Recortes
de Prensa Domingo
2 Marzo
2025
GUERRA DE RUSIA Y UCRANIA
Macron:
«Si no se frena a Putin, avanzará sobre Moldavia y Rumanía»
Marta
Torres. okdiario. 2
Marzo
2025
El presidente de Francia Emmanuel Macron ha asegurado este sábado que «si no se frena a Putin, sin duda avanzará sobre Moldavia y quizás incluso sobre Rumanía». Macron ha desplegado este sábado una intensa actividad diplomática: ha hablado por teléfono con Volodímir Zelenski y Donald Trump tras la bronca del presidente de Estados Unidos el pasado viernes al ucraniano en el Despacho Oval. Zelenski llamó el viernes por teléfono a Macron y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Emmanuel Macron ha destacado que la paz no se puede lograr a cualquier precio: «No puede haber una paz justa y duradera si se abandona Ucrania». Por último, la probable retirada estadounidense debe ser una oportunidad para Europa de tomar un «juicio», ha añadido que quiere construir «una defensa común» gracias a una «financiación masiva y común». También ha destacado que está dispuesto a mantener «un diálogo estratégico».
Macron ha destacado que «el destino manifiesto de los estadounidenses es estar del lado de los ucranianos». En este sentido, Macron ha reconocido que espera «hacer entender a los estadounidenses que la retirada de Ucrania no les conviene». Si Washington aceptara «firmar un alto el fuego sin ninguna garantía de seguridad para Ucrania», entonces su «capacidad de disuasión geoestratégica hacia Rusia, China y otros desaparecería el mismo día», ha argumentado Macron.
Emmanuel Macron ha reconocido que «se nos acaba el tiempo, pero todavía tenemos el control». El presidente de Francia ha destacado que trabaja por el diálogo entre Ucrania y Estados Unidos, a pesar de la bronca de Trump a Zelenski en la Casa Blanca.
Tras la trifulca de Trump a Zelenski en el Despacho Oval el viernes, el secretario general de la OTAN Mark Rutte ha pedido este sábado a Zelenski que encuentre «una forma de reparar su relación» con el líder estadounidense, Donald Trump. Rutte ha calificado de «muy desafortunada» la reunión entre Zelenski y Trump el viernes en la Casa Blanca.
Zelenski ha sido recibido de forma muy emotiva este sábado por Keir Starmer en Londres tras la bronca de Trump a Zelenski en la Casa Blanca el pasado viernes. Este domingo se celebrará una cumbre de líderes europeos, organizada por el primer ministro británico. La reunión de alto nivel estaba prevista para poner fin a una semana de intensa de diplomacia.
En cambio, la bronca de Trump a Zelenski ha aumentado la importancia de la cumbre. Tras la trifulca de Trump, han quedado dos incógnitas: 1) ¿Cómo va a ser el apoyo político y militar de Estados Unidos a Zelenski? 2) ¿Cuál va a ser la función de Estados Unidos en caso de haya tropas europeas en Ucrania, debido a que Bruselas ha expresado la necesidad del apoyo de Washington?
El primer ministro de Reino Unido volvió a hablar por teléfono con el presidente estadounidense Donald Trump y el ucraniano Zelenski el viernes por la tarde tras la bronca en Washington. La reprimenda sorprendió a los líderes europeos, que habían trabajado toda la semana en allanar el camino a Zelenski. Estaba preparado un acuerdo sobre tierras raras y posteriormente el compromiso de Washington con la seguridad de Ucrania frente a Rusia tras tres años de guerra.
Cumbre sobre Ucrania en Londres
Está previsto que este domingo acudan a la cumbre en Londres del primer ministro dará la bienvenida a la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni. Después se unirán en el centro de Londres los líderes de Ucrania, Francia, Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, España, Canadá, Finlandia, Suecia, Chequia y Rumanía. También asistirán el ministro de Asuntos Exteriores turco, el secretario general de la OTAN y los presidentes de la Comisión Europea y del Consejo Europeo. El primer ministro ha sido claro en que no puede haber negociaciones sobre Ucrania sin el propio país.
Las discusiones en la cumbre se centrarán en:
Fortalecer la posición de Ucrania ahora, incluido el apoyo militar continuo y una mayor presión económica sobre Rusia.
La necesidad de un acuerdo fuerte y duradero que proporcione una paz permanente en Ucrania y garantice que Ucrania sea capaz de disuadir y defenderse contra futuros ataques rusos.
Próximos pasos en la planificación de sólidas garantías de seguridad.
Tras el anuncio a principios de esta semana de que el Reino Unido gastará el 2,5% de su PIB en defensa para 2027, el primer ministro dejará clara la necesidad de que Europa desempeñe su papel en defensa y dé un paso al frente por el bien de la seguridad colectiva.
Reino
Unido prestará 3.150 millones de € a Ucrania para armarse frente a
Putin tras el portazo de Trump
Pablo Macías García.
okdiario. 2
Marzo
2025
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, se refuerza con un préstamo de 3.150 millones de euros (2.600 millones de libras) para destinar a gasto militar tras alcanzar un acuerdo con el Reino Unido. El líder ucraniano se ha reunido con Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido, este sábado, sólo un día después de que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, echara a Zelenski de la Casa Blanca. Entre otras cosas, le acusó de jugar con «la Tercera Guerra Mundial» por no alcanzar un acuerdo de paz con Vladímir Putin, presidente de Rusia.
Zelenski ha destacado la importancia de este préstamo, que «mejorará la capacidad defensiva de Ucrania». El presidente ucraniano también ha indicado que el dinero se devolverá «con los ingresos de los bienes rusos embargados». «Los fondos servirán para producir armamento en Ucrania. Es justicia verdadera. El que comenzó la guerra debe ser el que pague», ha añadido Zelenski.
El presidente de Ucrania ha agradecido el apoyo recibido por el «pueblo y el Gobierno del Reino Unido» desde el «inicio de la guerra». «Estamos contentos de tener estos socios estratégicos que comparten nuestro mismo objetivo de cómo debe ser un futuro seguro para todos», ha dicho Zelenski durante su encuentro con Starmer en el número 10 de Downing Street este sábado.
Zelenski se ha reunido con Starmer un día después de ser abroncado por Donald Trump, presidente de Estados Unidos, en el Despacho Oval. El tenso encuentro entre los presidentes, en el que también participó el vicepresidente estadounidense J. D. Vance, terminó con Trump echando a Zelenski de la Casa Blanca. El líder de Ucrania abandonó Washington sin firmar el acuerdo de tierras raras por el que se había reunido en un principio con el magnate republicano.
Trump y Vance presionaron a Zelenski desde el Despacho Oval y ante los medios estadounidenses. «Deberías dar las gracias», repitieron una y otra vez el magnate y su vicepresidente, que acusaron al ucraniano de «estar jugando con la Tercera Guerra Mundial». Zelenski se defendió de los reproches, recordando que sí estaba agradecido, pero insistió en que no se podía confiar en Vladímir Putin, presidente de Rusia. «Quiero un alto el fuego, pero con garantías», dijo el ucraniano.
Trump no aceptó las reticencias de Zelenski a un alto el fuego que traería potenciales beneficios millonarios a Estados Unidos, ya que el acuerdo de paz incluye un tratado para la explotación de las tierras raras de Ucrania, yacimientos fundamentales para la industria tecnológica. El presidente republicano recordó el apoyo estadounidense a Kiev para hacer frente a la invasión de Rusia. Tanto económico como militar. «Sin nuestro equipo, la guerra habría terminado en dos semanas», aseguró Trump. El propio Zelenski reconoció esta afirmación de su homólogo estadounidense. «Y en tres días, ya he escuchado esto de Putin», respondió el líder ucraniano, insinuando, una vez más, que Trump vivía en una burbuja de «desinformación» y que había comprado las «mentiras de Putin».
Indginación en Ucrania ante Trump: «Un
aliado no te dice públicamente que eres débil. Fue un intento de
forzar la rendición»
El desplante del presidente de
EEUU ha sido recibido con decepción en territorio
ucraniano
Rostyslav Averchuk. Leópolis. 2
Marzo 2025
Para muchos en Ucrania, el trato despectivo que Donald Trump y su vicepresidente, J.D. Vance, dispensaron a su presidente en su reunión en Washington el viernes se convirtió en la señal más fuerte hasta ahora de que Estados Unidos puede haber dejado de ser de facto un aliado de Ucrania y ha aceptado la retórica rusa de «culpar a la víctima».
«Si Ucrania hubiera querido rendirse, Zelenski podría haber ido a Moscú, no a Washington», ha sido una reacción común entre los ucranianos que vieron cómo se desarrollaba la desastrosa reunión en la capital de su otrora mayor partidario. «Un aliado, un socio, no te dice públicamente en presencia de la prensa que eres débil, que no tienes cartas en la mano y que no puedes sobrevivir sin ayuda. Esto fue un intento de forzar la rendición», comentó Max Kolesnikov, un veterano del ejército ucraniano, en X.
Algunos aún opinan que Zelenski debería haber hecho todo lo posible por guardar silencio ante las acusaciones de ingratitud y otras alegaciones infundadas formuladas por líderes estadounidenses. «Las relaciones entre Ucrania y Estados Unidos no deberían equivaler a relaciones entre Zelenski y Trump», reaccionó un líder de la oposición, Petro Poroshenko, aunque se abstuvo de criticar al presidente en aras de la unidad. Sin embargo, muchos ven los acontecimientos como inevitables o incluso intencionales.
Los líderes estadounidenses querían que las conversaciones fracasaran, para evitar firmar un acuerdo sobre recursos naturales que pudiera demostrar que Ucrania está abierta a la cooperación y así poner toda la culpa en Zelenski, cree Khrystyna Shumska, de 36 años, de Leópolis.
Hasta ahora confiaba en que Trump pudiera sacudir el incierto status quo y obligar a Rusia a la paz mediante la fuerza y la imprevisibilidad. Sin embargo, todo se fue cuesta abajo rápidamente después de que su llamada a Putin iniciara conversaciones bilaterales con Rusia, sin la participación de Ucrania. «Parece que sabían que Zelenski no se quedaría callado cuando escuchara sus mentiras y que entonces podrían culparlo de todo», explicó a este periódico.
Un nuevo partido político europeo está dirigido por una inteligencia artificial
El presidente ucraniano hizo lo correcto al enfrentarse a Vance y a Trump y no dejar que humillaran al país invadido, afirmaron numerosos mensajes en las redes sociales, al tiempo que comparaban el comportamiento de Trump con el de la mafia o las bandas callejeras.
El politólogo Oleksandr Sushko también cree que la ruptura entre Trump y Zelenski se habría producido de todos modos. «La prioridad de Trump es un acuerdo rápido. Eso significa que tiene prisa. Y cuando una parte (Trump) tiene prisa y la otra (Putin) no, este último dictará sus condiciones», explicó.
Según él, lo más probable es que, tal como están las cosas ahora, EEUU y Rusia acaben acordando exigencias comunes a Ucrania que la dejarían sin los territorios ocupados, sin garantías de seguridad ni un ejército fuerte. Ningún líder ucraniano firmaría algo así, señaló Sushko.
Algunos aún esperan que Estados Unidos cambie su postura. Marusia Alferova invitaría a Trump y a su equipo a pasar al menos un día en Jarkiv o cualquier zona cercana a la línea del frente. «Tal vez si finalmente ven con sus propios ojos lo que está haciendo Rusia, podrán entender la situación», dijo a LA RAZÓN la joven voluntaria civil, que ayuda a los refugiados internos, la mañana después de que otro ataque con drones rusos hiriera a 12 civiles en su ciudad natal. Las autoridades ucranianas mantienen un tono pragmático. Lo fundamental es que hasta ahora los EEUU no han detenido su ayuda militar a Ucrania, subrayó a LA RAZÓN Oleksandr Merezhko, jefe de la comisión de asuntos exteriores del parlamento ucraniano. Ucrania lo necesita para salvar las vidas de su gente y tendrá que aprovechar todas las oportunidades disponibles para reconstruir las relaciones con Trump. «Ucrania todavía tiene muchos amigos entre los políticos estadounidenses, los medios de comunicación y el público en general», subrayó Merezhko.
Si EEUU deja de brindar apoyo militar, Ucrania se enfrentará al gran desafío de tener que reemplazar armas indispensables mediante el aumento de su propia producción y más ayuda o inversión de Europa. Los mensajes de ánimo que los ucranianos y su líder recibieron de sus socios europeos dan esperanza de que el país no se quedará solo ni siquiera en el peor de los casos,.
Sin embargo, reemplazar la inteligencia proporcionada en tiempo real por EEUU y las tecnologías utilizadas en las defensas aéreas sería imposible, al menos en el corto plazo, escribe Sergi Sidorenko para «Ukrainska Pravda». «Estados Unidos ha sido vital para ayudarnos a sobrevivir, lo reconozco», subrayó el propio Zelenski en un mensaje publicado el sábado. «A pesar del duro diálogo, seguimos siendo socios estratégicos. Pero tenemos que ser honestos y directos entre nosotros para entender realmente nuestros objetivos compartido», también escribió. Según Zelenski, Ucrania está dispuesta a firmar un acuerdo sobre los minerales, pero sería solo el primer paso. «Un alto el fuego sin garantías de seguridad es peligroso para Ucrania. Llevamos tres años luchando y el pueblo ucraniano necesita saber que Estados Unidos está de nuestro lado», subrayó.
El matón Trump no humilló a Zelenski
sino a su propio país y a la causa de la Libertad
Federico
Jiménez Losantos. libertad digital. 2
Marzo
2025
No recurriré a la manida fórmula de que "no hay palabras", porque las hay y, si no, habría que inventarlas, para comentar el espectáculo de brutalidad rufianesca de Trump y su vicematón Vance contra Zelenski, un resistente antirruso comparable ya a los Sajarov, Walesa o el primer Soljenitsin de Archipiélago Gulag, héroes contra el régimen soviético resoñado por Putin. Pero ni siquiera en la diplomacia de las cañoneras, en la Guerra del Opio, o en la invasión de Polonia por Hitler y Stalin, modelo del reparto de Ucrania que pretende imponer la Casa Negra, se exhibió la brutalidad televisada de los émulos del Padrino chantajeando a un tendero con quitarle la protección que ya le cobraban si no entrega la tienda familiar a la famiglia Corleone.
La grotesca mentira de la Tercera Guerra Mundial
Vance adivinó el futuro cuando comparó a Trump con Hitler. Algo que debe compensar ahora haciendo de Himmler, y usando la US Army como las SS. Pero hasta en una de las páginas más negras de los USA, la guerra de Cuba contra España, Washington, al menos, mintió sobre la explosión del Maine para justificar la agresión. Incluso Hitler, al repartirse Polonia con Stalin, presentó el ataque titulando así la prensa nazi: "Polonia invade Alemania". Todos sabían que era mentira, pero respetaban un cierto nivel de hipocresía, pese a incumplir el tratado firmado con Chamberlain unos meses antes. Es como limpiarse la boca con el mantel, habiendo servilletas. Algo muy feo. Pues a Trump sólo le faltó eructar, y al Vicematón defecar en la alfombra y morder físicamente al invitado, porque moralmente vaya si mordió el perro.
Pero el colmo de los colmos correspondió a Don Vito Trump cuando acusó al pobre, pero dignísimo Zelenski, de provocar la Tercera Guerra Mundial. Al ucraniano, abrumado por el bulliyng de los dos grandullones del patio, le faltó contestar: "Y, por lo que veo, los USA estarían con Putin, ¿no?".
Porque, ¿quiénes formarían los dos bandos de esa guerra mundial? Uno, está claro, Putin y su nuevieja URSS, con los tanques de los países satélites del resucitado Pacto de Varsovia y su doctrina de la "soberanía limitada", naturalmente por Moscú, que los USA siempre combatieron y que la Administración Trump ahora abraza como si la hubieran inventado. La otra potencia mundial, China, está incondicionalmente con Putin, pero no ha enviado soldados a Ucrania, como los penosos de Corea del Norte. Lo lógico es que Pekín deje que se maten otros y reinar sobre sus ruinas.
¿Qué puede hacer Europa ante la defección de los USA?
Vayamos a las ruinas visitables, la Europa de la que llegaron, con la civilización romana y cristiana, la más avanzada de su época en el mundo, los descubridores, evangelizadores y conquistadores españoles y, un par de siglos más tarde, los calvinistas y puritanos que huían de tanta impiedad, pero que, en la tradición española e inglesa del gobierno limitado, pusieron los cimientos del norte de los Estados Unidos, porque el Centro y el Sur de América eran españoles —salvo Brasil, portugués— y hasta la independencia de la Corona de las repúblicas hispanas, mucho más próspero que el Norte. Una independencia, la de los USA, en la que colaboró la España de Gálvez más que la Francia de Lafayette, por sus propios motivos, pero lo hicieron. Conviene recordarlo a estos patanes engreídos, tan lejos del ejemplo de Washington, que pudo ser rey y no quiso. ¡Lo que daría Trump por serlo!
Alguien ha dicho que, después de la traición de Trump, la primera retransmitida a todo el mundo, y aplaudida con entusiasmo por el Kremlin, lo único que puede hacer una Europa realista es pagar lo que cuesta a los USA la guerra de Ucrania, mientras se crea un ejército europeo autónomo para defenderla, que es defender las fronteras de la libertad contra la tiranía de Moscú, de Pekín y de sus nuevos socios, el sicariato de la Casa Negra. Es posible, aunque no seguro, que la oferta le sirva a Trump para vender como victoria la mayor derrota, sin siquiera pelear, desde su Independencia. En todo caso, la ayuda a Ucrania es más urgente que nunca, porque, como también se ha dicho, "Zelenski necesita suministros, no abrazos".
Y además de dinero, la Europa digna de ese nombre, no las mafias de Bruselas que destruyen la economía con su basura ecologista, deben actuar tras las líneas enemigas, en las que están los matones de Washington. Eso significa atacar a todos los aliados de Putin, en la extrema izquierda y la extrema derecha, que en España es medio Gobierno y la Vox de su Amo. El primer trumpista en apoyar la humillación de Zelenski ha sido Abascal, que, dentro de los "Patriotas por la pasta", es de los más comprometidos ante la opinión pública de su país, que lo ha visto defender hasta hace unos meses, y unos millones, lo contrario de lo que ahora apoya con ferocidad.
Aunque sólo fuera por estética, un español que tanto ha presumido de serlo no debería respaldar la encerrona y el chantaje de los dos matones contra Zelenski. El general Rosety ya ha abandonado Vox, y Ortega Smith ha criticado el seguidismo de Abascal a Trump en su traición a Ucrania. No faltan economistas muy economistas que se resisten a reconocer que su juguete anti-woke está más roto que la credibilidad de Sánchez. Ni bots voxeros que insultan a Zelenski en las redes, al zafio modo zancajesco, en los mismos términos, calcados de los Washington y Moscú. Para eso ha quedado Abascal, para patear al débil que otros han apaleado. Pero ese es el único frente realmente débil del trumpismo, el de los europeos por Putin. Y en él hay que centrar la presión, no la ilegalización, por colaboracionistas con dos dictaduras a cuál más abyecta, las comunistas y las de la mala educación.
Europa
se queda sola
Roger Senserrich. Vozpópuli.
2
Marzo
2025
Donald Trump es, a la vez, el político más mentiroso de las últimas décadas y alguien que es exactamente lo que dice ser. El presidente de Estados Unidos se inventa historias, estadísticas y conspiraciones, se imagina enemigos y fantasea con la realidad. Es capaz de llamar al presidente de una democracia aliada “dictador” repetidamente y, acto seguido, negar haberlo hecho delante de los mismos periodistas una semana después.
Aunque casi nunca dice la verdad, Trump es extrañamente honesto sobre su persona: en sus apariciones públicas se muestra siempre bravucón, arrogante, simplista, egocéntrico, vengativo, histriónico, cínico y autoritario. Está muy orgulloso de esa imagen, y resulta ser, total y completamente, esa persona, sin matiz alguno. Trump se inventará cosas, pero nunca ha ocultado su desprecio por las leyes y su visión hobbesiana, casi nihilista, del mundo.
Desde el primer momento en que se hizo famoso, allá por los años ochenta, Trump siempre ha explicado a todo aquel que quiera escucharle su convicción de que el mundo es un juego de suma cero. Cualquier negociación, cualquier relación humana, tiene un ganador, que es quien impone su criterio, y un perdedor, que se queda con las migas. Trump escribió sobre ello (bueno, contrató a alguien que transcribiera su sabiduría) en su primer libro, el insufrible The Art of the Deal, y ha repetido este mantra una y otra vez durante toda su carrera.
Estados Unidos es una potencia hegemónica, no imperial. Los estadounidenses eran (y siguen siendo) el país más rico, próspero y poderoso de la Tierra, pero no dominan, sino que construyen alianzas. Estados Unidos siempre ha creído que la mejor estrategia a largo plazo es tener amigos prósperos, fuertes y democráticos
Esta visión del mundo quizás tenga algo de cierto en el mercado inmobiliario de Nueva York, una ciudad rodeada de agua y donde un solar vacío cuesta una fortuna. Incluso ahí parece una idea cuestionable, viendo la tendencia de Trump a caer en bancarrota con cierta frecuencia. A pesar de esa experiencia, el actual presidente aplica esta visión del mundo a todo lo que hace, y eso incluye, por desgracia, la política exterior de Estados Unidos.
Una de las claves del orden internacional tras la Segunda Guerra Mundial (y especialmente tras la caída de la Unión Soviética) es que Estados Unidos es una potencia hegemónica, no imperial. Los estadounidenses eran (y siguen siendo) el país más rico, próspero y poderoso de la Tierra, pero no dominan, sino que construyen alianzas. Estados Unidos siempre ha creído que la mejor estrategia a largo plazo es tener amigos prósperos, fuertes y democráticos, y tejer la clase de relaciones que benefician a ambos países, no relaciones de explotación.
Por descontado, estos principios e ideales no siempre se aplicaban con la misma magnanimidad en todas partes, y Estados Unidos era un mejor aliado si eras rico y europeo que si eras pobre y sudamericano. Si un aliado decidía abrazar ideas demasiado comunistoides para su gusto, no dudaban en interferir, especialmente si olían influencia soviética. Pero la idea de que América tenía aliados, no satélites, era la piedra fundacional de su estrategia. Esta es la misma filosofía que ha guiado la creación de la Unión Europea, una alianza tan exitosa que es el primer imperio conocido donde hay cola para entrar como miembro.
La idea de Trump sobre las relaciones internacionales, su filosofía vital de promotor inmobiliario enfurecido, va en la dirección completamente opuesta a estos principios. El presidente de Estados Unidos realmente cree que, dado que la Unión Europea ha servido para hacer que sus miembros prosperen, eso obligatoriamente significa que están “robando” a Estados Unidos. Está convencido de que cuando dos países comercian hay uno que gana y otro que pierde, y que tener déficit comercial es la señal inequívoca de derrota. No entiende que ofrecer garantías de seguridad para mantener la paz es beneficioso para todos, porque es incapaz de comprender que el coste de una guerra es mayor que el de tener aliados. Y, por supuesto, está convencido de que todo lo que no sea exigir tributo a países que necesitan ayuda es una señal de debilidad y una pérdida de tiempo.
Cuando Trump se planta ante el gobierno ucraniano y le plantea una “oferta que no podrá rechazar”, no es una estrategia, es extorsión. Trump cree que para “ganar” en este mundo todo lo que no sea explotar al vecino de forma inmisericorde es ser un pringado.
Estos días, mientras la Unión Europea debate una estrategia para Ucrania y se pregunta cómo tener buenas relaciones con Trump, es importante tener esto en mente. Trump es mezquino, desconfiado y no cree en amistades, acuerdos, tratados o alianzas. No tiene palabra, no quiere cooperar y ve cualquier concesión como una señal de debilidad. Europa puede (y debe) convivir con Estados Unidos estos próximos cuatro años, pero no debe esperar nada de esta administración.
Trump no será eterno, y en algún momento los estadounidenses volverán al redil, escogiendo un presidente menos insufrible, egomaníaco e insensato. Europa no puede olvidar, sin embargo, que Trump ha sido escogido dos veces, y que Estados Unidos, hasta que no se demuestre lo contrario, es un aliado que puede dejar de serlo repentinamente con el próximo delirio electoral.
La única respuesta sensata en los próximos años es construir una Unión Europea que no necesite a Estados Unidos, porque no puede contar con ellos. Y cuanto antes lo hagamos, y lo hagamos con todas las letras (gobierno, ejército, política exterior), mejor.
La trampa de Tucídides
Europa
se lo ha buscado porque en el siglo XX se entregó a dos ideologías
tóxicas, nacionalismo y comunismo
Jesús Rul.
Vozpópuli. 2
Marzo
2025
El juego de los dados, asociado a la suerte, se asemeja a las luchas geopolíticas, asociado a las luchas de poder: siempre hay ganadores y perdedores; así a lo largo de la Historia. Los hechos y la sucesión de consecuencias no previstas para la vida, el poder territorial, el control de los recursos y, en definitiva, el azaroso devenir de la civilización humana en el juego ciego de los intereses del poder hegemónico. Tenemos experiencia vital del cambio en la sucesión de los acontecimientos, especialmente cuando miramos hacia atrás, pero invariablemente el normal fluir de la cotidianidad es alterado por liderazgos, hechos y significados que cambian para siempre las condiciones de vida. Son los cambios históricos cuyos efectos a corto y largo plazo alteran la seguridad y la vida al cambiar las reglas de juego y los valores. Ejemplos recientes los tenemos en las dos guerras mundiales con epicentro en Europa.
Parece que estamos asistiendo a uno de esos cambios, aunque es difícil predecir su alcance y consecuencias. Cojamos perspectiva y miremos algunos hechos que afectan al orden global.
La caída del muro de Berlín y el colapso de la URSS en las décadas finales del siglo XX daban por periclitado en orden creado después de la II Guerra Mundial: la hegemonía Occidental de EE. UU en "guerra fría" con la URSS en una carrera nuclear de destrucción mutua garantizada.
Las primeras décadas del siglo XXI muestran un nuevo escenario global caracterizado por las luchas de hegemonía planetaria con dos grandes potencias: un imperio emergente, China, cuestiona la hegemonía de EE. UU que se revuelve. Los primeros avances del "Trumpismo" apuntan a romper la alianza entre China y Rusia, cimentada por el papel de Occidente (los EE. UU de Biden y Europa) en la guerra de Putin contra Ucrania, también en la importación rusa de productos chinos que representan el 59,5% de sus importaciones (2023).
Trump no lo ha dudado: Putin ha sido respaldado y su guerra contra Ucrania validada en la cumbre de Riad (Arabia Saudita) entre EE. UU y Rusia. El nuevo orden global de Trump frente a China comporta rehabilitar a Putin, pese al Derecho internacional y al Tribunal Penal Internacional. La Federación rusa es un gigante territorial (17,1 millones de Km2) y demográfico (143,8 millones de habitantes) con bajo desarrollo económico en PIB y PIB per cápita, pero con recursos naturales cuantiosos, poderío nuclear y posición en el Pacífico, Ártico, Báltico-Atlántico (corredor de Kaliningrado) y Mediterráneo a través del Mar Negro. Además, puede ser un aliado en Oriente Próximo frente al poder regional de los ayatolás que financia a los grupos terroristas contrarios al Estado de Israel. Una Europa débil y dependiente interesa a los planes de Trump y Putin; para Trump, un mercado sometido y para Putin, la seguridad del flanco oeste de Rusia. Ucrania y Zelensky deben ser sacrificados, así como la pretensión de Europa de expandirse al Este después de "contaminar" de modernidad a sectores sociales de Ucrania. Aviso de navegantes para las repúblicas bálticas y países europeos fronterizos con Rusia.
Este giro estratégico de Trump descoloca a la UE. La cumbre de Macron con lideres europeos expresa tanto la debilidad como la falta de visión de la UE y del RU. Hay que estar atentos a la evolución interna del Trumpismo (el carácter autoritario, los errores, la oposición... hay elecciones en dos años, midterm elecction) y la externa en la configuración de un nuevo orden mundial del poder con el juego de las alianzas de intereses cruzados. Juego peligroso para Europa que puede acabar en colonia de unos u otros, pues ha sido incapaz durante décadas de emanciparse del protectorado americano. El MAGA presenta un componente de expansión imperial verbalizado por Trump: quiere Groenlandia en su ambición por controlar el Ártico y Atlántico Norte, quiere integrar a Canadá como un estado más de USA, quiere controlar el canal de Panamá para hacer frente a la influencia y penetración de China en Iberoamérica que alimenta las dictaduras comunistas caribeñas (Cuba, Nicaragua, Venezuela...)
Lazos estratégicos con India
El punto de mira está en el control de centro África donde China ha superado a Francia como principal socio comercial por encima de EE.UU y Reino Unido, pero sobre todo en el Indo-Pacífico, extensa área de creciente presencia comercial y control militar del comunismo chino y sus alianzas con Corea del Norte y Vietnam. En la balanza está la absorción de Taiwán por el imperialismo chino y la influencia de los imperios, norteamericano y chino, en Japón, Australia, Nueva Zelanda y en los países de la ASEAN (Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia, Myanmar y Camboya, con más de 4,5 millones de Km2 y una población superior de 665 millones de habitantes). La voluntad china de expandir su poder en el Mar de China Meridional afecta de lleno a Brunéi, Filipinas, Indonesia, Malasia y Vietnam, cuya posición es formalmente neutral sin comprometerse con ninguno de los imperios. Aunque Indonesia, país más poderoso de la Asean, está impulsando su poder militar con apoyo de EE. UU con acuerdo de asociación estratégica y ejercicios militares conjuntos. EE. UU prioriza los lazos estratégicos con Indonesia e India, democracia del Indico con 1.438 millones de habitantes.
La pax americana de Trump con la Rusia de Putin sitúan a Europa en segundo plano entre los dos imperios. Se lo ha buscado, porque en el siglo XX se entregó a dos ideologías tóxicas, nacionalismo y comunismo, contrarias a la libertad. Europa destruyó su potencial civilizatorio en dos guerras civiles desgarradoras que la sometieron a los dos imperios del momento: el norteamericano al Oeste y la URSS al Este. La UE posterior se ha ido ampliando hasta los 27 países actuales con 4 millones de Km2 y 448 millones de habitantes (5,6% de la población mundial). Tiene un PIB de 17 billones de euros, exporta productos manufacturados y servicios que representa el 14% del comercio mundial de mercancías. EE. UU es nuestro mayor comprador y China nuestro mayor proveedor de bienes. La UE en el nuevo orden planetario que se perfila puede tener un papel global, sólo si es independiente, segura y competitiva con voluntad de liderazgo. Por ahora está lejos de este horizonte.
La trampa de Tucídides
La ejecutoria de Trump en su incipiente segundo mandato rompe con la situación anterior. Se abre un periodo nuevo que activa fuerzas opuestas. Los dados están echados, en su expresión latina Alea iacta es, o la suerte está echada, atribuida a César por Suetonio en La Vida de los 12 césares. Viene a expresar el riesgo que se asume por las consecuencias imprevisibles por los propios actos cuando rompen con la situación anterior, sin retorno: “Todavía podemos retroceder, pero si cruzamos este puentecillo, todo habrán de decirlo las armas”. Así se expresa César y rompe la orden del Senado al cruzar con el ejército el riachuelo Rubicón, al norte de Roma: “Marchemos a donde nos llaman los signos de los dioses y la iniquidad de los enemigos”.
La lucha entre una potencia hegemónica en declive (USA) y otra en ascenso (China) en poder económico, militar y tecnológica activa es lo que se conoce como la trampa de Tucídides o guerra de competencia hegemónica entre dos potencias. Este concepto se inspira en la Historia de la Guerra del Peloponeso de este historiador griego del siglo V a.C. Fue testigo y narrador de la destrucción de la democracia ateniense por la lucha entre dos imperios comerciales con regímenes políticos opuestos: la alianza ática, liderada por Atenas y la del Peloponeso, liderada por Esparta. Ésta ganó y Atenas fue destruida. La Ucrania de hoy se asemeja a la Corcira de entonces que activó la guerra de las alianzas. ¿EE. UU y China serán capaces de escapar de la trampa de Tucídides?
El 'cordón sanitario' asfixia la democracia en Europa
Austria,
Alemania y Rumanía: la élite entierra la voluntad popular
Karina
Mariani. gaceta. 2
Marzo
2025
La pasada fue una semana horribilis para la democracia europea, justo cuando las élites del viejo continente pretenden erigirse en un faro moral frente a las autocracias cuyas «injerencias» tanto temen. En un contexto de creciente incertidumbre y tensión política, el establishment recurrió a maniobras desesperadas para silenciar y marginar a las opciones de derecha, incluso cuando estas representan a sectores significativos de la población.
Alemania, Austria y Rumanía se han convertido en ejemplos claros de cómo el sistema democrático se tambalea bajo el peso de un «cordón sanitario» que, lejos de proteger la democracia, la socava al ignorar la voluntad de los votantes y restringir libertades fundamentales, además de alimentar el resentimiento hacia el sistema electoral.
La doctrina del cordón sanitario, impulsado por el establishment político que se autopercibe «de centro», suscribe no obstante a los dogmas más rancios de la izquierda. Presupone que los movimientos políticos izquierdistas tienen filosóficamente la razón y, aunque sus gobiernos sean desastrosos, sus ideas son consideradas positivas. En cambio, cualquier formación de derecha debe ser tratada necesaria y preventivamente como una amenaza dictatorial. Si el movimiento de derecha comete, además, el pecado de tener apoyo popular, ha de ser tratado despectivamente de «populista» y a sus votantes como meros idiotas hipnotizados por la «propaganda» externa que es necesariamente «extrema y falsaria». Nótese que para sostener este retorcido razonamiento, los principios de la sociedad abierta, el universalismo, la diversidad y la multiculturalidad son dejados de lado. Paradojas de la narrativa bienpensante.
Cuestión que esta exclusión sistemática ha generado una desconfianza creciente en el sistema electoral: según una encuesta de Eurobarómetro de otoño de 2024, el 42% de los ciudadanos europeos cree que su voto no influye en las decisiones políticas. Con estos tres casos, la élite europea ha conseguido profundizar este sentimiento, perder aún más credibilidad y acercarse peligrosamente al modelo electoral fraguado o amañado típico de las dictaduras. Flaco favor le hacen a la causa de la democracia al imitar las prácticas que dicen rechazar.
Alemania: el irrefrenable ascenso de AfD y la traición de Merz
En las elecciones federales alemanas celebradas el 23 de febrero de 2025, Friedrich Merz y su Unión Demócrata Cristiana (CDU) lograron una victoria con el 28,5% de los votos, pero este resultado —el segundo peor en la historia del partido— lo obligó a buscar alianzas. Peor aún fue el desempeño de la coalición gobernante: el Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz cayó a un mínimo histórico del 16,4%, los Verdes obtuvieron sólo el 11,6% (cayendo respecto de 2021) y los liberales se desplomaron al 4,3% yendo al barranco de la representación parlamentaria. En contraste, el partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD) duplicó su apoyo, alcanzando el 20,8% frente al 10,3% de las elecciones del 26 de septiembre de 2021. El electorado, con una participación superior al 80% —la más alta desde 1990—, expresó claramente su descontento con el gobierno.
Sin embargo, y a pesar de que Merz copió en campaña las propuestas y objetivos de AfD y que en la plataforma pareciera estar más cercano políticamente, apenas terminó el recuento traicionó lo dicho 15 minutos antes y, lejos de escuchar al público, insistió en mantener un «cortafuegos» contra AfD, excluyendo al segundo partido más votado de cualquier coalición. Merz, a pesar de prometer abordar la crisis migratoria con deportaciones rápidas y controles fronterizos, se desdijo en sus primeras palabras como ganador de la contienda y reafirmó su compromiso de marginar a AfD enviando un mensaje peligroso: votar por ciertas opciones es inútil, y el sistema democrático no refleja las preocupaciones de la gente. Una coalición CDU-SPD unirá a dos partidos en clara decadencia, lo que agravará la desconfianza ciudadana.
Alemania se caracteriza por un marco restrictivo fundamentado en la doctrina de la «democracia defensiva» (streitbare Demokratie), un principio consolidado tras la Segunda Guerra Mundial para proteger el orden democrático de «amenazas internas» que otorga al Estado un poder divino de decidir qué es una «amenaza», silenciando disidencias legítimas y creando un clima opresivo.
Una encuesta del Instituto Allensbach de 2024 muestra que la mayoría de los alemanes siente que no puede expresar sus opiniones libremente, evidenciando el sesgo del árbitro: mientras el 78% de los votantes verdes y el 61% de los socialdemócratas no perciben restricciones, el 88% de los simpatizantes de AfD se sienten censurados. Un caso reciente ilustra esta tendencia: en enero de 2025, una mujer de 74 años fue multada con 7.950 euros por un comentario en Facebook crítico con la política migratoria. Este ensañamiento refleja el clima de censura que afecta especialmente a los votantes de derecha.
No es un secreto que la Administración de Merz tendrá un bajo índice de aprobación. La exclusión del segundo partido más importante de Alemania hará que muchos de los votantes se sientan aún más marginados y sus preocupaciones sobre la inmigración y la economía no desaparecerán. La coalición unida con el único objetivo de excluir a AfD está destinada al fracaso.
Austria: el bloqueo al FPÖ tras su victoria electoral
En Austria, el panorama es igualmente alarmante. En las elecciones legislativas del 29 de septiembre de 2024, el Partido de la Libertad (FPÖ), de derecha, ganó con el 28,9% de los votos, pero fue excluido del gobierno mediante un acuerdo tripartito anunciado este jueves 27 de febrero de 2025, entre el conservador Partido Popular (ÖVP), los socialdemócratas (SPÖ) y los liberales de Neos. Christian Stocker, líder del ÖVP, asumirá como canciller, con el simpatizante del marxismo Andreas Babler (SPÖ) como vicecanciller. Tras 5 meses de oscuros contertulios, la imposición de este «cortafuegos contra la extrema derecha» ignora la voluntad popular, ya que los austríacos votaron por el cambio tras décadas de gobiernos ÖVP-SPÖ incapaces de resolver la inmigración ilegal, el alza de los precios energéticos y las dificultades económicas.
El FPÖ, liderado por Herbert Kickl, ha visto su apoyo crecer al 34% según encuestas recientes, lo que sugiere que nuevas elecciones lo fortalecerían aún más. Kickl calificó el acuerdo de coalición como una amenaza y prometió: «Hoy no es el final, volveré, no hay duda». Mientras tanto, Babler impulsa nuevos impuestos y aboga por censurar las redes sociales para combatir «contenidos de extrema derecha», una bofetada más al sistema democrático.
También para esta alianza será difícil gobernar, dado que está impulsada por la desesperación de evitar nuevas elecciones en las que el FPO probablemente ganaría con más contundencia que en septiembre. Este menjunje de partidos sólo perpetúa en el poder a una élite cuyo fracaso ha sido rechazado en las urnas. La democracia de nuevo sacrificada en el altar de la casta.
Rumanía: la cancelación de Georgescu
El caso más escandaloso ocurre en Rumanía, donde el arresto de Calin Georgescu el 25 de febrero de 2025 ha desatado una polémica internacional. El 23 de noviembre de 2024, en una victoria sorpresiva, Georgescu ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía, con el 23% de los votos. Sin embargo, antes de que pudiera celebrarse la segunda vuelta, el Tribunal Constitucional anuló los resultados, citando supuestas «irregularidades» y acusaciones de interferencia rusa en la campaña, aunque no se han presentado pruebas sustanciales que respalden estas afirmaciones.
Luego de esto, Georgescu comenzó a ser investigado por acusaciones como promover ideologías controvertidas y por falsedad en su información financiera. Su arresto no duró mucho. Fue liberado horas después, ese mismo día, pero sujeto a restricciones judiciales que le impiden hablar públicamente en el período previo a las elecciones y quedará bajo control judicial por 60 días lo que podría derivar en una inhabilitación formal.
Días antes de su arresto, Georgescu denunció la persecución del gobierno contra sus partidarios, como parte de un esfuerzo más amplio para impedirle volver a presentarse como candidato. Figuras como Elon Musk y el vicepresidente estadounidense J.D. Vance han condenado estas acciones, alertando sobre un precedente peligroso para la democracia en la Unión Europea. La cancelación de las elecciones plantea dudas sobre el grado de tolerancia de la disidencia política en la región.
El ¿democrático? cordón sanitario
El cordón sanitario electoral es una estrategia política en la que los partidos tradicionales acuerdan, formal o informalmente, no colaborar ni formar coaliciones con un partido para aislarlo del poder. El término remite al ámbito médico, donde un «cordón sanitario» es una barrera para contener una enfermedad, y trasladado a la política se transforma en una idea peligrosa.
En España, el cordón sanitario a VOX tiene un largo recorrido, el partido ha sido sistemáticamente maltratado por las coaliciones y partidos tradicionales aún cuando posee un sólido lugar en el podio de la representación nacional. En Francia, el Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen ha enfrentado un cordón sanitario histórico. En las últimas elecciones legislativas de 2024, el RN obtuvo el 37% de los votos en la segunda vuelta, pero la alianza táctica lo dejó con solo 143 escaños de 577, a pesar de ser el partido más votado.
En Bélgica, Vlaams Belang se ha consolidado como una fuerza relevante en Flandes pero los partidos tradicionales mantienen un cordón sanitario explícito. En los Países Bajos, el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders ofrece una versión edulcorada de la discriminación. Tras triunfar en las elecciones de 2023 se rompió parcialmente el cordón sanitario con un pacto de gobierno en el que el líder del PVV no asumió como primer ministro por la resistencia de sus socios. Este «cordón flexible» revela una hipocresía: aislan al «peligroso» Wilders mientras coquetean con su partido y se aprovechan de sus votos.
El patrón es evidente: el establishment sostiene el dogma izquierdista, y busca sistemáticamente anular cualquier otro tipo de opción política antes que dialogar o atender las demandas de los votantes. Pero el mensaje es devastador: votar es en vano. Si el cordón sanitario se basara en la defensa de los principios de democracia liberal, entonces ¿por qué se hacen alianzas de gobierno con partidos que poseen principios y candidatos comunistas? Y si el argumento es que las alianzas se hacen con quienes aceptan las reglas democráticas, entonces ¿cuál de las opciones de la derecha citadas no han respetado esas reglas?
Esta constante exclusión y represión plantea serias dudas sobre el grado de tolerancia hacia la disidencia política y contradice los principios republicanos que Europa dice defender: la libertad de expresión, la pluralidad de ideas y el respeto por la soberanía popular. El desprecio de las élites por las voces disidentes presagia una crisis de legitimidad que fracturará, aún más, el proyecto europeo.
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En
ocasiones veo churchilles (o Zelenski desboca el discurso)
Hughes.
gaceta. 2 de marzo de 2025
Han visto y aun ven ciudades bombardeadas, pero lo que ha roto por completo a muchas personas, lo que no podrán superar jamás, es que Trump le dijera un par de cositas a Zelenski.
¿Se podrá volver a escribir poesía después de la escena del Despacho Oval?
Trump «estalla» en un momento concreto. Cuando el ucraniano le dice que el océano no le protegerá.
Zelenski le quiere imponer a él, allí, una narrativa que ha sido la de la Trama Rusa de Clinton, Biden y los neocones. Una narrativa que aquí nos tenemos que comer con papas (fritas) pero que Trump no tiene necesidad de aceptar: el mal ruso es tan incontenible que cruzando Europa entera y después el océano, acabará llegando a Estados Unidos. Zelenski, que ha perdido parte de su población y de su territorio, se atreve a darle lecciones a Trump sobre cómo proteger lo suyo.
Y Trump, por supuesto, reacciona. Y es ahí donde su tono cambia, pues toda la reunión fue cordial con el insolente invitado. Trump no es ningún loco y reaccionó con precisión: no estás en posición de decirnos qué sentir, de dictarnos qué temer. En suma: no estás en posición de decirnos quién es nuestro enemigo.
Porque elegir el enemigo es un privilegio y si no, que nos lo digan a nosotros.
Y hay dos razones poderosas para ello; una es realista: el poder. Estados Unidos tiene poder y Ucrania no. El poder (y también el poderío) de Rusia aconseja también ir concluyendo.
Otra razón, si se quiere más vaga, pero no menor, es la democracia. Trump es el presidente electo rebosante de legitimidad democrática. Ha sido elegido por el pueblo americano en lo más parecido a una democracia que hay en el mundo. Esto es un pequeñísimo detalle que han decidido ignorar. Pero es la clave.
Las élites europeas y no digamos su insufrible eco español, han sido incapaces de respetar la democracia americana y la figura de Donad Trump. Su error profesional, periodístico, político y personal es irreparable. Es un error tan alimentado por la mala fe y tan sostenido que no tienen dónde meterse. Pero no es un simple error. Es algo más. Lo que hacen es negarle la legitimidad. Trump les resulta insoportable porque supera su mundo intelectual, y porque además lo hace con más libertad y mayor legitimidad democrática.
En el Despacho Oval, Trump habló precisamente de un «mandato». Trump tiene sobre Ucrania un mandato electoral. No tiene que recabar el certificado de los filósofos españoles del Covid. Es lo más democrático que hay en el planeta.
Y sin embargo, eso se le niega y se le concede a Zelenski. Una curiosa transmutación: Zelenski, títere del nacionalismo ultra ucraniano, es ahora el líder del mundo libre, el héroe, el titán democrático, el nuevo Churchill… Mientras que Trump, elegido escrupulosamente en una democracia formal, es un dictador, un tirano, una amenaza a Occidente, y tantas y y tantas cosas…
Los liberalios no son ya solo liberalios. Están dando un paso serio y definitivo. Son liberalios zelenskianos entrando en un discurso de guerra, en una retórica de guerra.
Los euroglobalistas quieren ir a la guerra con Rusia (que vaya alguien) a defender los valores democráticos compartidos por Starmer, Von der Leyen y Zelenski.
Su negación de la realidad no puede detenerse porque está en juego su supervivencia (una entera arquitectura de poder europea). Su retórica pierde pie con lo real y se hace fundamentalmente incivil, belicista, antidemocrática. Su corrupción se eleva hasta el delirio. Y es ahora, en el simbolismo abusivo de Zelenski, cuando adquiere su verdadero relieve.
El socioliberalismo eurocrático que no sabía cómo simbolizar y dar legitimidad a su Europa monstruosa ya tiene en Zelenski al héroe, al paladín.
Así aspiran a justificar su huida hacia delante. Profundizar en la Europa antidemocrática con un ejército ordenado por la inelecta Comisión, por la vía exprés del Covid, con herramientas de control del discurso que cogen a los wokes (los liberalios son wokes tristes). Una fuga que puede adquirir tonos macarhtistas y que se justificaría en el odio metafísico a Putin (El Mal) convertido en nuestra amenaza existencial, como si España se jugara el no-ser en Jersón. A nosotros sí nos «dictan lo que sentir».
Esto se pone serio y los liberalios se hacen liberalios zelenskianos. Su discurso incorpora el maniqueísmo de la guerra, la mecánica psicológica de la trinchera. Su delirio se hace autoritario, belicista, incivil, se fortalece en una especie de supremacismo axiológico que hacen suyo. ¡Qué cosas no harían estos personajes si tuvieran la mitad de la mitad de la mitad del poder que tiene Trump!
Liberalios de Azov, así habría que responder a cada «derecha putinista» suyo. Son liberalios ultras, antidemocráticos, ahora sustancialmente violentos en su retórica (bombas, drones, misiles, javelins, ¡soldados, más soldados!), y en su infantil y cateta mitomanía churchilliana; sujetos a la estructura de poder europeo y a su infinita corrupción. Por eso coinciden internacionalmente con Sánchez, y en lo importante también internamente: en la inercia constitucional federal y en la muerte civil y política de la derecha discrepante, que asocian al enemigo existencial.
Y esto es muy serio. Si Putin es el mal absoluto, enemigo de Occidente, ellos han localizado en España una sucursal. No necesitan ya pactar con Bildu para hacer cosas así.
Niegan la democracia en Trump y arrojan al oponente al Mal absoluto. A un mal metafísico.
Mudamente y constitucionalmente golpistas dentro y Euro-autoritarios en el exterior (como Sánchez, su antisanchismo es otra estafa) el belicismo zelenskiano es un discurso a la medida de sus intenciones. Están con el golpe antinacional dentro y con el eurogolpe fuera. y su democracia será lo que pregonan de Zelenski. Harán suya la resistencia ucraniana para disfrazar su golpismo interno y externo.
El socioliberal revela aquí sin rubor un discurso antidemocrático. Cuestionan la legitimidad a Trump, demócrata puro, para ellos un incómodo accidente que superar, y a partir de ahí hacen lo propio con los demás.
Es también un discurso de espaldas a la realidad. Un discurso fruto de ideologías y décadas de propaganda fosilizada. También de la soberbia del mundo intelectual socialdemócrata, que no se enteró de nada.
Pero también es un discurso de guerra, que lleva a lo público la polarización moral de la guerra. Es el discurso que por toda Europa cancela, aísla, estigmatiza.
En esto ha desembocado el consenso socialdemócrata y democristiano europeo, cuajado en España de corrupción e inmoralidad liberalia; discurso belicista, halconero, indignado, antipopular, elitista, censor, contrario a la libertad de expresión, woke y macarthista. Cursi, estupidizante e incivil.
Es un discurso moribundo, que nada explica de la realidad, y que solo sirve para que una élite europea, sorprendida en su corrupción e irresponsabilidad, se mantenga agarrada a las instituciones.
Su fracaso es total y antes de reconocerlo. Antes de reconocer el fraude absoluto, y antes por supuesto de reconocer lo legítimo en el otro, prefieren la guerra, que en ellos significa que mueran los demás.
Ucrania
pone los muertos
Nota del Editor.
2
Marzo
2025
Ucrania pone los muertos, se arrodilla ante Rusia que se queda con la parte de Ucrania invadida (a Europa nos cargarán el brutal coste de la invasión), y así hasta que caiga el siguiente bajo los tanques de Putin si no se adelanta China invadiendo Taiwan o Marruecos (socio estratégico de Trump) invadiendo España.
Daniel Lacalle desmonta la última
mentira de Sánchez con la quita
El reputado
economista, Daniel Lacalle, criticó la propuesta del Gobierno para
reformular la deuda autonómica y sus perjuicios
Diego Gomes.
esdiario. 2
Marzo
2025
El economista Daniel Lacalle analizó en ESdiario TV la propuesta del Gobierno de condonación de la deuda autonómica. Lacalle explica las intenciones del Ejecutivo, liderado por Pedro Sánchez, lo que significa esta propuesta y sus consecuencias.
P. ¿Puede darse el milagro de hacer desaparecer deuda?
R. Pues obviamente no, obviamente no se condona la deuda. Lo que se hace es que se mutualiza; es decir, si una Comunidad Autónoma tiene 200.000 euros de deuda y otra tiene 100.000, los 300.000 euros de deuda los asume el Estado, y los ciudadanos de la Comunidad que tiene la deuda 100.000 pagará mucho más. En realidad, es un truco para pasarle la deuda generada por la Comunidad Autónoma de Cataluña, que se ha dedicado durante años a gastar sin control en embajadas, en el independentismo y todas estas cosas, para pasárselo al resto de los ciudadanos españoles. Entonces, primero, obviamente no se condona ninguna deuda, la deuda es la misma. Antes de este supuesto regalo de Sánchez, la deuda de España eran 2,15 billones de euros. Ahora, la parte que le corresponde a Cataluña se la van a enchufar un porcentaje a cada uno de los de los ciudadanos de nuestro de nuestro país.
P. Aquí se da la paradoja de que Comunidades, como la de Madrid, que tenía sus cuentas saneadas, ahora se va a encontrar con que tiene deuda que le han impuesto, por así decirlo…
R. Claro, la Comunidad de Madrid, que no se acogió a El Fondo de Liquidez Autonómica y que no tenía ningún tipo de endeudamiento con el Estado, se encuentra con que cada ciudadano de Madrid va a pagar 500 euros más de deuda por culpa del acuerdo de Pedro Sánchez con Esquerra Republicana para quedarse en la Moncloa. Es decir, básicamente esto es que si tú te has comportado de manera irresponsable, has sido manirroto, has despilfarrado el dinero y te has endeudado mucho, ahora los que lo han hecho bien, no se han acogido al sistema de liquidez autonómica y no han tenido esa situación, resulta que pagan más. Obviamente es profundamente injusto y va totalmente contra lo que se supone que es el sistema de financiación autonómica, que se supone que es un sistema en el que se le dan una serie de recursos a las CCAA, pero también de responsabilidad fiscal.
P. ¿El Estado puede sostenerse con ese aumento tan grande de la deuda?
R. Es lo mismo, para el Estado es exactamente lo mismo. Toda la deuda, la de las Comunidades Autónomas, la de la Seguridad Social, la de las administraciones locales, está consolidada en la deuda total. Cuando hablamos de la deuda total, de los pasivos totales de las administraciones públicas, que son 2,15 billones, eso lo incluye todo. Lo que están haciendo es mover cromos y, al mover cromos de las Comunidades Autónomas al Estado, los ciudadanos de las CCAA que han sido más irresponsables fiscalmente salen masivamente beneficiados, mientras que los ciudadanos del resto de Comunidades van a tener que pagar más de ese monto total. Pero es el mismo cálculo con respecto a Bruselas, con respecto a todo.
P. A nivel de estrategia política, ¿cómo puede el Partido Popular puede vencer el relato del PSOE?
R. Es muy fácil. El Partido Popular tiene que explicar a la gente lo siguiente: el Partido Socialista no solamente no condona nada, sino que antes de depender de los independentistas estaba en contra de este sistema. ¿Por qué? Porque es profundamente injusto. Lo segundo que tiene que hacer el Partido Popular es desmontar el argumentario que tú acabas de decir. El Partido Socialista pone ejemplo y dice que quién va a rechazar que se le quite la hipoteca, pero es que no te quitan la hipoteca. Y es que son unos mentirosos y unos trileros. No te quitan la hipoteca, te están pasando un trozo de la hipoteca del vecino irresponsable y despilfarrador. Imagínate que hay un edificio en el que hay diez vecinos, y nueve de ellos tienen una hipoteca de 100.000 € pero uno tiene una hipoteca de 200.000, y aparece el administrador Pedro Sánchez, que se ha liado con el vecino de los 200.000 € de hipoteca, y dice que va a condonar las hipotecas de todo el mundo, y después hace una derrama a todos los vecinos y pasas de deber 100.000 a deber 110.000.
P. Hay una petición popular, eso sí, de modificar el sistema de financiación autonómica. ¿Es factible reformar en estos momentos el sistema de financiación autonómica? ¿En qué términos podría ser?
R. Bueno, a ver, factible es. El problema, tanto por parte del Partido Popular como por parte de los partidos de izquierda y el Partido Socialista, es que todo el mundo quiere que dos más dos sumen 22. O sea, en el momento en el que tú abres el melón de la financiación autonómica, lo que estás literalmente es casi regalándole al Partido Socialista que se termine crujiendo a impuestos a los madrileños. No nos podemos olvidar que el único objetivo de todos los acuerdos del Partido Socialista con Esquerra Republicana, con Puigdemont, con el PNV, etcétera, son acuerdos de privilegio a los independentistas y de expolio a los madrileños; lo que yo llamo separatismo centralista. Entonces, las Comunidades Autónomas del PP no pueden caer en la trampa de abrir el melón de la financiación autonómica, porque inmediatamente el Partido Socialista va a intentar a meter eso que llaman ellos ‘la armonización fiscal’, que es crujir a impuestos a Madrid, porque armonización no hay ninguna. Lo que tiene que entender el Partido Popular es que tiene que empezar a pensar en su estrategia de comunicación, no sobre lo que estamos hablando ahora, sino lo siguiente; siempre tiene que ir un paso por delante. Al Partido Socialista hay que reconocerle que va siempre un paso por delante. El Partido Socialista sabe que esto que ha presentado es una aberración y que se va a rechazar, pero el Partido Socialista sabe que si tú te pones negociador y amigable, y aceptas discutir el tema de la financiación autonómica, ya te han clavado el expolio fiscal a Madrid. Aún así, hay que reconocerle al Partido Popular, que ha reaccionado muy bien, porque lo peligroso hubiese sido que hubiesen dicho ‘no nos gusta el acuerdo, pero vamos a presentarnos y hacernos fotos con María Jesús Montero y con Sánchez para que parezca que es que el gobierno es muy dialogante’. El Partido Popular sí lo ha hecho muy bien con esta primera parte de la comunicación, pero tiene que entender la segunda, tiene que entender que el objetivo final del Partido Socialista es convertir a Madrid en un infierno fiscal como el resto de las Comunidades Autónomas en las que tiene poder.
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