Recortes de Prensa Martes 15 Abril 2025

Delta del Dniéper: la trampa mortal donde Rusia deja morir a sus propios soldados
Las tropas llevan meses aisladas en condiciones insalubres y sin relevo. Las infecciones, enfermedades de la piel y la desesperación hacen estragos en las islas ocupadas
Carmen Oporto. la razon. 15 Abril 2025

La guerra en Ucrania ha dejado postales de brutalidad, resistencia y desgaste. Sin embargo, pocos escenarios son tan extremos como el que se vive actualmente en las islas de Nestyha y Bugaz, ubicadas en el delta del río Dniéper. Allí, decenas de soldados rusos de la 61ª Brigada Independiente de Infantería de Marina permanecen varados desde hace meses, sin rotación, sin suministros adecuados y bajo condiciones climáticas y sanitarias extremas.


Según el movimiento partisano ucraniano Atesh, las tropas llevan atrapadas en estas islas desde enero de 2025, y el alto mando ruso ha suspendido deliberadamente su relevo. La estrategia parece ser clara: mantener presencia a toda costa, aunque eso implique el sacrificio físico y psicológico de sus propios soldados.


Enfermedades, infecciones y congelación: el día a día en el delta

La denuncia de Atesh no deja lugar a dudas: “Se están propagando infecciones fúngicas, llagas supurantes y enfermedades de la piel entre las tropas”. Las condiciones de humedad constante, combinadas con la falta de higiene, atención médica y medicamentos, han creado el ambiente perfecto para el deterioro acelerado de la salud de los marines.


Incluso con la llegada de la primavera, se reportan casos de congelación debido a la exposición prolongada a bajas temperaturas nocturnas sin abrigo suficiente. Las tropas reciben suministros mínimos mediante drones, y los soldados heridos deben ser evacuados en botes inflables, una imagen que recuerda más a una misión de supervivencia que a una operación militar organizada.


Moral por los suelos y desesperación entre los soldados

“El estado de ánimo es crítico. Literalmente se están pudriendo en estas islas, tanto física como mentalmente”, afirma uno de los agentes de Atesh en su comunicado. Esta afirmación no es solo una metáfora: el término “pudrirse” aplica tanto a las heridas infectadas como al agotamiento psicológico extremo que enfrentan los soldados.


El comunicado finaliza con una dosis de humor negro: “¿No quieres un billete de ida a las islas? Escríbenos; te diremos cómo evitarlo”. Una frase cargada de ironía que retrata el desespero generalizado entre las filas rusas en el delta.


El delta del Dniéper: una trampa logística para Rusia

Desde la contraofensiva ucraniana de 2023, el delta del Dniéper se transformó en una zona gris: un territorio pantanoso, inestable y disputado, donde las fuerzas rusas han intentado fortificar posiciones para controlar el flujo del río y presionar a Ucrania.


Sin embargo, esa estrategia ha terminado siendo una trampa. La región carece de infraestructura sólida, es extremadamente difícil de abastecer y representa un enorme desafío logístico para cualquier operación militar prolongada. A pesar de eso, el Kremlin mantiene tropas allí, como símbolo de ocupación y control, aunque el precio sea la integridad de sus soldados.


El precio humano de una guerra estancada

Lo que ocurre en las islas del delta del Dniéper es una muestra del coste humano real de una guerra prolongada y mal gestionada. Soldados abandonados, infecciones sin tratar, moral rota, y una estrategia que parece priorizar la presencia territorial sobre la vida de sus tropas.


Mientras tanto, los enfrentamientos continúan, y la situación no parece cerca de mejorar. Las tropas atrapadas en esas islas no solo luchan contra Ucrania, sino también contra el abandono, la enfermedad y la desesperanza. Y ese frente, muchas veces invisible para el mundo, podría terminar siendo uno de los más devastadores para Rusia.


Misiles Taurus para Ucrania: Alemania da un paso al frente mientras Rusia advierte de que "conducirá a una escalada"
Marta Gallardo. la razon. 15 Abril 2025

Alemania ha abierto la puerta al envío de los polémicos misiles de largo alcance Taurus. El canciller entrante, Friedrich Merz, reiteró su postura durante una entrevista en la televisión pública alemana ARO el domingo, aunque matizando que el suministro de este tipo de material militar debería hacerse en consenso con otros socios europeos.


"Lo dije y tiene vigencia lo que dije", aseguró durante su intervención. "No se trata de que intervengamos en esta guerra, sino de proporcionarle al Ejército ucraniano este tipo de armamento", sostuvo el líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU). En los meses previos a las elecciones al Bundestag, Merz ya defendía una posición que generó amplio debate en la política alemana. Su antecesor y aun canciller en funciones, Olaf Scholz, se negó a dar ese paso por temor a que Alemania se viera implicada directamente en el conflicto. La principal preocupación era que, con misiles Taurus -capaces de alcanzar hasta 500 kilómetros-, Ucrania pudiera atacar territorio ruso con armamento alemán, provocando así una nueva escalada bélica.


En este contexto, Merz subrayó que otros aliados, como Estados Unidos, Francia y Reino Unido, ya han enviado misiles de largo alcance a Ucrania. "Y si se coordina (el envío), Alemania debería participar", concluyó. El líder conservador, que previsiblemente tomará posesión a principios de mayo, continuó defendiendo su postura al afirmar que "el ejército ucraniano debe salir de la defensiva. Siempre se limita a reaccionar. Debe poder tomar parte en el curso de los acontecimientos". También argumentó que Ucrania "tiene que estar en condiciones de destruir la comunicación más importante entre Rusia y Crimea", en referencia al puente que une la península, anexionada por Moscú en 2014, con el resto del territorio ruso.


Rusia responde

La reacción de Rusia no se ha hecho esperar. Este lunes, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió que la posición de Alemania "inevitablemente conducirá a una mayor escalada de la situación en Ucrania", y acusó a "las capitales europeas" de mostrar falta de disposición para alcanzar un acuerdo de paz. Mientras tanto, las conversaciones diplomáticas continúan, con Estados Unidos como mediador, pero con escasos avances hasta la fecha.


Desde que comenzara el conflicto en 2022, Alemania se ha consolidado como uno de los principales proveedores de ayuda militar a Ucrania. Según datos del propio gobierno, en 2024 destinó 7.100 millones de euros en asistencia militar. Además, a mediados de abril, Berlín anunció un nuevo paquete de ayuda por valor de 11.000 millones de euros hasta 2029, que incluirá sistemas de defensa antiaérea IRIS-T, misiles guiados y drones de reconocimiento, entre otros equipos.


¿Cómo son los misiles Taurus?

El misil Taurus KEPD 350 es un proyectil de crucero aire-tierra de largo alcance desarrollado conjuntamente por Alemania y Suecia. Con una autonomía de hasta 500 kilómetros, está diseñado para penetrar defensas aéreas densas y destruir objetivos estratégicos con alta precisión. Puede ser lanzado desde aviones como el Eurofighter o el Tornado y destaca por su capacidad de vuelo a baja altitud y su sistema de navegación autónoma basado en GPS, radar y sensores infrarrojos.


La política económica de Sánchez sigue empobreciendo intensamente a los españoles
José María Rotellar. el debate. 15 Abril 2025

El mes pasado hablaba de la economía empobrecida que sufrimos, que es, sin duda, el legado de Sánchez, junto con el empeoramiento estructural de la economía española en muchos aspectos: productividad, competitividad, gasto, déficit y deuda. La publicación del dato definitivo de inflación del mes de marzo confirma que la economía española sigue la senda de la pérdida de poder adquisitivo de los agentes económicos.


Así, la inflación en marzo se sitúa en el 2,3 % interanual, al confirmar el dato definitivo del indicador adelantado, pero dicha rebaja interanual sólo se debe al efecto estadístico base, al haber crecido más en marzo de 2024, no a una bajada del IPC. La subyacente se sitúa en el 2 % interanual, que sigue mostrando mucha resistencia a la baja, y el IPC armonizado con la UE en el 2,2 % interanual, que es el homogéneo con el resto de la UE y sobre el que se basa el BCE como indicador de precios. No bajan los precios porque mensualmente el IPC crece un 0,1 % y la subyacente un 0,4 %. Es decir, la inflación repunta, pese al espejismo por efecto estadístico del dato interanual, ya que se produce un crecimiento de la inflación mensual, cosa que ya sucedía en octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, de manera que estamos asistiendo a una tendencia de nuevo ascendente de los precios.


Así, pese a dicho espejismo de la desaceleración del crecimiento interanual, sigue creciendo el IPC, pues mensualmente encadena ya medio año de subidas mensuales, que prueban dicho incremento sobre precios ya muy elevados.


Lo grave es que estos ritmos de crecimiento de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. La acumulación del deterioro de dicho poder adquisitivo es intenso y los agentes económicos han ido gastando sus ahorros y ajustando su cesta de la compra. Es cierto que la rebaja de tipos puede dejarles algo de renta disponible si tienen financiación a tipo variable y se la revisan, pero esa mayor laxitud en tipos puede traducirse en un repunte mayor de la inflación, que es preocupante.


Además, la preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público (que ha expulsado a la inversión), ha tensado los precios al alza durante mucho tiempo, con riesgo de rebrote inflacionista, que sería más intenso si sufrimos una guerra comercial como la que se está gestando, que introduce volatilidad a los mercados, que merma, así, nivel de ahorro a las familias y canalización de dicho ahorro hacia la inversión de las empresas, con lo que la actividad económica se resentirá en su conjunto y se empobrecerá más todavía sobre el nivel de empobrecimiento que la política económica intervencionista ha provocado.


La inflación repunta, como prueba el dato mensual, y el resto de indicadores muestra incertidumbre más allá del cortísimo plazo, por lo que se hace más necesario que nunca que se lleven a cabo reformas estructurales profundas, que se reduzca el gasto público, que se diseñe un presupuesto base cero que permita ir alcanzando un superávit con el que reducir la deuda en valores absolutos, y que se bajen impuestos como elemento de incentivo para la actividad económica, aprovechando en el ajuste presupuestario la recaudación generada adicional derivada en gran parte de la inflación, además de reforzar la seguridad jurídica de la economía, que está maltrecha, especialmente tras la propuesta de condonación autonómica, que sólo introduce riesgos y desigualdad en la economía.


Pocas cosas hay peores para la economía que la inflación, que merma el poder adquisitivo de las familias, encarece los costes de las empresas, merma la competitividad de la economía y daña a todo el tejido productivo. La inflación es, como dijo Friedman, única y exclusivamente un fenómeno monetario. Como los bancos centrales no han drenado suficiente liquidez, las Administraciones Públicas (AA.PP.) pueden seguir aumentando el gasto de manera importante, que tensa los precios al alza e impide una mejor transmisión de la política monetaria, mientras esa subida de precios empobrece a toda la economía. Por eso, es esencial que a los aranceles de Estados Unidos no se les conteste con más aranceles, sino con más libertad, porque si se contesta con aranceles lo sufrirán los ciudadanos de la UE.


Adicionalmente, como comentaba hace un mes en estas páginas, la inflación del día a día, más allá de la cesta del IPC, ha subido de manera desorbitada, dejando sin apenas recursos a las familias, pues muchos productos básicos se han encarecido, por no hablar de los precios de la vivienda. Todo ello, muestra, una vez más, que la política económica aplicada por el Gobierno ha empobrecido intensamente a la economía española, bajo el trampantojo de un mayor crecimiento que no se sostiene por sí mismo, sino que necesita de revisiones extraordinarias, cambios sorprendentes y anestesia en forma de gasto público para lograr que la economía, aparentemente se sostenga, pero que no puede seguir adelante por sí misma.


La democracia y sus celosos amantes liberalios
Javier Bilbao. gaceta.. 15 Abril 2025

«Resultados como los del ‘Brexit’ o la llegada de Trump a la Casa Blanca han demostrado que la democracia no funciona y que ha llegado el momento de experimentar y descubrir alternativas al sistema». Esta formulación, tan tediosamente repetida a estas alturas, es lo que leemos en el prefacio de la edición de 2017 de Contra la democracia, de Jason Brennan; en este año del Señor de 2025 podemos constatar que desde entonces se ha pasado a la acción y no es gaseosa precisamente con lo que se viene experimentando. Resulta curioso observar cómo las críticas a la democracia que estaban realizándose desde hace poco más de un par de décadas en el ámbito libertario norteamericano han encontrado un notable eco entre los liberalios europeístas — recreando su retórica sobre «élites informadas» y masas ignorantes que devienen populistas—, aunque estos, más modosos, no aspiran a derrocar la democracia sino a «salvarla», aceptando que continúen celebrándose competiciones siempre y cuando se sepa con antelación el ganador. Así que unos quieren matarla porque la detestan y otros porque la consideran suya y solo suya, pero la pobre Desdémona acaba espichándola en todos los escenarios.


Las críticas a dicho sistema vienen de lejos y han girado prácticamente siempre en torno a la misma idea: la gente es boba y vota mal. A comienzos de los años cincuenta una mujer le gritó a un candidato a la presidencia estadounidense «¡Gobernador Stevenson, todas las personas razonables estamos con usted!», a lo que él replicó: «No es suficiente. Necesito tener mayoría». Y si nos remontamos más atrás encontraremos a Platón denostándola en el octavo libro de La República, no sin reconocerle cierto encanto: «Puede ser que éste sea el más bello de todos los regímenes. Tal como un manto multicolor con todas las flores bordadas, también este régimen con todos los caracteres bordados podría parecer el más bello. Y probablemente, tal como los niños y las mujeres que contemplan objetos policromos, muchos lo juzgarían el más bello». Pero, señala a continuación, su igualitarismo impide la excelencia y arrastra a la degeneración política y moral, impidiendo que sean los sabios quienes gobiernen, un selecto grupo en el que aquellos que realizan estas críticas acostumbran a incluirse a sí mismos.


Un planteamiento que luego recogerían a comienzos del siglo XX Ortega y Gasset en sus diatribas sobre el «hombre-masa» (que, resumiendo mucho, es tontísimo) y escritores como H. L. Mencken —«la democracia es la patética creencia en la sabiduría colectiva a partir de la ignorancia individual»— mientras que ya en 2001 llevó a Hans-Hermann Hoppe, un alemán afincado en Estados Unidos, a escribir Monarquía, democracia y orden natural (su título original es más contundente: Democracy: The God That Failed). Allí nos cuenta que el fundamento igualitario de la democracia elimina las jerarquías de excelencia, que en ella los votantes demandan subsidios y regulaciones que expanden el poder del Estado, así como politiza la vida privada arrinconando la libertad del individuo y, por si no fuera bastante, la gestión es de corto alcance para someterse a la periodicidad electoral, donde la ciudadanía (que recordemos era boba y votaba mal) sacrifica los intereses nacionales largo plazo, por lo que la democracia sería un retroceso respecto a la monarquía, cuyo mandato al ser vitalicio es más estratégico. Lo cual es rigurosamente cierto en el caso español si pensamos en los Reyes Católicos —¡1492, annus mirabilis! — e igualmente si nos referimos a los Austrias, el problema es que luego llegaron los Borbones… Mientras que, por otro lado, el reciente auge de formaciones y candidatos que prometen cambios estructurales más allá de ilusorias alternancias bipartidistas que estiran un chicle ya sin sabor nos indica que, tal vez, una parte importante de esos perniciosos votantes de las democracias no sea tan cortoplacista. En cualquier caso, es una crítica a tener en cuenta, como la que apunta sobre el recrudecimiento bélico que trae consigo, pues «frente a la guerra limitada del Ancien régime, la modalidad que ésta ha adoptado en la nueva era republicano-democrática es la de la guerra total».


En 2007 llegó otro libro en la misma línea, aunque notablemente peor, El mito del votante racional, del economista Bryan Caplan. Su tesis era que un individuo es racional como consumidor porque tiene incentivos para escoger la mejor opción en calidad y precio al sufrir él mismo las consecuencias de una mala decisión, no obstante, como votante su decisión se diluye en el conjunto del resultado electoral, así que su voto sería irreflexivo e ignorante. Ahora bien, ¿qué es para Caplan votar mal? Ahí empieza el problema, dado que no demuestra conocimiento alguno de historia, geopolítica, filosofía o del funcionamiento de la democracia en ningún país que no sea Estados Unidos. Su análisis comienza y termina en una unidimensional perspectiva económica libertaria, sustentada en una serie de axiomas en torno a la perfecta racionalidad del mercado, en un consenso de los economistas que existe en su imaginación y en «experimentos mentales» que reducen a fábulas una realidad poliédrica. Aderezado todo ello con gráficas y fórmulas innecesarias, aunque lo hagan parecer muy científico-matemático. Por lo tanto, ser un votante irracional supondría, según él, defender la imposición de aranceles para proteger puestos de trabajo autóctonos, oponerse a la inmigración masiva, rechazar los recortes de plantillas en las empresas y tener algún tipo de nostalgia por el pasado o pesimismo respecto al porvenir (¡no se debe cuestionar el Progreso!). También es capaz de sostener con toda seriedad que «los políticos raramente se arriesgarán a dar la cara por medidas impopulares sólo porque un lobby se lo pida» y que «los medios muestran a los espectadores lo que estos quieren ver y les cuentan lo que quieren oír». Ya vemos que la perspectiva libertaria y la liberalia ya son prácticamente indistinguibles, pues Cayetana Álvarez de Toledo firmaría todos esos apriorismos de Caplan sin dudarlo. Una vez establecido que esa clase de voto es «irracional», contrario a la ciencia y al dictamen de los expertos, propone un modelo de sufragio censitario donde solo acudan a las urnas los libertarios/liberalios (él los llama «Público Ilustrado») o su voto cuente varias veces. No muy alejado de lo que en cierta manera en EE. UU. estuvieron cerca de conseguir y en la UE ya se ha empezado a aplicar, no tanto por la vía de proscribir votantes defectuosos sino candidatos, previamente tildados de populistas/extremistas/prorrusos.


Por último, cabe regresar al autor con el que abríamos este artículo, Jason Brennan, y su obra Contra la democracia. Plantea que respecto a la democracia existirían tres perfiles psicológicos fundamentales. Por un lado, los hobbits, que se desentienden de las disputas políticas, no tienen opiniones vehementes acerca de casi ningún asunto que dicte la actualidad y, en definitiva, no votan ni participan de forma alguna en el ágora. Luego tendríamos a loshinchas, versados en la cosa pública, pero mediante una aproximación profundamente sesgada, fanáticamente inmersos en su cámara de eco y tribales respecto al adversario. Finalmente, estarían los vulcanianos, que sí tienen amplios conocimientos en política y participan en ella de una forma desapasionada, guiados por la pura racionalidad, capaces de agradecer al adversario que les señale un error para a continuación rectificar su posición inicial. Aparentemente perfectos si no fuera por una pequeña salvedad: no existen. Las personas no somos así, dice Brennan. Es una explicación simpática, pero no deja de ser una simplificación pues en realidad todos tendríamos parte de las tres especies según sea el asunto que discutir: podemos ser Frodos respecto a la ocupación de pisos, Ronceros sobre el aborto y Spocks respecto al salario mínimo. O incluso variar nuestra especie según contexto e interlocutor, bien un cuñado en una comida familiar donde corre el vino o la chica que nos gusta durante la primera cita.


En todo caso esta distinción que realiza Brennan le permite llegar a la solución que nos plantea, un sistema al que llama «epistocracia» donde el derecho al voto no se obtiene con la mayoría de edad, sino que debe ser ganado demostrando determinados conocimientos a manera en que se debe obtener el carné de conducir antes de ponerse al volante. Pero eso ya existe y se llama educación general obligatoria. Una idea que se sustenta en una premisa de escasa validez, puesto que vivimos en democracias representativas, no directas. No se trata de que los ciudadanos sepan mucho de economía, política exterior, etc. Aunque esto también sería deseable, claro. Lo importante es que puedan sustituir sin necesidad de revueltas y guerras civiles a los gobernantes según su gestión. A la manera en que juzgamos la habilidad de un mecánico, aunque no sepamos cómo funciona el vehículo, porque podemos ver cómo ahora arranca y antes no.


Cada uno de nosotros sabemos cómo nos va en la vida: si nos es fácil acceder a un trabajo, vivienda, si hay inflación en nuestra cesta de la compra, inseguridad en nuestro barrio…etc. De ahí que el sufragio universal es una manera relativamente eficaz de que el gobierno se preocupe por todos. Algo parecido le planteó una estudiante a Brennan: «si los miembros de ciertos grupos desfavorecidos votan, ¿no responderá entonces apropiadamente el gobierno a sus intereses? Si no votan, ¿acaso el gobierno no ignorará sus intereses?». A lo que este autor dio una respuesta tan condescendiente como errónea, según el tiempo ha demostrado: «cuando los miembros de un grupo votan, si están mal informados, puede que no estén ayudándose a sí mismos, sino pegándose un tiro en su pie colectivo. De hecho, la estudiante en cuestión (y otros) hasta estuvieron de acuerdo en que Donald Trump no es particularmente beneficioso para los estadounidenses blancos rurales, su principal grupo demográfico de apoyo». Sin sufragio universal, sin el apoyo activo de ese sector de la población, nadie habría atendido sus preocupaciones. ¿Qué incentivo tendría un gobernante para favorecer los intereses de sus gobernados si su cargo no depende de estos? Habrá que preguntárselo a Ursula von der Leyen…


La Francia de Macron ¿modelo de democracia o república bananera?
Arnaud Imatz. gaceta. 15 Abril 2025

El lunes 31 de marzo, el Tribunal de lo Penal de París declaró a Marine Le Pen culpable de malversación de fondos públicos en el juicio contra los asistentes parlamentarios europeos del Rassemblement National. Fue condenada a 4 años de cárcel, de los cuales 2 años pueden convertirse en prisión firme, a una multa de 100.000 euros y a la inhabilitación para ejercer cargos públicos durante cinco años, con ejecución provisional desde que se dictó la sentencia, es decir, con aplicación inmediata, a pesar del recurso. Para justificar este veredicto, el tribunal consideró que «el riesgo de reincidencia» estaba «objetivamente caracterizado» (un riesgo previsto para los grandes delincuentes), al igual que «la importante perturbación del orden público democrático» (un concepto desconocido del derecho penal). Una condena jurídicamente sólida según la gran prensa, y bien acogida por ella, pero sin embargo muy discutida y cuestionable. Parece haberse violado el principio de derecho según el cual ninguna ley es retroactiva cuando es más severa que la anterior. Y peor aún, en los alegatos del tribunal aparecen dos delitos inexistentes: «enriquecimiento partidista» (es decir, del partido) y, cumbre de mala fe partidista, una supuesta «hostilidad a las instituciones europeas».


La verdadera cuestión de fondo que hay que plantearse aquí, y que es mucho más importante que el mero asunto de Marine Le Pen, es si el poder judicial es o no independiente en Francia. Desgraciadamente, la respuesta es no. Un estudiante de primer año de Derecho sabe que en Francia hay dos poderes, el ejecutivo y el legislativo, y una autoridad judicial (digo autoridad, no poder), teóricamente independientes. Pero existe una enorme brecha entre la teoría y la práctica. Los fiscales (el “Parquet”), que deciden sobre los procesamientos, siempre han estado en manos del gobierno. Están supervisados por el fiscal general, que a su vez recibe órdenes del Guardián de los Sellos, el ministro de Justicia. A través de ellos, el gobierno puede presionar, y lo hace (aunque, oficialmente, lo niegue sistemáticamente), sobre todo en los casos más delicados.


A ello se añade, desde hace tres décadas, el «gobierno de los jueces» (o de la magistratura), expresión utilizada actualmente en Francia para describir la peligrosa involución de la justicia. A lo largo de los años, los jueces han adquirido un poder real, aprovechando la ceguera y la complacencia del Parlamento. La élite o casta política, económica y mediática francesa pretende naturalmente ser el baluarte del Estado de derecho y de la democracia. Pero en realidad esto no es más que una caricatura del derecho y de la democracia, una interpretación elitista y claramente demófoba del derecho y de la democracia. Porque en una democracia, la política no puede estar sujeta al derecho. La política está por encima del derecho. En una democracia, la política significa el recurso al pueblo, único juez supremo. Por tanto, es fácil comprender por qué el referéndum, instrumento clave de la democracia directa, previsto en la Constitución de 1958 y expresamente deseado por el General de Gaulle, fue evitado cuidadosamente durante más de veinte años. De Gaulle convocó cinco referendos. Sus cuatro primeros sucesores en la presidencia organizaron apenas cinco. El último, en 2005, condujo al rechazo de la ratificación del Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Esta voluntad popular fue luego abiertamente violada cuando el Parlamento francés adoptó una ley que autorizaba la ratificación del Tratado de Lisboa (2008), procedimiento obviamente elegido para evitar el riesgo de que el pueblo votara de nuevo mayoritariamente a favor del No. Este ataque flagrante a la democracia es terriblemente grave, si no mortal. Todos estos pseudoprogresistas, que han odiado al pueblo y vomitado al patriotismo, durante décadas, deberían meditar las edificantes palabras del auténtico socialista que fue Jean Jaurès: “La patria es el bien de los que no tienen nada”.


Pero a esta traición de las élites políticas, o «representantes de la Nación», hay que añadir la creciente politización de los jueces. Un buen tercio de los jueces franceses son militantes que pertenecen al Syndicat de la Magistrature, un sindicato claramente enraizado en la extrema izquierda, como demostró hace diez años el asunto «Mur des cons» (una valla publicitaria en los locales del sindicato titulada «Mur des cons» — Muro de los gilipollas, con fotos de personalidades de la derecha y de padres de víctimas de sórdidos casos, todos estigmatizados como «gilipollas»).


Significativamente, la presidenta del Syndicat de la magistrature fue condenada simplemente a pagar 5.000 euros de multa a las víctimas y, sin embargo, fue luego ascendida… Más recientemente, en junio de 2024, en un comunicado oficial, el mismo Sindicato hizo un llamamiento contra la llegada al poder de Marine Le Pen. De forma igualmente significativa, la presidenta del tribunal que condenó a MLP demostró abiertamente su adhesión a la figura sulfurosa de Eva Joly, una juez conocida por su carrera política en el seno de la izquierda radical en el partido Écologie les Verts.


La supuesta postura apolítica de los jueces no es, por supuesto, más que humo y espejos propagandísticos. ¿Algunos ejemplos? Recordemos la extrema rapidez con la que la fiscalía se ocupó del asunto Fillon en marzo de 2017, en plenas elecciones presidenciales, en un momento en el que el candidato de la derecha y del centro, François Fillon, era el favorito. El objetivo era bloquearle el paso, costara lo que costara, en favor del candidato social-demócrata Macron. Retirado de la política desde 2016, el expresidente francés Nicolas Sarkozy se ha visto implicado en varias causas judiciales. Desde hace años, jueces de izquierda y de extrema izquierda, que le detestan, intentan condenarle.


¿Otros ejemplos? Richard Ferrand ex miembro del ala izquierda del Partido Socialista, amigo y presidente del partido de Macron, fue inculpado por toma ilegal de intereses, malversación de fondos públicos (cerca de 2 millones de euros) en favor de su amante y por sospecha de empleo ficticio. El caso se archivó por «prescripción», y en febrero de 2025 Ferrand fue nombrado por Macron nada menos que presidente del Consejo Constitucional. Sólo cabe esperar que elija a sus asesores mejor que sus predecesores. En 2021, Olivier Duhamel, diputado socialista, presidente de la Fondation nationale des sciences politiques (2016-2021) y consejero del presidente del Consejo Constitucional (1983-1985), fue acusado de violación, agresión sexual e incesto a una menor, antes de que el caso fuera convenientemente sobreseído por prescripción de los hechos.


Igualmente, edificante es el caso del actual primer ministro François Bayrou. Presidente del Modem, un partido centrista pro-Macron, y entonces ministro de Macron, Bayrou fue absuelto por el Tribunal Penal de París el 5 de febrero de 2024, a pesar de que los cargos eran similares a los que llevaron a la condena de Marine Le Pen. En su caso, como en el del MLP, no se trataba de enriquecimiento personal, sino de la utilización de fondos europeos destinados a pagar a asistentes parlamentarios que trabajaban principal o secundariamente (¿quién sabe?) para el partido. En su caso, sin embargo, Bayrou fue absuelto y cinco diputados de su partido fueron condenados a dos años de inelegibilidad, aunque en suspenso. Por último, desde 2017, Jean-Luc Mélenchon, líder de LFI (La France insoumise), también es objeto de una investigación de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), que sospecha que utilizó a sus asistentes parlamentarios para su actividad política en Francia cuando era eurodiputado. En otras palabras, estas prácticas estaban muy, muy extendidas entre los eurodiputados, y en particular entre los partidos de la oposición que no se benefician de otras fuentes de financiación, a menudo ocultas. A este respecto, cabe señalar que una de las formas de destruir el FN (ahora RN) era hacer que los bancos franceses le denegaran cualquier crédito. De manera más general, el método de cerrar inesperadamente la cuenta bancaria de un partido de la oposición o de una asociación cultural, en particular antiinmigración, se ha convertido en moneda corriente en Francia. Y eso sin mencionar las fuertes multas (decenas de miles de euros) impuestas por delitos de opinión (incitación al odio, la violencia o la discriminación), como en el caso arquetípico del político que más criticó la inmigración incontrolada, Éric Zemmour, procesado quince veces y condenado nueve.


En cambio, no se puede investigar la financiación de las campañas electorales del socialista Macron. Por lo tanto, es comprensible que este sistema judicial de geometría variable esté desacreditado a los ojos del ciudadano medio. A pesar de todas las vergonzosas explicaciones de los avezados abogados del sistema, el ciudadano medio no ve ninguna diferencia entre el acoso judicial a Donald Trump, Nicolas Sarkozy o el caso de Calin Georgescu y el del MLP. En cuanto a la libertad de expresión, el ciudadano medio ha comprendido que existe, pero para la casta político-económica-mediática, no para él.


En vísperas de su condena, Marine Le Pen obtenía entre el 34% y el 37% de las intenciones de voto en la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales. Está claro que la justicia no habría tenido tanta mano dura si sólo se le hubiera atribuido el 13% del líder de la extrema izquierda islamófila, Mélenchon. La LR (la derecha conservadora convencional) ya sueña con recuperar a los votantes de RN, pero el sistema está tan decrépito y la cólera popular es tan profunda que es difícil ver cómo podrían conseguir captar de nuevo a este electorado. Un signo de los tiempos: el día después de que el tribunal fallara en contra de MLP, RN recibió más de 10.000 nuevas afiliaciones.


¿Podría la ejecución jurídica y política del MLP beneficiar al joven presidente de RN, Jordan Bardella? Es demasiado pronto para decirlo. Primero tenemos que esperar el resultado de la apelación de Marine Le Pen. Las apelaciones suelen resolverse en un plazo de dos años, ya que los tribunales están muy congestionados. Pero el Tribunal de Apelación de París dice que tiene previsto «examinar este caso en un plazo que debería permitir dictar sentencia en el verano de 2026», es decir, varios meses antes de las elecciones presidenciales de 2027. ¿Qué pasaría si Macron disolviera la Asamblea en junio de 2025 (un año después de la última disolución)? Pues MLP no podría presentarse a las elecciones legislativas. ¿Qué ocurriría en el improbable caso de que Macron dimitiera antes del verano de 2026? Tampoco podría presentarse. Por último, ¿qué pasaría si MLP fuera condenado de nuevo en apelación? No lo sabemos.


Si MLP fuera definitivamente descartado, la opción Jordan Bardella podría, por supuesto, pasar a primer plano. Pero el principal hándicap de Bardella es su juventud e inexperiencia. También es criticado por un buen número de soberanistas por su falta de ofensividad en la batalla política y cultural, y por haber traicionado, como su mentora Marine Le Pen, todos los fundamentos del movimiento al abandonar la idea del Frexit, y sobre todo por haberse alineado con las posiciones belicistas de los europeístas partidarios de la «UE-RSS» y de la OTAN, mientras que él se proclama defensor de la Europa de las naciones. Pero dicho esto, en este momento, Bardella sería probablemente considerado un mal menor en comparación con los viejos candidatos del sistema que todos, injusta o justamente, encarnan ahora la demofobia, la corrupción y la decadencia a los ojos de la mayoría.


Sánchez y el Partido Comunista chino
Jesús Cuadrado. Vozpópuli. 15 Abril 2025

Dividir a Europa es un objetivo que comparten Donald Trump y Xi Jinping. De hecho, el viaje de Pedro Sánchez a Pekín en plena crisis arancelaria no podía ser más conveniente para los intereses de la dictadura. El Partido Comunista Chino tiene como objetivo declarado frente a la Unión Europea que las negociaciones comerciales sean país a país, no con la Comisión Europea en representación de los 27. Valoran al presidente del Gobierno español como el “tonto útil” que les va de perlas para la coyuntura actual. Y los datos les dan la razón.

Desde Moncloa se publicitan las visitas de Sánchez como muy útiles para los intereses comerciales españoles. Si fuera así, se reflejaría en la balanza comercial con China. Lo cierto es que, en seis años, las exportaciones españolas se estancaron y las chinas se han disparado. España exportaba en 2019 por un valor de 8.000 millones de euros y en 2024, por 7.000. En tanto el país del amigo Xi pasó con Gobierno sanchista de 28.000 millones a ¡45.000! Ese es el balance de los viajes del “doctor” y de su “química” con el sanguinario dictador.


Estas visitas le van muy bien a las empresas chinas. La buena sintonía que venden los publicistas de Moncloa solo ha servido para que China haya convertido el mercado español en un chollo. En este viaje, Sánchez declaró a los periodistas acompañantes que el déficit comercial con los chinos “es subsanable”, que su objetivo es reducir ese desequilibrio. Lo mismo dijo en las visitas anteriores, pero, a la vista de las balanzas del comercio entre ambos países, incluida la evolución 2023-2024, dato mata relato.


La estrategia comercial china, basada en una asimetría comercial organizada para su beneficio, es de sobra conocida. Claudio F. González tiene publicado un libro imprescindible sobre la cuestión (El gran sueño de China, 2021), resultado de sus investigaciones sobre el terreno entre 2014 y 2020. El economista demuestra que China no es un mercado libre para las empresas españolas y que las ventajas de Estado que la dictadura de Xi Jinping proporciona a las empresas chinas les permite competir con ventaja en España. ¡Asimetría comercial! Para enfrentarse a esa anomalía, la UE necesita hablar con una única voz, no país a país, como quieren los chinos con el apoyo de espontáneos como Sánchez y Zapatero.


A estos dos se les debería preguntar si saben quién es Xi Jinping. Hace desaparecer opositores con más eficiencia aún que su aliado Putin y ha sido calificado con acierto como un dictador marxista-leninista. Para evitar dudas, este Stalin contemporáneo ha declarado: “Hay gente que cree que el comunismo es una esperanza inalcanzable, pero no está caducado”. Pensar que China solo tiene aspiraciones de expansión comercial es una peligrosa ingenuidad. El dictador tiene programado convertir al país en primera potencia militar del mundo para 2050 -o antes-. ¡Con las democracias liberales como enemigo declarado!


Pocas bromas con la química entre Sánchez y Xi. Como explica el famoso economista Nouriel Roubini, vivimos una nueva guerra fría en la que China sustituye a la Unión Soviética, ahora como “un capitalismo de Estado en el que el árbitro es una autoridad política incontestable”. Con ese régimen “negocian” Sánchez y Zapatero al margen de la UE. Cuentan con el apoyo militante del Partido Comunista español, socio en el Gobierno, que titulaba así un manifiesto de su Comité Central: “La visita de Pedro Sánchez a China, una oportunidad para España”. Solidaridad entre camaradas.


Esta visita a China del sanchismo recuerda la del gobierno kirchnerista argentino en febrero de 2022, en pleno proceso de descomposición interna. El inefable presidente Alberto Fernández viajó a Pekín buscando una tabla de salvación para su situación política insostenible. Él también ofreció Argentina “como puerta de entrada” de China en América Latina. Al pupilo de Cristina Kirchner, como ahora a Sánchez, Xi Jinping le ofreció “acuerdos de inversión, cooperación económica y ventajas comerciales”. Otro tonto útil.


Quienes conocen cómo Zapatero ha afiliado el PSOE al castrista Grupo de Puebla no se sorprenderán por la aproximación al Partido Comunista Chino, como han hecho todos los gobiernos castrochavistas iberoamericanos. Obviamente, la visita a Pekín organizada por el expresidente no se ha coordinado con la Comisión Europea. Pero, en medio de la monumental crisis arancelaria, no es momento de apoyar a Trump, como hace Abascal, ni a Xi Jinping, como hace Sánchez. Es la hora para que Europa negocie con una única voz. ¿No lo entienden?


El separatismo lleva a la ruina a Cataluña
EDITORIAL. libertad digital. 15 Abril 2025

Cataluña lleva camino de instalarse en el furgón de cola de la economía española, una posición que hace apenas un cuarto de siglo habría sido impensable.


Los principales indicadores económicos y de bienestar vienen reflejando en los últimos años el declive de la economía catalana en relación con la media nacional, un descenso que se revela más significativo cuando la comparación se realiza con la Comunidad de Madrid. Un estudio reciente ahonda en las causas de esta decadencia, motivada fundamentalmente por la pésima gestión pública de los gobiernos separatistas a lo largo de las dos últimas décadas.


El Instituto Ostrom, el Think Tank de política pública líder en Cataluña, es el responsable de este informe, que documenta las causas del deterioro económico y social de la comunidad autónoma. Quizá el dato más impactante del estudio es el que refleja la evolución del PIB per cápita de la región, una métrica que permite apreciar con claridad el cambio a peor que han supuesto las políticas económicas adoptadas por la Generalidad en las los últimos años. Y es que, según los datos analizados por el Instituto Ostrom, Cataluña ha pasado de tener un PIB per cápita superior en un 15% de la media europea durante el segundo mandato de Aznar a estar un 10% por debajo de ese mismo indicador en la actualidad.


La caída de la riqueza per cápita de los ciudadanos catalanes no cabe achacarse a un fenómeno nacional o de coyuntura, dado que, como documenta dicho informe, la Comunidad de Madrid no ha dejado de prosperar durante ese mismo periodo, hasta el punto de que ha superado a Cataluña como la región con mayor peso en el PIB español.


El autor del estudio explica las causas de este empobrecimiento general de Cataluña, que se ha venido agudizando especialmente tras la intentona golpista de 2017. En opinión de este experto, "la carga regulatoria excesiva, la incertidumbre derivada de la gestión pública y la polarización política han debilitado el dinamismo productivo. La excesiva proliferación de regulaciones, sumada al predominio de políticas dirigidas a restringir mercados y redistribuir recursos de manera ineficiente, refleja una visión de la economía como un juego de suma cero. Esta mentalidad —añade el estudio— en la que las ganancias de unos se perciben inevitablemente como pérdidas de otros, contrasta con las experiencias exitosas de economías que han priorizado un enfoque de suma positiva, donde las instituciones promueven la cooperación y la creación de valor".


El informe pone a Madrid como ejemplo de gestión pública, destacando "la importancia de un enfoque institucional orientado hacia la competitividad y la reducción de cargas regulatorias". Así, prosigue el documento, "mientras que Cataluña ha incrementado su carga impositiva y complicado su marco normativo, Madrid ha adoptado políticas que fortalecen su atractivo como destino de inversión y residencia".


Los partidos separatistas achacan al resto de España la ruina que ellos mismos han provocado a todos los catalanes con su pésima gestión al frente de la Generalidad. La intentona golpista de 2017, la corrupción galopante del nacionalismo y el entreguismo de las instituciones catalanas a un proyecto político catastrófico explican por qué Cataluña lleva camino de instalarse en el furgón de cola de la economía española, una posición que hace apenas un cuarto de siglo habría sido impensable.


El lenguaje inclusivo, el separatismo, la libertad y otras lecciones de Mario Vargas Llosa
El escritor, ganador del Nobel y del Cervantes, fue ante todo un hombre libérrimo. Una persona que conoció el totalitarismo y, a partir de él, decidió cultivar y defender todo lo contrario: la libertad
El Debate. 15 Abril 2025

El mundo de la cultura ha despedido a Mario Vargas con un sentimiento unánime de reconocimiento y ausencia. El autor peruano era un escritor monumental (ganador del Planeta, el Cervantes y el Nobel) pero también un hombre libre que no rehuyó dar la batalla por aquello que consideraba justo.


Demostrando una honestidad intelectual consigo mismo, Mario Vargas Llosa se mojó, como se dice coloquialmente, con cuestiones políticas, culturales y de actualidad. Aprovechamos por tanto para compartir algunas de sus reflexiones sobre la idea de España, el separatismo, la importancia de la educación e incluso el lenguaje inclusivo, contra el que se manifestó en desacuerdo.


Sobre la idea de España

Sobre la idea de España, siempre se recuerda su discurso en la manifestación constitucionalista del 8 de octubre de 2017, con el golpe separatista catalán todavía en carne viva.


Vargas Llosa podría haberse puesto de perfil para no importunar a un posible lector separatista, pero su manera de entender las cosas le impidió quedarse callado ante el atropello legal y moral que se estaba cometiendo. «España es un país antiguo, Cataluña es un país antiguo. Hace 500 años sus historias se juntaron con las historias de vascos, de gallegos, de andaluces... para crear esa sociedad multicultural y multilingüística que es España. España es tierra de libertad, de legalidad. Eso el independentismo no lo va a destruir», defendió el escritor, que no podía entender cómo en algunas partes de España se impide usar el español, el idioma que tanta gloria ha dado al mundo.


Sobre la libertad

Sobre la libertad, es muy recordada una frase que dejó en 2013 al recibir en Cauta el Premio Internacional de Convivencia: «La intolerancia de quienes creen en verdades absolutas todavía llena de muertos muchas regiones del mundo». Una sentencia que no pasa de moda.


Sobre la Tauromaquia

Como defensor de la libertad, también era defensor de la fiesta de los toros, de la que llegó a escribir que «representa una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de César Vallejo». Ahí es nada. Para después añadir: «Prohibir las corridas, además de un agravio a la libertad, es también jugar a las mentiras, negarse a ver a cara descubierta aquella verdad que es inseparable de la condición humana: que la muerte ronda siempre a la vida y termina siempre por derrotarla».


Contra el separatismo

Volviendo a su discurso de octubre de 2017, hizo un alegato en contra de los fanatismos y del nacionalismo: «La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es la pasión nacionalista. Religión laica, herencia lamentable del peor romanticismo. El nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del mundo, y de España, de guerras, de sangre y de cadáveres. Desde hace algún tiempo, el nacionalismo viene causando estragos también en Cataluña», dijo aquel día nada más comenzar su aplaudida intervención.


Sobre la educación

Una de sus frases célebres más recientes fue una que pronuncio en una charla con la periodista Pepa Bueno bajo el título Cultura y educación en los próximos 20 años.


En ese contexto defendió la educación hasta cierto punto tradicional, la que no arrincona las letras en beneficio de las pantallas. «Primero porque la educación es la principal herramienta que tenemos para intentar garantizar una cierta igualdad de oportunidades; y segundo porque la cultura humanística, que es la que más atrás se está quedando con la evolución tecnológica, es, sin embargo, la que más fundamenta el espíritu crítico del individuo», defendió durante el coloquio.


El lenguaje inclusivo

Tampoco es esquivó uno de los debates recientes de nuestra generación: el lenguaje inclusivo. En otro coloquio realizado recientemente, rechazó usar el todes, en vez de «todos» o «todas». «Nosotros tenemos en el español un masculino inclusivo (...). ¿Por qué va a ser machista? Ese es un camino muy peligro yo creo. Desnaturalizar tan profundamente el lenguaje en nombre de un feminismo mal entendido (...). Desnaturalizar el lenguaje porque se considera que el lenguaje es machista es una estupidez que de ninguna manera yo voy a aprobar», respondió.


Opinión

Mario, apóstol de la libertad
Juan Abreu. Vozpópuli. 15 Abril 2025

Con Mario Vargas Llosa desaparece, no sólo uno de los escritores más relevantes de nuestro tiempo, también uno de los pilares intelectuales con los que contábamos los enemigos del totalitarismo (léase comunismo o populismo de izquierdas), y los amantes de la libertad. Vargas Llosa fue un referente, un baluarte de decencia e integridad, para todos los que sufrían la opresión, la vileza, y la violencia de las llamadas “revoluciones” populares. Y lo mejor, lo fue para las víctimas de cualquier dictadura. De derechas o izquierdas (si es que tales definiciones significan ya algo). Eso aumentaba, naturalmente, su estatura moral.

Contra toda forma de dictadura, a diferencia de gran parte de la intelectualidad mundial, y especialmente hispanoamericana y europea, que eligieron la complicidad, el oportunismo descarado o la hipócrita condescendencia con las dictaduras de izquierdas, el autor de Conversación en la catedral fue un adversario formidable de toda forma de opresión ideológica y de autoritarismo, fuera cual fuera su especie ideológica.


En lo referente a Cuba, pasado un breve período de entusiasmo inicial con la llamada aún (increíble y obscenamente), Revolución Cubana, Vargas Llosa se convirtió en uno de sus más eficaces y prestigiosos críticos. Muy pronto integró la lista de escritores prohibidos y censurados por el castrismo. En los años que viví en la isla, leer a Vargas Llosa equivalía a una actividad contrarrevolucionaria y la posesión de alguno de sus libros constituía un acto delictivo. En la isla (léase la finca) de los Castro, sus lectores hacíamos largas colas para tener acceso a la manoseada copia de alguno de sus libros, que pasaban como preciados tesoros por nuestras ansiosas manos.


El escritor peruano fue uno de los mayores adalides de la defensa de la libertad de los escritores cubanos oprimidos por la vulgaridad y el obscurantismo castrista. Contrastando, de manera luminosa, con la miseria moral de la mayoría de los escritores y artistas españoles, por referirme a los que tengo más a mano, que se rindieron a la propaganda y a los manoseos, físicos e ideológicos, del castrismo.


Los cubanos libres, los que queden en la isla o en el extranjero, tenemos una enorme deuda moral con este hombre que acaba de morir. Debemos agradecer a Vargas Llosa su compromiso con la verdad y la libertad; compromiso del que, hay que decirlo, han carecido muchos escritores, intelectuales y artistas cubanos, para no hablar del llamado Pueblo.


Cuando los García Márquez, Cortázar, Grass, Benedetti, Carpentier o, entrando ya en escritores menores, Miguel Barnet y muchos otros hasta llegar en la actualidad a Leonardo Padura), se inclinaban cobardes y serviles ante el macho redentor que vociferaba pistola al cinto, Vargas Llosa representó para nosotros una luz en la nauseabunda tiniebla del oportunismo de escritores, artistas e intelectuales cubanos, hispanoamericanos y europeos.


Por eso, en la hora de su muerte, quiero que estos apresurados párrafos queden como testimonio de mi agradecimiento no sólo al gran escritor, también al insigne amigo de la libertad.


El pronunciamiento ha sido redactado por una integrante del ala progresista

El Constitucional da la razón a VOX y dictamina que la vacunación forzada para mantener el puesto de trabajo vulneró derechos
Unai Cano. gaceta. 15 Abril 2025

El Tribunal Constitucional ha estimado parcialmente un recurso de inconstitucionalidad interpuesto por VOX contra un decreto ley del Gobierno de Canarias aprobado durante la pandemia, que incluía restricciones vinculadas a la emergencia sanitaria. El fallo, adoptado por unanimidad, marca un precedente al establecer que ciertos derechos fundamentales no pueden ser limitados mediante esta vía legislativa, incluso en situaciones de alerta por motivos de salud pública.


Uno de los puntos más relevantes de la resolución es la prohibición de condicionar el acceso a un empleo a la vacunación contra la Covid-19. El tribunal considera que imponer esta exigencia vulnera el derecho a la integridad física, ya que cualquier intervención médica requiere del consentimiento del afectado. Así, anula los artículos que supeditaban la contratación laboral a haberse vacunado o a haberse sometido a pruebas diagnósticas o de detección.


La sentencia aclara que, aunque la norma impugnada no imponía de forma expresa la vacunación obligatoria ni la realización forzosa de test, sí establecía consecuencias legales derivadas de la negativa a someterse a estas actuaciones sanitarias. Entre ellas, la imposibilidad de acceder a determinados puestos de trabajo. Para el Constitucional, esta condición ejerce una presión indirecta sobre la voluntad de la persona, y por tanto supone una limitación inconstitucional al derecho a decidir libremente sobre su propio cuerpo.


El pronunciamiento, redactado por la magistrada Laura Díez, integrante del ala progresista del tribunal, también censura otros aspectos del decreto canario, como las medidas de confinamiento y aislamiento, al entender que estas afectan a la libertad personal. Según el alto tribunal, el hecho de que estas restricciones puedan imponerse de manera coactiva impacta directamente sobre la autonomía de movimiento, lo que excede los márgenes permitidos para un decreto ley, instrumento reservado para situaciones de necesidad urgente pero con limitaciones respecto a los derechos fundamentales.


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El PP vuelve a traicionar la memoria de la derecha española
José Javier Esparza. gaceta. 15 Abril 2025

El Gobierno quiere ilegalizar a las asociaciones que puedan ser acusadas (¿por quién?) de apología del franquismo. El Partido Popular ha avalado con su abstención el proyecto. La noticia no ha tenido el recorrido que merece, quizá porque nos vino en jueves previo a la estampida de Semana Santa. Sin embargo, es de una importancia crucial. Ante todo, por el evidente aliento liberticida de una ley que pretende limitar el derecho de asociación en función de delitos de opinión. Y después, por la insólita actitud del Partido Popular, que a efectos prácticos ha consistido en lavarse las manos a sabiendas de que con ese gesto se condenaba al reo. Una vez más, PP son las siglas de Poncio Pilatos.


¿El PP ha olvidado quién es? ¿Cómo y por qué nació? ¿De verdad esos jóvenes talentos del actual PP, desde Moreno Bonilla hasta esas diputadas que exhiben sus piercings como prendas de limpieza de sangre progresista, ignoran de dónde salen sus siglas y qué herencia recogen? El Partido Popular es el único grupo del actual hemiciclo fundado por ministros del régimen de Franco. Su origen, como todo el mundo debería saber, es la Alianza Popular de los «siete magníficos» en 1976: Fraga, Fernández de la Mora, López Rodó, Licinio de la Fuente, Silva Muñoz, Martínez Esteruelas y Thomas de Carranza. Seis ministros y un director general de Franco. Y, por cierto, de excelentes cualidades los siete. Después, dentro del partido o en coalición, otros nombres tan significativos como López Bravo, Fernando Suárez o Areilza. Gente de un peso político y personal incuestionable. En bastantes aspectos, lo mejor del franquismo.


En condiciones normales, de aquel grupo debería haber nacido la derecha oficial de la transición tras la muerte del general. No sólo por la altura personal y política de sus miembros, sino también porque, aun con sus diferencias, fueron ellos los primeros en empezar a plantear un horizonte para España después de Franco. Señalemos de pasada que el primer texto que se publica en España sobre el sentido del centro político aparece con la firma de Manuel Fraga en 1969. Sorprendentemente, los elegidos para conformar la pata derecha del nuevo orden no fueron ellos, sino un grupo de ambiciosos jóvenes sin gran fuste intelectual, escasísima experiencia de gobierno y que, además, provenía nada menos que del núcleo del Movimiento Nacional: Suárez, Martín Villa, Rosón, etc. Enseguida, por cierto, se bautizaron como «centro». Alianza Popular quedó embarrancada y no salió del arenal hasta que Verstrynge y Fraga la reflotaron en 1982. Cuando el partido cambió su nombre por Partido Popular, ya en 1989, su presidente siguió siendo Fraga. ¿De verdad los actuales diputados del PP ignoran todo eso?


Ahora el Gobierno de Sánchez pretende disolver cualquier asociación que incurra en enaltecimiento de Franco, de su régimen o de personalidades a él vinculadas. Y al Partido Popular, según se ve, le parece bien. Si se abstuvo no fue por disconformidad con la norma, sino porque pretendía extenderla a «todo régimen totalitario». Es difícil echar más porquería sobre sí mismo. La obsesión del Partido Popular por separarse lo más posible de la memoria común de la derecha española es propiamente patológica. Seguramente el primer paso fue aquella idea absurda de Aznar de condenar en las Cortes el alzamiento del 18 de julio, una iniciativa que no aportaba nada al PP y, al revés, confería un aura de legitimidad histórica a sus enemigos. Desde aquel día, el PP se ha venido comportando como el delincuente rehabilitado que bajo ningún concepto quiere que se le recuerde su pasado. Es impresionante. En el hemiciclo se sientan partidos de pasado golpista (y asesino) como el PSOE, Esquerra, el PCE o Bildu, sin ir más lejos. Pero el acomplejado es el PP. Tan acomplejado como para entregarles a estos otros la herencia del abuelo, para que la quemen en una pira vengativa. Lo que dan no es pena; es algo mucho peor.


Ahora, con el fallido Año Francobeo de Sánchez, mucha gente joven ha podido conocer los aspectos más estimables del régimen de Franco: el desarrollo, la vivienda, la prosperidad, el empleo estable, la alfabetización masiva, etc. A poco que se repasen esos logros, enseguida surgen muchos de los nombres que dieron origen al PP. Éste, sin embargo, prefiere construirse una memoria ficticia, un pasado falso, y en la operación no retrocede ni siquiera ante la barbaridad de condenar delitos de opinión. Tal vez sea mejor así: esta enésima traición (¿cabe otro nombre?) viene a poner a cada cual en su lugar. Concretamente, pone al PP en el lugar de un partido que no es capaz de reconocerse en la memoria real de los españoles, en la historia material de la nación, ni siquiera en las vidas de sus propios votantes. Un partido sin alma. Tampoco merece tenerla.


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