasta Andalucía, Murcia o Extremadura. Ni siquiera tuvieron la oportunidad de levantar sus barracas, como se narra en el último Premio Goya a la Mejor Película" de este año.
Este Documental demuestra una vez más que a falta de apoyo y demasiada estopa, en Cataluña seguimos en el voluntarismo y la heroicidad intelectual de personas individuales que se rebelan contra el abuso. Es muy loable, pero la responsabilidad es de la nación cívica por entero. En este sentido, si aún hay en el resto de España empresarios del mundo audiovisual, políticos con sentido de Estado, y un poco de vergüenza que les importe el destino de sus compatriotas en Cataluña, deberían facilitar el visionado de esta película en toda España, promocionar otros proyectos como éste, o incluso más ambiciosos, y tomar conciencia, que el destino de la ciudadanía en igualdad y libertad se combate contra los relatos maliciosos construidos en los medios. La batalla cultural pendiente.
Cruzando unas palabras con el director después de la proyección, me adelantó que tiene el proyecto de hacer un pase exclusivo para periodistas, intelectuales y políticos en Madrid para contrastar falsos mitos sobre Cataluña y sensibilizar conciencias. Que la idea engendre conciencia y compromisos.
Hoy, el peor nacionalista es Pedro Sánchez, porque ha asumido todos los postulados de los nacionalistas. Ya no tienen que seguir manipulando ni mintiendo, es el propio presidente del gobierno español el que les está proporcionando todas las estructuras de Estado necesarias para lograr una independencia de facto en esta legislatura, y de Iure, si no lo llevamos a los Tribunales por estafador y traidor, en la siguiente. Y mientras, a vivir a costa de todos. Esto no va de socialismo, ultraderechas ni más alpiste para rebaños, sino de tiranos y mafiosos. Un nublado de buitres despedazando la ciudadanía política, la patria común de la nación de todos, está destrozando el piso moral de la convivencia democrática y el territorio político. Si no la enfrentamos, acabará desmembrándola y despedazándola. En espera de que se saquen los ojos entre ellos, acabarán dejándonos ciegos a todos.
El País Vasco, forzado a publicar un
informe sobre el lastre del euskera: «A estos alumnos ya los hemos
perdido»
Maria Curiel. el debate.
1 Marzo 2025
Según la última Evaluación de Diagnóstico de mitad de etapa del País Vasco, elaborado por el propio Ejecutivo autonómico, el 26 % de los alumnos de segundo de la ESO, es decir, de 13-14 años, no alcanzan el nivel necesario para comprender o elaborar textos en castellano de carácter complejo sin ayuda, porcentaje que se eleva hasta el 52 % cuando estos textos tienen que ser analizados en euskera, a pesar de los años de imposición en los colegios.
Por otro lado, este examen que realiza de forma periódica el Gobierno vasco, ha evidenciado un fuerte desplome del nivel del alumnado no solo en castellano, sino también en ciencias, indicador que ha caído a su cota más baja desde el año 2009.
Ricardo Arana, exmiembro de la Comisión Permanente del Consejo Escolar Vasco, ha revelado en conversación con El Debate que este documento emana de dos diferentes que el Ejecutivo vasco ha decidido fundir. «El Gobierno se había comprometido a sacar el diagnóstico de la primera etapa en febrero del año 2024. O sea, lo ha publicado con un año de retraso y lo ha publicado mezclando dos evaluaciones que son muy distintas». A su juicio, la evaluación objetiva es aquella referente a la mitad de etapa, ya que actúa sobre la totalidad del alumnado, mientras que «la otra evaluación, el Diagnóstico de fin de etapa, es de carácter muestral. Se mezclan dos cosas que son como agua y aceite», expresa.
«Dan los mínimos datos posibles para que no se sepa quiénes son los más perjudicados. Es decir, no todo el alumnado responde igual o sufre por igual esta política de imposición lingüística. Hay algunos que lo sufren mucho, solo que el Gobierno vasco se preocupa de que no aparezcan», denuncia este experto. Revela, además, que en torno al 50 % del alumnado no supera el nivel inicial de euskera, «y, sin embargo, es la única lengua de trabajo para el 70 % de los estudiantes».
Los alumnos, las víctimas
Los grandes damnificados de esta política de imposición que lleva años ejerciendo el Gobierno vasco son los alumnos de la región. «Estamos analizando la evaluación de diagnóstico 2023. Esos chicos estaban en segundo de la ESO y ahora ya han salido o están a punto de salir de la ESO. Es decir, a esos alumnos ya los hemos perdido. El sistema ha expulsado a un 50 % de alumnado con un nivel inicial en euskera y a un 30 % de alumnado con un nivel inicial en castellano», lamenta Arana.
Respecto a las competencias científicas, el exmiembro de la Comisión Permanente del Consejo Escolar Vasco apunta también al lastre que supone el euskera, ya que, «entender qué significa el movimiento uniformemente acelerado implica un nivel lingüístico avanzado o al menos eficiente. Es por eso que nivel lingüístico de trabajo influye negativamente para la competencia científica», recalca.
Por último, Arana señala que estos informes recientemente publicados por el Gobierno vasco «los publican forzados por la presión de la opinión pública en el País Vasco, que cada vez más está más preocupada por esto. Han tenido que dar los lo imprescindible para salir del paso». El documento, que debería tener unas 100 páginas, ha sido reducido al mínimo, y cuenta tan solo con 26 páginas. «La respuesta del Gobierno para reducirlo es que ahora ya no se leen informes científicos», señala.
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